Por Roberto Correa Wilson*
La
Habana (PL) La cacería de africanos para obligarlos a trabajar como
esclavos en tierras lejanas abarcó la casi totalidad de las regiones del
continente: a los de la parte occidental, la mayor proveedora, los
enviaban a las colonias del llamado Nuevo Mundo. Los que provenían de
otras áreas más al este, los embarcaban hacia naciones del otro lado del
mar Rojo.
En este último caso, el tráfico se produjo esencialmente desde países
ubicados en el centro geográfico y otros pertenecientes a las zonas más
orientales del continente, como el denominado Cuerno de Africa.
Factores diferentes definen la trata de esclavos desarrollada hacia
América y el Caribe y la que se operó en dirección al Oriente próximo y
el archipiélago de Seychelles, al sureste de las costas continentales
africanas.
En el Occidente, la trata se inició en el siglo XV
con la llegada de los conquistadores portugueses, a los que siguieron
traficantes ingleses, franceses, holandeses y españoles. Todo el
territorio se convirtió en un inmenso coto de caza de hombres y mujeres
en plena capacidad física, y hubo áreas en que la población disminuyó
considerablemente.
Barcos negreros los trasladaban en inhumanas
condiciones a las colonias de América y el Caribe donde eran vendidos a
los propietarios de plantaciones. En las haciendas fueron mano de obra
barata y fundamental.
También eran destinados a trabajar en minas. En ambas labores recibían el trato cruel de los amos y sus despiadados capataces.
HACIA EL OTRO LADO
Aunque la historiografía no registra exactamente sus inicios, la trata
se extendió hasta el siglo XIX en la República Centroafricana. Los
árabes se
abastecieron de esos esclavos que realizaban en sus
países labores en pequeñas áreas agrícolas, los hombres, y las mujeres
servían como domésticas o concubinas. No existían grandes plantaciones,
como en América o en las islas caribeñas.
Los historiadores
tampoco indicaban si se trataba de un comercio similar al practicado en
occidente, no se explica la ruta seguida en este tráfico desde un país
situado en el centro de África, alejado de las costas del mar Rojo,
desde donde probablemente fueran embarcados.
Más al este, en
Sudán, el comercio de esclavos tuvo otras implicaciones. En 1820 el bajá
de Egipto, Mohamed Alí acometió la conquista de Nubia, así era conocida
la región del valle del Nilo, comprendida entre Egipto y Etiopía, donde
hoy se asienta parte del Estado sudanés.
En la segunda mitad
del siglo XIX, los sucesores del bajá establecieron centros comerciales
en el Alto Nilo, y comenzó el tráfico comercial con los europeos; el
primero de ellos, agente consular británico en Jartum, comenzó por la
compra de colmillos de elefantes para extraerles el marfil.
Los
que vinieron detrás prefirieron el tráfico de esclavos, mucho más
lucrativo, que subsistió largos años, pese a la prohibición oficial
decretada por la Corona británica en 1834 en todas sus colonias.
Sudán figuraba entre las posesiones británicas en disputa con los
egipcios, que finalmente fueron derrotados. Los colonialistas británicos
persiguieron a los traficantes, ante el desarrollo de la Revolución
industrial, favorable a los intereses de la Corona.
De esa forma culminó la trata de esclavos en esa nación, aunque la
norma real fue violada en otras regiones donde Gran Bretaña poseía
colonias.
Djibutí está situado en el extremo superior del Cuerno
Africano. En el siglo XI surgieron una serie de sultanes entre el hoy
puerto djibutense de Zeida y el Estado etíope. Esos estados se
sustentaban en una economía comercial con productos como marfil y oro.
Sin embargo, también se dedicaban a la trata de esclavos, aunque lo más
probable es que fuera un comercio limitado debido a que las relaciones
eran solamente entre ellos. Tenían creencias islámicas.
A pesar
de que la existencia de esos pequeños sultanatos no amenazaba al Estado
cristiano copto de Etiopía, el imperio etíope comenzó en el siglo XIV su
sometimiento convirtiéndolos en Estados Tributarios. En lo adelante no
hubo más referencia a la trata de esclavos en la zona. Es de
conocimiento general e histórico que en épocas lejanas emisarios de
jeques árabes cruzaban el mar Rojo para secuestrar mujeres etíopes, muy
renombradas por su belleza, para llevarlas a sus países para servir como
concubinas.
AFRICANOS Y ASIATICOS
La primera
expedición de conquista arribó a Seychelles en 1768, dirigida por Mahé
Bourdennais, fundador del imperio galo en los mares de la India, y cuyo
nombre lleva la isla principal del archipiélago.
Los franceses
se dedicaban al cultivo de las especies traídas desde las Indias tal
tráfico de esclavos africanos, los que ocuparon en el trabajo en las
plantaciones.
Los ingleses se apropiaron en 1810 de Seychelles y
la incorporaron como colonia dependiente de Isla Mauricio, también
arrebatada a Francia. El archipiélago fue administrado por un gobernador
británico, quien continuó con el comercio de esclavos desde China e
India.
Esta fuerza de trabajo esclava fue incorporada a las
tareas que realizaban los africanos traídos previamente por los
franceses y juntos sentaron los cimientos de la actual población
autóctona del Estado de Seychelles.
* Colaborador de Prensa Latina
jhb/rcw
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