domingo, 9 de marzo de 2014

Europa del Este desafía a Putin

Los países de Europa central y oriental que pertenecieron al bloque socialista durante más de cuatro décadas han decidido unir sus fuerzas contra Rusia en la crisis de Ucrania. Aunque existen diferencias entre los estados más hostiles a Moscú, como Polonia y las repúblicas bálticas, y los que tienen mayor afinidad cultural, como Bulgaria, los ahora miembros de la Unión Europea (UE) dan su apoyo a las sanciones, presiones y condenas llevadas a cabo por Bruselas y Washington, de común acuerdo con la OTAN, la OSCE y otros organismos internacionales. 

Las naciones que sufrieron la dominación de la URSS, ven con inquietud e indignación la política de Vladímir Putin en el conflicto ucraniano. Además, millones de ciudadanos recuerdan con amargura la denominada 'guerra del gas' entre Moscú y Kiev, que hace cinco años golpeó duramente las empresas y las economías domésticas de Europa del Este. Gobiernos y diplomacias de la región no piensan quedarse quietos ante la escalada de tensiones tras la crisis abierta en Crimea y la política expansionista del Kremlin.

El ministro de Asuntos Exteriores de Rumanía, Titus Corlatean, dejó muy claro que «la acción armada de Rusia representa una clara violación de la soberanía de Ucrania». Las autoridades de Bucarest temen que, si Putin se sale con la suya, esta victoria le pueda dar alas para agredir a otros estados como Georgia y la República de Moldavia. EE UU ya ha incrementado estos días su colaboración en materia de defensa con Polonia y las tres repúblicas bálticas (Lituania, Letonia y Estonia) que pertenecieron a la URSS porque son los más expuestos militarmente ante Rusia. Pero también porque los dirigentes de estos cuatros países son los más dispuestos a hacerle frente al Kremlin. El propio presidente, Barack Obama, que impulsó un escudo antimisiles en la región, aseguró a su homólogo en Varsovia, Bronislaw Komorowski, que Washington garantizará la seguridad. 

Rumanía es una pieza clave para la resolución pacífica de la crisis porque a pesar de su modesta económica y política es un aliado fiel de la UE y EE UU y comparte más de 650 kilómetros de frontera terrestre con Ucrania. El presidente, Traian Basescu, anunció que quiere participar en las negociaciones de los socios occidentales, y les recordó que su país es «el Estado de la UE más cercano a Crimea». 

Bulgaria también está en estado de máxima alerta. Por ese motivo, ha puesto en marcha su maquinaria diplomática y ha activado el Consejo Nacional de Seguridad. El Gobierno teme que una ruptura de Ucrania porque esta situación afectaría a los 300.000 ciudadanos de origen búlgaro que viven en este país. Chequia sigue igualmente con mucha preocupación la evolución del conflicto, pero existen diferencias políticas entre sus líderes. Mientras el presidente, Milos Zeman, se opuso a aplicar sanciones a Moscú, porque en su opinión no resuelven los problemas y citó el ejemplo de Cuba, el jefe de la diplomacia, Lubomír Zaorálek, calificó de «acto de violencia» y «agresión» la presencia militar rusa en Crimea.



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