jueves, 4 de julio de 2013

Africa: esclavos al este y al oeste

Por Roberto Correa Wilson*

La Habana (PL) La cacería de africanos para obligarlos a trabajar como esclavos en tierras lejanas abarcó la casi totalidad de las regiones del continente: a los de la parte occidental, la mayor proveedora, los enviaban a las colonias del llamado Nuevo Mundo. Los que provenían de otras áreas más al este, los embarcaban hacia naciones del otro lado del mar Rojo. En este último caso, el tráfico se produjo esencialmente desde países ubicados en el centro geográfico y otros pertenecientes a las zonas más orientales del continente, como el denominado Cuerno de Africa.

Factores diferentes definen la trata de esclavos desarrollada hacia América y el Caribe y la que se operó en dirección al Oriente próximo y el archipiélago de Seychelles, al sureste de las costas continentales africanas.

En el Occidente, la trata se inició en el siglo XV con la llegada de los conquistadores portugueses, a los que siguieron traficantes ingleses, franceses, holandeses y españoles. Todo el territorio se convirtió en un inmenso coto de caza de hombres y mujeres en plena capacidad física, y hubo áreas en que la población disminuyó considerablemente.

Barcos negreros los trasladaban en inhumanas condiciones a las colonias de América y el Caribe donde eran vendidos a los propietarios de plantaciones. En las haciendas fueron mano de obra barata y fundamental.

También eran destinados a trabajar en minas. En ambas labores recibían el trato cruel de los amos y sus despiadados capataces.

HACIA EL OTRO LADO

Aunque la historiografía no registra exactamente sus inicios, la trata se extendió hasta el siglo XIX en la República Centroafricana. Los árabes se

abastecieron de esos esclavos que realizaban en sus países labores en pequeñas áreas agrícolas, los hombres, y las mujeres servían como domésticas o concubinas. No existían grandes plantaciones, como en América o en las islas caribeñas.

Los historiadores tampoco indicaban si se trataba de un comercio similar al practicado en occidente, no se explica la ruta seguida en este tráfico desde un país situado en el centro de África, alejado de las costas del mar Rojo, desde donde probablemente fueran embarcados.

Más al este, en Sudán, el comercio de esclavos tuvo otras implicaciones. En 1820 el bajá de Egipto, Mohamed Alí acometió la conquista de Nubia, así era conocida la región del valle del Nilo, comprendida entre Egipto y Etiopía, donde hoy se asienta parte del Estado sudanés.

En la segunda mitad del siglo XIX, los sucesores del bajá establecieron centros comerciales en el Alto Nilo, y comenzó el tráfico comercial con los europeos; el primero de ellos, agente consular británico en Jartum, comenzó por la compra de colmillos de elefantes para extraerles el marfil.

Los que vinieron detrás prefirieron el tráfico de esclavos, mucho más lucrativo, que subsistió largos años, pese a la prohibición oficial decretada por la Corona británica en 1834 en todas sus colonias.

Sudán figuraba entre las posesiones británicas en disputa con los egipcios, que finalmente fueron derrotados. Los colonialistas británicos persiguieron a los traficantes, ante el desarrollo de la Revolución

industrial, favorable a los intereses de la Corona.

De esa forma culminó la trata de esclavos en esa nación, aunque la norma real fue violada en otras regiones donde Gran Bretaña poseía colonias.

Djibutí está situado en el extremo superior del Cuerno Africano. En el siglo XI surgieron una serie de sultanes entre el hoy puerto djibutense de Zeida y el Estado etíope. Esos estados se sustentaban en una economía comercial con productos como marfil y oro.

Sin embargo, también se dedicaban a la trata de esclavos, aunque lo más probable es que fuera un comercio limitado debido a que las relaciones eran solamente entre ellos. Tenían creencias islámicas.

A pesar de que la existencia de esos pequeños sultanatos no amenazaba al Estado cristiano copto de Etiopía, el imperio etíope comenzó en el siglo XIV su sometimiento convirtiéndolos en Estados Tributarios. En lo adelante no hubo más referencia a la trata de esclavos en la zona. Es de conocimiento general e histórico que en épocas lejanas emisarios de jeques árabes cruzaban el mar Rojo para secuestrar mujeres etíopes, muy renombradas por su belleza, para llevarlas a sus países para servir como concubinas.

AFRICANOS Y ASIATICOS

La primera expedición de conquista arribó a Seychelles en 1768, dirigida por Mahé Bourdennais, fundador del imperio galo en los mares de la India, y cuyo nombre lleva la isla principal del archipiélago.

Los franceses se dedicaban al cultivo de las especies traídas desde las Indias tal tráfico de esclavos africanos, los que ocuparon en el trabajo en las plantaciones.

Los ingleses se apropiaron en 1810 de Seychelles y la incorporaron como colonia dependiente de Isla Mauricio, también arrebatada a Francia. El archipiélago fue administrado por un gobernador británico, quien continuó con el comercio de esclavos desde China e India.

Esta fuerza de trabajo esclava fue incorporada a las tareas que realizaban los africanos traídos previamente por los franceses y juntos sentaron los cimientos de la actual población autóctona del Estado de Seychelles.

* Colaborador de Prensa Latina

jhb/rcw

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