El primer ministro,
Biniamín Netanyahu, afirmó que las manifestaciones no detendrán los
esfuerzos para deportar a los miles africanos que ingresaron ilegalmente
al país - hasta que su Gobierno logró completar la verja fronteriza con
el Sinaí en 2012-.
"Las protestas no ayudarán. Las huelgas no ayudarán", señaló el primer ministro en su página oficial de Facebook.
"Hemos parado totalmente la infiltración a Israel, y ahora estamos
determinados a sacar a los infiltrados que entraron en Israel. El año
pasado aumentamos seis veces el número de infiltrados hasta más de 2.600
y el objetivo es aumentar aún más esa cifra".
Alrededor de 60 mil africanos, principalmente de Eritrea, Etiopía y
Sudán, ingresaron a través de la frontera con Egipto, entre 2006 y 2012, tras pagar entre cientos
y miles de dólares a los traficantes beduinos por el traslado desde las
principales ciudades egipcias, hasta que el Gobierno logró completar la
verja fronteriza.
"Estos no son refugiados; sino gente que está violando la ley y sobre
los que aplicaremos todo el peso de la ley", dijo el titular del
Ejecutivo.
Los inmigrantes africanos exigen que el Gobierno, que ha creado un
centro de internación abierto en el Néguev, derogue el endurecimiento
las políticas inmigratorias les otorgue la condición de asilados
políticos para poder disfrutar de beneficios laborales completos y, en
la práctica, instalarse definitivamente en el país.
Israel no puede regresar los inmigrantes a Sudán, por tratarse de un
país enemigo, y a Eritrea por las disposiciones de las Naciones Unidas,
por tratarse de un país sometido a una represiva dictadura.
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