En septiembre de 1980
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Tariq Alí y Robin Blackburn |
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Alí: Tu más reciente disco [John Lennon-Plastic Ono Band] y tus más recientes declaraciones públicas, especialmente las entrevistas en Rolling Stone, sugieren que tus puntos de vista se han vuelto más y más radicales y políticos. ¿Cuándo comenzó a ocurrir esto?
Lennon: Siempre he sido propenso a lo político, ¿sabes?, y estoy contra el statu quo.
Es lo básico cuando creces, como yo, odiando y temiendo a la policía
como un enemigo natural y desprecias al ejército como un ente que se
lleva lejos a tantos –y los abandona, muertos, en alguna parte. Es
decir, es lo básico para la clase trabajadora, pero comienza a
deslavarse cuando creces, te haces de familia y te ves tragado por el
sistema. En mi caso nunca he dejado de tener mentalidad política,
aunque la religión tendió a encubrírmela durante mis días de pasón
con ácido, en 1965 o 1966. Y esa religiosidad era el resultado directo
de toda la mierda de ser superestrellas; era una salida a mi propia
represión. Pensaba: debe haber algo más en la vida, ¿no? Esto no es
todo, ¿verdad?
Pero siempre fui propenso a lo político en cierto
sentido, ¿sabes? En los dos libros que he escrito, aunque los escribiera
en esa suerte de aparente sinsentido joyceano, siempre había críticas a
la religión, incluso tengo una obra de teatro entre un obrero y un
capitalista. Satiricé al sistema desde niño. Escribía y confeccionaba
revistas en la escuela y las repartía por ahí. Tenía mucha conciencia
de clase, siempre con una astilla en el hombro (como se dice en el
barrio), porque entendía lo que me ocurría y sabía de la represión de
clase que se nos venía. Eso era un pinche dato, que en el huracán
Beatle se me quedó fuera, y me fui mucho más allá de la realidad por un
rato.
Alí: ¿Cuál crees que haya sido la razón del éxito de la música que hacían?
Lennon: Bueno, en ese entonces se pensaba
que los obreros se habían colado a los reflectores, pero me doy cuenta
en retrospectiva que se trataba del mismo acuerdo chafa que les dieron
a los negros; era como cuando le permitieron a los negros ser
corredores, boxeadores o animadores. Esa fue la opción permitida
entonces –la salida es ser artista pop, que es exactamente lo que estoy
diciendo en la canción “Working class hero” [Héroe de la clase obrera].
Como le dije a Rolling Stone, es la misma gente la que detenta el poder, el sistema de clases no ha cambiado ni tantito.
Por supuesto, ahora hay mucha gente que se pasea
con el cabello largo y algunos de los chavos de la clase media estilera
usa ropajes bonitos. Pero nada ha cambiado, excepto que ahora nos
acicalamos un poco mientras que los mismos cabrones lo manejen todo.
Blackburn: Por supuesto, la idea de clase es algo que los grupos de rock estadunidenses todavía no cachan.
Lennon: Porque todos son de la clase
media y de la burguesía y no quieren que se note. Le tienen miedo a los
obreros, de hecho, porque los obreros parecen ser de derecha en
Estados Unidos, y se aferran a sus bienes. Pero si estos grupos de
clase media se dieran cuenta de lo que está ocurriendo, y de lo que ha
hecho el sistema de clases, podría repatriarse mucha gente y salirse de
toda esa mierda burguesa.
Alí: ¿Cuándo empezaste a romper con el papel que te impusieron por ser un Beatle?
Lennon: Aun durante la época de
intensidad Beatle intenté ir contra esto, y también George. Fuimos unas
cuantas veces a Estados Unidos y Epstein1 siempre trataba de
echarnos rollo al respecto, que no dijéramos nada acerca de Vietnam.
Así que llegó un punto en que George y yo le dijimos: “Escucha bien, la
próxima vez que nos pregunten, vamos a decir que no nos gusta la
guerra y que pensamos que deberían salirse de ella.” Y eso hicimos. En
ese entonces era algo muy radical, especialmente para los Fabulosos Cuatro. Esa fue la primera vez que tuve la oportunidad de agitar un poco mi bandera.
John Lennon y Yoko Ono, Battery Park, NYC. Foto: Iain Macmillan |
Pero tengan presente que siempre me he sentido
reprimido. Todos estábamos con tanta presión que apenas si había chance
de expresarnos, especialmente trabajando a ese ritmo, de gira todo el
tiempo, mientras nos mantenían en una especie de capullo de mitos y
sueños. Es muy difícil ser César y que todo mundo te diga lo
maravilloso que eres y te den tanta cosa rica y tantas mujeres; es muy
difícil romper con todo eso y decir, “bueno no quiero ser rey, quiero
ser real”. Así que la segunda cosa política que hice fue decir: “Los
Beatles son más grandes que Jesús.”
Eso sí que rompió el escenario. Casi me dan de
tiros en Estados Unidos por eso. Fue un gran trauma para todos los
chavos que nos seguían. Hasta entonces había una política no explícita
de no contestar ninguna cuestión delicada. Pero yo leía los periódicos,
¿sabes?, las páginas de política. La conciencia continua de lo que
estaba ocurriendo me hizo avergonzarme de no estar haciendo nada.
Estallé porque no podía seguir jugando el mismo juego nunca más, era
demasiado para mí. Por supuesto, ir a Estados Unidos me metía más
presión, sobre todo porque había guerra. De algún modo resultamos ser
un Caballo de Troya. Los Fabulosos Cuatro llegamos a la cima y
luego le cantamos a las drogas y al sexo, y luego nos metimos en ondas
más y más pesadas –ahí es donde comenzaron a abandonarnos.
Blackburn: ¿No era ésta una doble carga de lo que habían hecho desde el principio?
Ono: Siempre fueron muy directos.
Lennon: Bueno, sí, lo primero que hicimos fue proclamarle al mundo nuestra liverpulidad,
y dijimos, “está bueno venir de Liverpool y decir todo esto”. Antes,
cualquier gente de Liverpool que la hacía, como Ted Ray, Tommy Handley,
Arthur Askey, tuvieron que deshacerse de su acento para entrar a la BBC.
Sólo eran comediantes, pero eso es lo que llegaba de Liverpool antes
de nosotros. Pero nosotros nos negamos a ese juego. Después de que los
Beatles llegaran a la escena, todo mundo comenzó a hablar con acento
liverpuliano.
Alí: ¿De algún modo seguían pensando políticamente cuando criticaron la revolución?
Lennon: Ah, claro, “Revolution”. Hubo dos
versiones de esa canción pero la izquierda subterránea sólo resaltó la
que decía “pues no cuenten conmigo”. La versión original en el LP
decía “cuenten conmigo”; puse las dos porque no estaba seguro. Hubo
una tercera versión que era meramente abstracta, música “concreta”,
circuitos o “bucles” musicales,2 gente gritando. Yo pensaba
que estábamos pintando el retrato de una revolución –pero me
equivocaba, ¿saben? Y mi error fue antirrevolucionario.
En la versión que salió como disco sencillo, dije:
“Y si hablan de destrucción no cuenten conmigo.” Yo no quería que me
mataran. En realidad no sabía mucho de los maoístas, pero sabía que
parecían ser pocos en Gran Bretaña y sin embargo se pintaban de verde y
se paraban frente a la policía en espera de que los apalearan. Me
parecía que todo ello era muy poco sutil, ¿sabes? Pensaba que los
revolucionarios comunistas originales se coordinaban un poco mejor y no
lo andaban gritando de aquí para allá. Así era como me sentía: en
realidad estaba formulando una pregunta. Siendo de origen obrero estuve
siempre interesado en Rusia y en China y en todo lo relacionado con la
clase obrera, aunque estuviera jugando el juego capitalista.
En algún punto estuve tan metido en la mierda
religiosa que iba por ahí ufanándome de ser un comunista cristiano pero,
como dice Janov, la religión es locura legalizada. Fue la terapia lo
que me desnudó de todo eso y me hizo palpar mi propio dolor.
Blackburn: Ese analista al que fuiste, ¿cómo se llamaba?
Lennon: Janov.
Blackburn: Sus ideas parecen haber tenido aspectos comunes con Laing3
en cuanto a que él no pretende reconciliar a la gente con su miseria, o
adaptarlos al mundo, sino más bien buscar que enfrenten las causas.
Lennon: Bueno, su punto es que sientas el
dolor que está acumulado en tu interior desde tu niñez. Tuve que
hacerlo para acabar con todos esos mitos religiosos. En la terapia
sientes cada uno de los momentos dolorosos en tu vida. Es tormentoso.
Te ves forzado a reconocer que tu dolor, ése que te hace despertar con
miedo y con tu corazón latiendo acelerado, es realmente algo tuyo y no
el efecto de alguien en el cielo. Tiene que ver con tus padres y tu
entorno. Conforme acepté esto, todo comenzó a caer en su lugar. Esta
terapia me forzó a deshacerme de toda la mierda de Dios. Conforme
crecemos, todos debemos lidiar con demasiado dolor. Aunque lo
reprimamos, sigue ahí. La peor de las penas es no ser querido, es darte
cuenta de que tus padres no te necesitan del mismo modo que tú los
necesitas a ellos.
John y Yoko y su mensaje de Navidad y de paz al mundo aparecido en carteles en once ciudades del mundo, diciembre de 1969 |
Cuando niño experimenté momentos de no querer
ver la fealdad, de no querer ver que no era deseado. Esta falta de amor
se me metió en la mirada y me llegó al fondo del alma. Janov no sólo te
habla de esto sino que te hace sentirlo. Una vez que tú mismo te
permites sentirlo de nuevo, ya hiciste buena parte del trabajo tú solo.
Cuando te despiertas con el corazón batiendo a
toda prisa y con toda la espalda contraída, o cuando desarrollas algún
otro tipo de cruda moral, debes dejarte ir hacia el dolor y el dolor
mismo regurgita el recuerdo que originalmente ocasionó que lo
suprimieras en tu cuerpo. De este modo el dolor se encausa en el canal
correcto en vez de ser reprimido de nuevo, como cuando tomas una
píldora o un baño, diciéndote “ya pasó”. La mayoría de la gente encauza
su dolor hacia Dios o a la masturbación o a algún sueño de logros.
La terapia es como un lento viaje con ácido que
ocurre naturalmente en tu cuerpo. Es difícil hablar de ella, ¿sabes?,
porque sentir que “tú eres el dolor” suena bastante arbitrario, pero
para mí, ahora, una vez que sentí físicamente todas estas
extraordinarias represiones, el dolor tiene otro sentido. Fue como
quitarme los guantes y sentir mi propia piel por vez primera. Es jodido
decirlo, pero no creo que puedas entenderlo a menos que lo experimentes
(estoy tratando de poner algo de esto en el álbum nuevo). En todo
caso, es parte de disolver el viaje de Dios, o el viaje de la figura
paterna. Enfrentar la realidad en lugar de buscar alguna clase de
paraíso celestial.
Blackburn: ¿Piensas que la familia en general es la fuente de estas represiones?
Lennon: El mío es un caso extremo,
¿sabes? Mi papá y mi mamá rompieron y nunca vi a mi padre hasta que
tenía yo veinte años, ni vi tampoco mucho a mi madre. Pero Yoko sí tuvo
a sus padres y le fue igual.
Ono: Quizá sientes más dolor cuando tus
padres están ahí. Es como cuando tienes hambre, ¿sabes?, es peor contar
con el símbolo de una hamburguesa con queso que estar sin la
hamburguesa. No te hace nada bien, ¿sabes? Con frecuencia querría que
mi madre hubiera muerto para que al menos hubiera yo contado con alguna
compasión por parte de la gente. Pero ahí estaba: una madre
perfectamente bella.
Lennon: Y la familia de Yoko eran
japoneses clase media, pero en todos lados está la misma represión. Sin
embargo, pienso que la clase media tiene el trauma mayor si tiene
padres con pinta buena onda, todos sonrientes y muñequitos. Porque
entonces es la lucha más difícil para poder decirles: “Adiós mamita,
adiós papito.”
Alí: ¿Qué relación tiene todo esto con tu música?
Lennon: El arte es solamente una forma de
expresar el dolor. Digo, la razón por la que Yoko logra todas esas
cosas tan increíbles tiene que ver con el tipo de dolor que
experimentó.
Blackburn: Muchas de las canciones de los Beatles tenían que ver con la niñez.
Lennon: Ajá, eso era sobre todo por mí.
Blackburn: Aunque eran muy buenas, siempre había un elemento faltante.
Lennon: La realidad. Ése sería el
elemento faltante. El por qué nunca fui deseado. La única razón de mi
estrellato se debe a mi represión. Nada me habría impulsado a través de
todo aquello si yo hubiera sido “normal”.
Ono: Y feliz.
Lennon: La única razón de ir tras ese objetivo era decir: “Ahora, mami, ¿ya me quieres?”
Alí: Pero entonces tuvieron un éxito que va más allá de los sueños más locos de la gente.
Lennon: Uy, sí, Jesucristo: era la
opresión completa. Digo, tuvimos que sufrir humillación tras
humillación con las clases medias y el mundo del espectáculo y Lord
Mayor y todo eso.4 Eran condescendientes y estúpidos. Todo
mundo intentaba utilizarnos. Fue una humillación especial para mí
porque nunca he podido callarme la boca y siempre tuve que estar
borracho o empastillado para contrarrestar esta presión. Era el puro
infierno.
Ono: Lo privaba de cualquier experiencia real, ¿sabes?
Lennon: Fue muy horrible. Digo, aparte del
primer envión de logros, con el estremecimiento del primer número uno
en los discos, del primer viaje a Estados Unidos. Al principio nos
envolvían con toda suerte de adjetivos, como el de ser tan grandes como
Elvis, y avanzar en eso fue grandioso, pero obtenerlo todo fue el gran
desencanto. Me encontré con que de continuo tenía que complacer a la
clase de gente que siempre había odiado de niño. Eso comenzó a
regresarme a la realidad. Comencé a darme cuenta que todos estamos
oprimidos, y es por eso que quisiera hacer algo al respecto, aunque no
estoy seguro de cuál sea mi lugar.
Blackburn: Bueno, en cualquier
caso, la política y la cultura están conectadas, ¿no es así? Digo, en
este momento los trabajadores están reprimidos por la cultura y no
tanto por las armas.
Lennon: Los tienen dopados.
Blackburn: Y la cultura que los droga es algo que los artistas pueden recrear o romper.
Lennon: Eso es lo que intento en mis
álbumes, o en estas entrevistas. Lo que intento es influir a toda la
gente que pueda. A todos aquellos que siguen sojuzgados en el sueño les
trato de poner una gran interrogante en la frente. El sueño de los
alucinógenos se acabó, es lo que intento decirles.
Blackburn: Aun en el pasado,
¿sabes?, la gente solía utilizar las canciones de los Beatles y le
ponían letras nuevas. “Yellow Submarine”, por ejemplo. Una que los
huelguistas solían cantar comenzaba con “We all live on bread and
margarine.”5 En la Escuela de Economía de Londres, teníamos una versión que decía, “We all live in a Red LSE.”6
Lennon: Me gusta eso. Disfrutaba mucho cuando las multitudes del futbol cantaban “All together now” –esa es otra buena.7 Me gustó cuando el movimiento en Estados Unidos asumió el lema de “Give peace a chance”,8
porque esa es la razón por la que escribí esa canción, en realidad.
Esperaba que en vez de que cantaran “We shall overcome”, que data del
siglo XIX o algo así, tuvieran algo contemporáneo.9 Sentía la obligación de escribir, aun entonces, una canción que la gente pudiera cantar en el pub o en una manifestación. Por eso ahora quiero componer canciones para la revolución.
Blackburn: Tenemos solamente unas cuantas canciones revolucionarias y fueron compuestas en el siglo XIX. ¿Sabes de algo en nuestras tradiciones musicales que pueda utilizarse en las canciones revolucionarias?
Lennon: Cuando empecé, el rocanrol en sí
mismo era la revolución básica para la gente de mi edad y mi condición.
Necesitábamos algo fuerte y claro que quebrara toda esa imposibilidad
de sentir, y toda la represión que nos cayó de niños. Para empezar,
teníamos un poco de conciencia de que nos habían vuelto una imitación
de lo estadunidense. Pero buceamos en la música y nos topamos con que
Estados Unidos era un país cuya música era mitad rural, country and western (y blanca) y mitad rhythm and blues
(y negra). Casi todas las canciones venían de Europa y de África, y
ahora todas nos llegaban de regreso. Muchas de las mejores canciones de
Dylan provienen de tradiciones de Escocia, Irlanda o Inglaterra. Era
una especie de intercambio cultural. Pero debo decir que, para mí, las
canciones más interesantes eran las negras porque eran más sencillas.
Como que decían algo mientras te sacudían el culo, o el pito, lo que
fue una innovación, realmente. Y luego estaban las canciones rurales
que sobre todo expresaban el dolor de lo que vivían. No sabían
expresarse de un modo intelectual, pero con unas cuantas palabras
lograban decir todo lo que les ocurría. Y luego estaba el blues urbano y
mucho de éste se relacionaba con el sexo, y con las peleas.
Buena parte era expresión propia, pero apenas hace
algunos cuantos años se expresaron completamente con el Poder Negro,
como Edwin Starr y sus discos sobre la guerra.10 Antes de
eso, muchos cantantes negros seguían elaborando el problema de Dios.
Con frecuencia era “Dios nos salvará”. Pero trascendiendo eso, los
negros también cantan directa e inmediatamente acerca del dolor y del
sexo, y es por eso que me gusta su música.
Blackburn: Dices que el country and western
se derivó de las canciones folclóricas europeas. ¿No son estas
canciones folclóricas algo pesado y terrible, hablando siempre de
pérdidas y derrotas?
Lennon: Cuando chavos, todos nos
oponíamos a las canciones folclóricas porque eran muy de la clase
media. Nos imaginábamos a los preparatorianos con sus largas bufandas y
un vaso de cerveza en la mano cantando canciones folclóricas en lo que
le decíamos voces la-di-da –“desde el socavón de una mina en
Newcastle...” y toda esa mierda. Había pocos cantantes de folk reales, ¿sabes?, aunque algo me gustaba Dominic Behan, y alguna que otra cosa buena que podíamos escuchar en Liverpool.11
Ocasionalmente alcanzaba uno a escuchar en la radio o en la televisión
discos viejos de los obreros reales de Irlanda u otras partes: gente
que cantaba unas canciones con tal fuerza interior, que era fantástica.
Pero mucha de la música folclórica convencional la
cantaba gente con voz amanerada que intentaba mantener vivo algo viejo
y muerto. Era bastante aburrida, como el ballet: una cuestión de
minorías mantenida por un grupo minoritario. Las canciones folclóricas
de hoy son el rocanrol. Y aunque haya emanado de Estados Unidos, a fin
de cuentas eso no importa para nada porque ya escribimos nuestras
propias canciones. Y eso lo cambia todo.
Blackburn: Tu álbum más reciente, Yoko, fusiona la música moderna avant-garde
con el rock. Me gustaría compartir contigo la idea que me vino al
escucharlo. Tú integras sonidos cotidianos, como ése de un tren, a un
patrón musical. Me parece que esto exige del escucha una medida
estética de la vida cotidiana. Es insistir en que el arte no debería
estar prisionero en los museos o las galerías, ¿no es cierto?
Ono: Exacto. Quiero incitar a la gente a
que suelte la opresión que siente y le doy algo para que trabaje con
ello, para que construya a partir de ahí. Nadie debería tenerle miedo a
la creación propia –por eso hago que las cosas sean más abiertas y
propongo algo para que la gente haga– como en mi libro Grapefruit.
Noviembre de 1969. Foto: Tom Blau |
Porque básicamente hay dos tipos de personas en
el mundo: la gente que es confiada porque sabe que tiene la capacidad
para crear, y la gente que se desmoraliza, que no tiene confianza en sí
misma, porque le han remachado que no tiene ninguna habilidad creativa,
sino que debe obedecer órdenes. Al stablishment le gusta que la gente
no asuma responsabilidad alguna, que no se tenga respeto.
Blackburn: Supongo que el control de los trabajadores tiene que ver con esto.
Lennon: ¿No intentaron asumir el control
los trabajadores en Yugoslavia? Ellos se liberaron de los rusos. Me
gustaría ir allá y ver cómo funciona.
Alí: Bueno, se liberaron, e
intentaron romper con la tendencia estalinista. Pero en vez de permitir
una autogestión obrera desinhibida, le añadieron una fuerte dosis de
burocracia política. Esto tendió a sofocar la iniciativa de los
trabajadores, al tiempo de regular todo el sistema con mecanismos de
mercado que alimentaron nuevas desigualdades entre una región y otra.
Lennon: Parecería que todas las
revoluciones terminan rindiéndole culto a la personalidad. Aun los
chinos parecen necesitar una figura paterna. Supongo que esto pasará en
Cuba también, con el Che y Fidel. En un comunismo estilo
occidental tendríamos que crear una figura imaginaria, de los
trabajadores mismos, que sustituyera la figura paterna.
Blackburn: Esa idea estaría muy
bien. Que la clase obrera se volviera su propia figura heroica.
Mientras no sea una nueva ilusión reconfortante, mientras contenga un
poder obrero real. Si te manejan la vida los capitalistas o los
burócratas, hay la tentación de compensar con ilusiones.
Ono: La gente tiene que confiar en sí misma.
Alí: Ese es el punto vital. La
clase trabajadora tiene que imbuirse de un sentimiento de confianza en
sí misma. Esto no puede conseguirse sólo con propaganda. Los obreros
deben movilizarse, tomar sus propias fábricas y decirle a los patrones
que se larguen. Eso es lo que comenzó a ocurrir en el Mayo del ‘68 en
Francia. Los obreros comenzaron a palpar su propia fuerza.
Lennon: Pero el Partido Comunista no estaba a gusto, ¿o sí?
Blackburn: No. No lo estaba. Con
diez millones de obreros en huelga, habrían podido transformar una de
esas enormes manifestaciones que ocurrieron en el centro de París en
una ocupación masiva de todas las instalaciones y edificios
gubernamentales y reemplazar a De Gaulle con una institucionalidad
nueva, un poder popular como la Comuna o los Soviets originales. Pero
el Partido Comunista francés tuvo miedo de esto. Prefirieron la
negociación en la cúpula en vez de animar a los obreros a que tomaran
sus propias iniciativas.
Lennon: Pero hay un problema en todo esto,
¿sabes? Las revoluciones han ocurrido cuando un Fidel o un Marx o
Lenin o quien sea, algún intelectual, ha podido conectar con los
obreros. Al reunirse un buen puñado de gente los trabajadores
entendieron que estaban bajo un régimen represivo. Pero aquí no han
despertado del todo, siguen pensando que los automóviles y las teles
son la respuesta. Todos estos estudiantes de izquierda deberían hablar
con los obreros, deberían ustedes involucrar a los estudiantes en su
revista, The Red Mole.12
Alí: Tienes mucha razón, hemos
tratado de hacer esto y deberíamos hacer mucho más. La Ley de
Relaciones Industriales que el gobierno quiere introducir está haciendo
que más y más trabajadores cobren conciencia.13
Lennon: No creo que el proyecto de ley
funcione. No creo que puedan ponerla en práctica. No pienso que los
obreros vayan a cooperar con ella. Pensaba que el gobierno de Wilson era
decepcionante, pero la banda de Heath es peor.14 La
resistencia es golpeada, los militantes negros no pueden vivir en sus
propias casas ahora, y el gobierno le vende más armas a los
sudafricanos. Como dijera Richard Neville: “Puede haber una pulgada
entre Wilson y Heath, pero es en esa pulgada que podemos vivir.”15
Alí: Yo no sé nada de eso. El
Partido Laborista trajo consigo políticas de inmigración racistas,
apoyó la Guerra de Vietnam y buscaba aprobar nuevas legislaciones
contra los sindicatos.
Blackburn: Puede ser cierto que
vivimos en la pulgada de la diferencia entre los partidos laborista y
conservador, pero esto ocurre porque hemos sido incapaces de cambiar
nada. Si ahora Heath nos empuja fuera de la pulgada en cuestión, nos
está haciendo un favor sin haberlo buscado.
Lennon: Sí, también lo he pensado. Nos
está arrinconando en un sitio desde donde nos damos cuenta de lo que se
le viene a otras personas. Sigo leyendo el Morning Star16 para ver si hay alguna esperanza, pero pareciera que estamos en el siglo XIX.
Todo lo escrito ahí parece dirigido a liberales de edad madura que se
quedaron fuera de la jugada. Deberíamos buscar llegarle a los obreros
jóvenes porque son más idealistas y son los que menos miedo tienen.
John Lennon y Yoko Ono durante la filmación de un video para promover su álbum Double Fantasy, Nueva York, 26 de noviembre de 1980. Foto: Allan Tannenbaum |
De algún modo, los revolucionarios deben
acercarse a los trabajadores, porque los obreros no van a acercarse a
ellos. Pero es difícil saber dónde comenzar. Todos tenemos puesto el
dedo en el agujero del dique. El problema para mí es que conforme me
volví más real, terminé aislado de la gente de clase trabajadora.
¿Sabes?, a ellos lo que les gusta es Engelbert Humperdinck.17
Son los estudiantes los que compran nuestra música, ahora, y ese es el
problema. Hoy que los Beatles somos cuatro personas aparte, no tenemos
el impacto que tuvimos cuando estábamos juntos.
Blackburn: Ahora hay que nadar contra la corriente de la sociedad burguesa, lo cual es mucho más difícil.
Lennon: Sí. Son dueños de todos los
periódicos y controlan toda la distribución y promoción. Cuando
surgimos como Beatles sólo estaban los sellos Decca, Philips y EMI
para producirte alguna grabación. Tenías que nadar por entre toda la
burocracia para llegar al estudio de grabación. Estabas en una posición
tan endeble que no tenías más de doce horas para hacer un álbum
completo. Así le hacíamos en los primeros días. Aun ahora es un poco
así. Si eres un artista desconocido tendrás mucha suerte si te dan una
hora de estudio. Hay una jerarquía, y si no cuentas con éxitos, ya ni
te vuelven a grabar. Y controlan la distribución. Con Apple18 intentamos cambiar esto, pero no pudimos. Siguen controlando todo. emi mató nuestro álbum Two Virgins
porque no le gustó. Con la última grabación censuraron las letras de
las canciones en la funda del disco. Qué pinches ridículos e
hipócritas son. Me permiten cantarlas pero no se atreven a dejarte
leerlas. Es de locos.
Blackburn: Aunque ahora llegues a menos gente, tal vez el efecto sea más concentrado.
Lennon: Sí. Pienso que tal vez es cierto.
Para empezar, la gente de clase trabajadora reaccionó contra nuestra
apertura con el sexo. Se asustan de la desnudez, están reprimidos en
eso como mucha otra gente. Tal vez piensan: “Paul es un buen muchacho
que no anda armando escándalo.” Igual, cuando nos casamos Yoko y yo,
recibimos unas cartas racistas, horribles, ¿sabes?, advirtiéndome que
Yoko me iba a degollar. Esas llegaron sobre todo de gente del ejército,
oficiales, que vivían en Aldershot.19
Ahora los obreros son más amigables con nosotros,
quizá esto está cambiando. Me parece que los estudiantes comienzan a
despertar lo suficiente como para intentar alertar a sus hermanos
trabajadores. Si no rebasas tu propia conciencia, ésta se cierra de
nuevo. Es por eso que la necesidad básica para los estudiantes es
juntarse con los obreros y convencerlos de que no están diciendo
burradas. Y por supuesto es difícil saber lo que realmente piensan los
obreros, porque la prensa capitalista sólo cita a las celebridades como
Vic Feather, de todos modos.20
Así que lo que queda es hablar con ellos en
directo, sobre todo con los obreros jóvenes. Necesitamos comenzar con
ellos porque saben que todo está en su contra. Por eso en mi álbum
hablo de la escuela. Me gustaría incitar a la gente a que rompa los
marcos de referencia, a que desobedezca en la escuela, a que abra la
boca, a que siga insultando a la autoridad.
Ono: Tenemos suerte, de verdad, porque
podemos crear nuestra propia realidad, John y yo, pero sabemos lo
importante que es comunicarnos con otros.
Lennon: Mientras más enfrentamos la
realidad, más nos damos cuenta de que lo irreal es el programa central
que rige los días. Mientras más reales nos volvemos, más abusos
sufrimos, lo que en cierta forma nos radicaliza. Como cuando te
arrinconan. Pero sería mejor que fuéramos más.
Ono: No deberíamos ser convencionales en el modo en que nos comunicamos con la gente, especialmente en el stablishment.
Debemos sorprender a la gente diciendo cosas nuevas, de un modo
completamente nuevo. Una comunicación así nos puede dar un poder
fantástico, siempre y cuando no hagas solamente lo que la gente espera
que hagas.
Blackburn: La comunicación es
básica para levantar un movimiento, pero a final de cuentas se vuelve
ineficaz a menos que una fuerza popular se desarrolle.
Ono: Me pongo muy triste cuando pienso en
Vietnam, donde no parece haber más alternativa que la violencia. Esta
violencia viene de siglos y se perpetúa a sí misma. En la época actual,
cuando las comunicaciones son tan rápidas, debemos crear una tradición
diferente; las tradiciones se crean todos los días. Cinco años de
ahora son como cien años de antes. Estamos viviendo en una sociedad que
no tiene historia. No hay precedentes para esta clase de sociedad, así
que podemos romper los viejos modelos.
Alí: Ninguna clase dominante en la
historia entera de la humanidad ha renunciado al poder
voluntariamente, y no veo que esto esté cambiando.
Ono: Pero la violencia no es solamente
algo conceptual, ¿sabes? Vi un programa acerca de un muchacho que
regresaba de Vietnam. Había perdido su cuerpo de la cintura para abajo.
Era un fardo de carne y, sin embargo, decía: “Bueno, pienso que fue
una buena experiencia.”
Lennon: El muchacho no quería enfrentar la verdad, no quería reconocer que todo había sido un desperdicio.
Ono: Pero piensen en la violencia, qué tal que le pasara a uno de sus hijos.
Blackburn: Pero, Yoko, la gente
que lucha contra la opresión se ve atacada por aquellos que tienen sus
intereses comprometidos con que nada cambie. Aquellos que buscan
proteger su poder y su riqueza. Piensen en la gente de Bogside y Falls
Road en Irlanda del Norte.21 Fueron atacados sin
misericordia por las fuerzas especiales de la policía por comenzar a
manifestarse en defensa de sus derechos. Una noche de agosto de 1969,
siete personas fueron asesinadas a tiros y miles fueron expulsadas de
sus hogares. ¿Acaso no tienen derecho a defenderse?
Ono: Es por eso que pienso que tienes que salirle al paso a estos problemas antes de que ocurran situaciones así.
Lennon: Si, pero ¿qué haces si algo así ocurre, qué haces?
Blackburn: La violencia popular contra sus opresores siempre está justificada. Es inevitable.
Ono: Pero en cierta forma, la nueva música mostró que las cosas pueden cambiarse mediante nuevos canales de comunicación.
Lennon: Sí, pero como dije, nada cambió en realidad.
Ono: Bueno, algo ha cambiado y fue para mejorar. Lo único que digo es que tal vez podamos hacer la revolución sin violencia.
Lennon: Pero no puedes tomar el poder sin luchar.
Alí: Ese es el punto crucial.
Lennon: Porque, cuando nos vamos a los
aspectos prácticos, al fondo del asunto, no van a dejar que la gente
tenga poder alguno. Les otorgan todos los derechos para hacer
representaciones y bailes en frente de ellos, pero no les van a dar
ningún poder real.
Ono: El caso es que, aun después de la revolución, si la gente no tiene confianza entre sí, siempre se meterá en nuevos problemas.
Lennon: Tras una revolución tienes el
problema de que las cosas sigan fluyendo, y discernir todos los
diversos puntos de vista. Es bastante natural que los revolucionarios
busquen tener diferentes soluciones, y que se dividan en diferentes
grupos para luego emprender las reformas –esa es la dialéctica, ¿no es
cierto?– pero al mismo tiempo tienen que estar unidos contra el enemigo
para solidificar un nuevo orden. Yo no sé cuál sea la respuesta.
Obviamente Mao está consciente de este problema y deja que ruede la
bola.
Blackburn: El peligro es que una
vez que se crea un Estado revolucionario, tiende a formarse una nueva
burocracia conservadora a su alrededor. El peligro tiende a
incrementarse si la revolución queda aislada por el imperialismo y hay
escasez material.
Lennon: Una vez asumido el nuevo poder tiene que establecer un nuevo statu quo, justo para que sigan funcionando las fábricas y el transporte.
Blackburn: Sí, pero una burocracia
represiva no necesariamente maneja las fábricas o el transporte mejor
que lo que podrían hacerlo los trabajadores organizados en un sistema
de democracia revolucionaria.
Lennon: Sí, pero todos tenemos dentro de
nosotros instintos burgueses, y nos cansamos y necesitamos relajarnos
un poco. ¿Cómo haces para que todo siga andando y mantengas el fervor
revolucionario tras haber conseguido lo que buscabas? Por supuesto, Mao
lo ha logrado en China, pero qué ocurrirá cuando Mao se vaya. También
él promueve el culto a la personalidad. Tal vez sea eso necesario.
Como ya dije, todos parecen necesitar una figura paterna. He estado
leyendo el libro Khrushchev Remembers22. Entiendo
que Khrushchev es un tanto un muchacho él mismo, pero me parecía que
pensaba que era malo hacer una religión de un individuo; eso no parecía
ser parte de la básica idea comunista. Pero la gente es la gente, esa
es la dificultad. Si consiguiéramos Gran Bretaña, tendríamos el trabajo
de limpiar la burguesía y mantener a la gente en un estado mental
revolucionario.
Blackburn: En Gran Bretaña, a
menos que podamos crear un nuevo poder popular –y ahí eso significaría
básicamente un poder de los trabajadores, realmente controlado por la
gente y que responda a la gente– no podremos hacer la revolución. Para
nada. Sólo un poder muy enraizado en los trabajadores podrá destruir el
Estado burgués.
Ono: Es por eso que será diferente cuando una generación más joven nos reemplace.
Lennon: Pienso que no se necesita mucho
para que los jóvenes aquí se echen a andar. Primero tenemos que darles
margen para que se vayan contra los consejos locales o para que
destruyan las autoridades escolares, como los estudiantes que quiebran
la represión en las universidades. Ya está ocurriendo, aunque la gente
tendría que juntarse más. Y las mujeres son muy importantes, también. No
podemos tener una revolución que no involucre y libere a las mujeres.
Es tan sutil la forma en que te enseñan la superioridad masculina. Me
llevó bastante tiempo darme cuenta de que mi masculinidad le cortaba
ciertas áreas a Yoko. Ella es una liberacionista de hueso colorado y
fue muy veloz en mostrarme dónde y cuándo me iba chueco, aun cuando me
parecía que actuaba naturalmente. Es por eso que siempre me interesa
cómo tratan a las mujeres las personas que presumen de radicales.
Blackburn: Siempre ha habido
cuando menos tanto machismo en la izquierda como en cualquier otra
parte –aunque el surgimiento de la liberación femenina nos está
ayudando a discernir el asunto mucho más a fondo.
Lennon: Es ridículo. Cómo puede alguien hablar de un poder para el pueblo sin reconocer que la gente es los dos sexos.
Ono: No puedes amar a alguien a menos que
estés en una posición igual que quien amas. Y muchas mujeres se
enganchan con hombres por miedo o inseguridad, y eso no es amor.
Básicamente eso es por lo que las mujeres odian a los hombres.
Lennon: Y viceversa.
Ono: Así que si tienes a una esclava en
la casa, ¿cómo puedes esperar hacer una revolución fuera? El problema
para las mujeres es que si intentamos liberarnos, naturalmente entonces
nos volvemos solitarias, porque muchas mujeres están deseosas de
volverse esclavas, y es común que los hombres las prefieran a ellas.
Así que tienes que arriesgar: ¿Voy a perder a mi hombre? Es muy triste.
Lennon: Por supuesto, Yoko estaba ya en la
liberación desde antes de conocerla. Ella ha estado luchando en el
mundo del hombre. El mundo del arte está dominado completamente por
hombres. Así que bullía de ánimo revolucionario cuando nos conocimos.
Nunca hubo ninguna duda al respecto: teníamos que tener una relación
50-50 o no habría relación. Y fui rápido en aprender. Ella escribió un
artículo en la revista Nova hace más de dos años, donde decía: “Las mujeres son los negros del mundo.”
Blackburn: Por supuesto todos
vivimos en un país imperialista que explota al Tercer Mundo, y aun
nuestra cultura está implicada en esto. Hubo un tiempo en que la música
Beatle era enchufada a la Voz de América.23
Lennon: Los rusos tomaban este asunto como que éramos unos robots del capitalismo, lo cual supongo que éramos.
Blackburn: Los rusos eran bastante estúpidos por no ver que eran bastante diferentes.
Ono: Hay que reconocerlo. Los Beatles eran música folclórica del siglo XX en el marco del capitalismo; no podían hacer algo diferente si querían comunicarse dentro de ese marco.
Blackburn: Trabajaba yo en Cuba cuando se publicó Sargento Pimienta y esa fue la primera vez que comenzaron a tocar rock por la radio.
Lennon: Confío en que se den cuenta que
el rocanrol no es lo mismo que la Coca Cola. Conforme vamos más allá
del sueño esto debería ser más fácil: por eso ahora quiero hacer
aseveraciones pesadas e intento sacudirme la imagen que le fabricaron a
las adolescentes de calcetín blanco. Quisiera llegarle certero a la
gente correcta, y que lo que yo tenga que decir sea simple y directo.
Blackburn: Para empezar, tu álbum más reciente suena muy simple, pero las letras, el tempo
y la melodía se van armando hasta lograr una complejidad de la que
sólo se da uno cuenta gradualmente. Como en el corte “My mummy’s dead”,
que hace un eco con la canción “Three blind mice”, y que aborda los
traumas de la niñez.
Lennon: La tonada logra eso. Era una
especie de sentimiento, casi como en los haikús. El haikú en Japón es
fantástico. Es obvio que si uno se libera de toda una sección de
ilusiones en tu mente, te quedas con una gran precisión. Yoko me ha
mostrado algunos de estos haikús en el original. La diferencia entre
ellos y Longfellow es inmensa. En vez de un largo poema florido, el
haikú diría: “una flor amarilla, en un tazón blanco sobre la mesa de
madera”. Eso te da un retrato completo, realmente.
Alí: ¿Cómo piensas que podamos destruir el sistema capitalista aquí en Gran Bretaña, John?
Lennon: Pienso que la única forma es que
quienes trabajan entiendan bien la posición tan realmente infeliz en
que se encuentran, que puedan romper el sueño que los rodea. Muchos
piensan que viven en un maravilloso país donde se puede hablar
libremente. Con tener automóviles y teles no piensan que hay algo más
en la vida. Están dispuestos a dejar que los patrones los manejen, y a
que la escuela joda a sus hijos. Están soñando el sueño de alguien
más. No es su propio sueño. Deberían darse cuenta de que los negros y
los irlandeses son perseguidos y reprimidos y que ellos serán los
siguientes. Cuando se den cuenta de ello, realmente comenzarán a hacer
algo. Los trabajadores deben asumir las riendas. Como dijera Marx: “A
cada quien según su necesidad.” Pienso que podemos comenzar por ahí.
Pero tendríamos que infiltrar al ejército también, porque ahora los
entrenan muy bien para matarnos a todos.
Debemos comenzar con esto desde donde cada uno de
nosotros es oprimido. Pienso que cuando tu necesidad es enorme, es
falso, superficial, darles a otros. La idea no es reconfortar a la
gente. No se trata de hacerlos sentir bien sino hacerlos sentir peor,
poniéndoles enfrente, constantemente, todas las degradaciones y
humillaciones que sufren para conseguir lo que ellos llaman un salario
que les permita subsistir.
Tariq Alí es autor de Street Fighting Years, Verso, 2005 y de
Speaking of Empires and Resistance, Daanish Books, 2006, con David Barsamian.
Speaking of Empires and Resistance, Daanish Books, 2006, con David Barsamian.
Robin Blackburn es colaborador frecuente de CounterPunch, fue editor de The New Left Review y es autor de la excelente historia del comercio de esclavos The Making of New World Slavery, Verso, 1998 y de Banking on Death: the Future of Pensions, Verso, 2003.
Copyright Tariq Alí
Traducción de Ramón Vera Herrera
NOTAS
1 Brian Epstein, representante y manejador de los Beatles entre 1963 y 1967, año en que falleció.
2 Conocidos como loops en el argot musical
mundial.
3 R.D. Laing, psiquiatra escocés, promotor
de la antipsiquiatría y asociado con la Nueva Izquierda en los sesenta.
4 El desfile de Lord Mayor en Londres es un evento anual que data de 1215. Es una de las tradiciones locales de la monarquía
británica, para reavivar la lealtad hacia la corona.
5 La rima no se sostiene en castellano. Cantaban: “Todos vivimos de pan y margarina.”
6 “Todos vivimos en una Escuela roja de Economía de Londres.”
7 “Ahora todos juntos.”
8 “Hay que darle oportunidad a la paz.”
9 “Prevaleceremos.”
10 Cantante nacido en 1942, parte del dueto los
Future Tones. Su gran éxito fue la canción “War”, contra la guerra de
Vietnam, en 1970, que sigue siendo un himno entre las nuevas
generaciones negras en Estados Unidos, aunque no fue ésta su única
alusión a la guerra.
11 Behan, nacido en 1928, fue un cantante
irlandés, hijo de Stephen Behan –el famoso
activista del Ejército Republicano Irlandés. Dominic estuvo preso en
1952 por una campaña de desobediencia civil contra el gobierno británico
y sus canciones
influyeron en toda una generación de músicos y poetas.
12 El Topo Rojo. Boletín publicado por el grupo trotskista conocido en Gran Bretaña
como International Marxist Group, que intentaba abrirle ventanas a la izquierda.
Su influencia fue fuerte a principios
de la década de los setenta donde se conectaron con iniciativas como el Tribunal
Russell y la Campaña de Solidaridad con Vietnam.
13 Esta ley conocida en inglés como Industrial
Relations Act 1971, del parlamento del Reino Unido, fue muy
controvertida porque impulsaba propuestas derivadas de un manifiesto del
partido conservador, entonces en el poder. Hubo protestas masivas
por parte de una amplia coalición conocida como el Congreso de
Sindicatos (Trade Union Congress o TUC). La ley fue aprobada por la
reina y no fue echada abajo
sino hasta 1974, cuando retornó al poder el Partido Laborista.
14 Edward Heath, del Partido Conservador,
fue Primer Ministro de Gran Bretaña
tras ganar las elecciones de 1970, sucediendo
en el poder a Harold Wilson.
15 Controvertido escritor australiano, fundador de la revista Oz, enjuiciado por publicar “obscenidades” en un célebre juicio
en 1971 en el Reino Unido.
16 Fundado en 1930, con el nombre de Daily Worker, era un tabloide de izquierda asociada al partido comunista. Su nombre cambió a The Morning Star desde 1966.
17 Baladista anglo-indio, nacido en Madrás
y criado en Leicester, Gran Bretaña. Su nombre real era Arnold
Dorsey. Su estilo
fue vena comercial para públicos fáciles.
Muy popular en los sesenta y setenta, en los centros nocturnos, sus
éxitos fueron arrasadores, al punto de robarle a los Beatles
el primer lugar de popularidad con su versión de “Release me”, en
1967.
18 Apple Records es la compañía de discos que fundaron los cuatro Beatles en 1968. No confundir con la compañía de computadoras.
19 Aldershot, Hampshire, en Gran Bretaña,
está reputado como el “hogar del ejército
británico”.
20 Vic Feather fue el secretario general del TUC
(el Congreso de Sindicatos) entre 1969 y 1973), que combatió la Ley de
Relaciones
Industriales al grito de “Kill the Bill” (matemos la propuesta de
ley).
21 Bogside es un vecindario en Derry, fuera de las
murallas de la ciudad, donde en 1969 hubo un amotinamiento comunitario
enorme, y Falls Road es un vecindario
en Belfast donde los partidarios del gobierno de Gran Bretaña
incendiaron, también en agosto de 1969, muchas de las calles del barrio.
22 Nikita Khrushchev, Khrushchev Remembers.
Con introducción, comentario y notas de Edward Crankshaw. Traducido y
editado por Strobe Talbott. Little, Brown and Company, Boston, 1970,
pp. 639.
23 La radiodifusora oficial del gobierno federal estadunidense.
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