“Aunque las inversiones extranjeras directas muestran cierto declive en todo el mundo, en África aumentaron cinco por ciento”, dijo a IPS el experto en asuntos económicos Ken Ogwang, de la Alianza del Sector Privado en Kenia (Kepsa), integrada por unas 60 empresas.
Desde 2012, Kenia viene descubriendo depósitos minerales como el yacimiento de niobio –un elemento que forma parte de las codiciadas tierras raras—, valuado en 62.400 millones de dólares.
El hallazgo en el condado de Kwale hizo de esa zona del extremo sur del país uno de los cinco principales sitios de depósitos de tierras raras, y puso a Kenia en un mercado por mucho tiempo dominado por China.
En 2012, se hallaron yacimientos de 600 millones de barriles de petróleo en el condado de Turkana, una de las regiones más pobres en el noroeste keniata.
El 15 de enero se supo de otros dos depósitos que elevan las reservas estimadas a 1.000 millones de barriles de crudo.
Pero Kenia, potencia económica del oriente africano, no es la única nación que ha hecho nuevos hallazgos minerales.
“El auge de descubrimientos mineros en países como Níger, Sierra Leona y Zambia atraerá miles de millones de inversiones extranjeras directas. Lo mismo pasará en países como Mozambique, Tanzania y Uganda por los hallazgos de petróleo”, dijo Antony Mokaya, de la Kenya Land Alliance, una red local de organizaciones no gubernamentales que promueven reformas agrarias, entrevistado por IPS.
El año pasado, tanto Uganda como Mozambique descubrieron petróleo. En 2006 se encontró el equivalente a unos 2.000 millones de barriles de crudo en el occidente de Uganda, pero el hallazgo de 2013 llevó los depósitos totales de ese país a 3.500 millones de barriles.
El primer descubrimiento de crudo en Mozambique, también en 2013, se estima en 200 millones de barriles.
Ogwang arguye que estos hechos determinarán que en breve los países africanos dominen la lista de las 15 economías de más rápido crecimiento en el mundo.
“Más países africanos –y entre ellos Kenia es un ejemplo modélico en África oriental– favorecen ahora una economía de mercado altamente competitiva y un sistema más liberal”, señaló.
“En este sistema, el mercado se rige por la oferta y la demanda, con muy pocas restricciones para los actores. (Es) un entorno favorable para los inversores extranjeros”, dijo, refiriéndose a la industria local de la telefonía celular, dominada por empresas internacionales que aprovechan políticas regulatorias laxas.
“En consecuencia, el crecimiento de este sector es fenomenal. En los primeros 11 meses de 2013, las transacciones monetarias a través de teléfonos móviles ascendieron a 19.500 millones de dólares, un monto superior al presupuesto del Estado, de 18.400 millones de dólares”, agregó.
Ogwang apunta que los países africanos fortalecen cada vez más sus asociaciones con el oriente.
Estadísticas de las Perspectivas Económicas para África muestran que China es el mayor destino de las exportaciones africanas, representando la cuarta parte de todas las ventas al exterior.
El comercio con Brasil, Rusia, India y China –que junto con Sudáfrica conforman el bloque económico conocido como BRICS– alcanza a 144.000 millones de dólares y representa ahora 36 por ciento de las exportaciones de África, mientras en 2012 llegaba apenas a nueve por ciento.
En comparación, el intercambio de África con la Unión Europea y Estados Unidos juntos totaliza 148.000 millones de dólares.
Pero Terry Mutsvanga, director de la Coalición Contra la Corrupción de Zimbabwe, advierte que, para que estos recursos enriquezcan a sus pueblos, África tendrá que controlar a sus políticos corruptos.
Según el Banco Mundial, en este continente viven algunas de las personas más pobres del mundo. Uno de cada dos africanos vive en la pobreza extrema.
“Si África no hace frente al cáncer de la corrupción política que infesta al continente y le roba los ingresos de los recursos minerales por políticos corruptos que reciben sobornos de los inversores… el continente (continuará con) los peores niveles de pobreza del mundo”, dijo Mutsvanga a IPS.
El analista económico independiente Jameson Gatawa, de Zimbabwe, dijo a IPS que “los negocios turbios en la minería de diamantes y otros minerales han alimentado la pobreza. Los ricos se están volviendo más ricos y, los pobres, más pobres”.
Sarudzai Mutavara, una viuda de 54 años que vive en medio de los yacimientos de diamantes de Marange, en el oeste de Zimbabwe, es una prueba viva.
“Aquí la riqueza de los diamantes no ayudó en modo alguno a cambiar nuestras vidas para mejor, sino para peor, pues nos hemos sumido aún más en la pobreza”, dijo Mutavara a IPS.
Zimbabwe es uno de los 10 principales productores de diamantes del mundo. Pero seis de cada 10 hogares de este país de 13 millones de habitantes son indigentes, según un informe de 2013 de la Agencia Nacional de Estadísticas.
La República Democrática del Congo es otro país rico en diamantes. Se estima que su riqueza mineral ronda los billones de dólares. Pero, según la Organización de las Naciones Unidas, alrededor de 75 por ciento de su población vive bajo la línea de pobreza.
Más de la mitad de esas personas no tienen agua potable ni atención básica a la salud. Tres de cada 10 niñas y niños están mal alimentados y hasta 20 por ciento de ellos morirán alrededor de los cinco años.
Ogwang cree que los mejores años económicos de África están por venir. Pero está por verse si la fabulosa riqueza que yace en este territorio beneficiará algún día a millones de personas como Mutavara.
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