Ricardo Jiménez
Sociólogo por la Universidad de Chile,
consultor de redes internacionales especializadas en migraciones y de
organizaciones de migrantes. Grito de los/as Excluidos/as. Minga
Informativa
Adital
Es sepulcral el silencio que los monopolios mediáticos limeños han
puesto sobre los recientes resultados electorales de las elecciones municipales
en Chile. Veamos por qué.
En primer lugar, su resultado más estructural. Se trata de la primera
elección desde el retorno a la democracia post dictadura militar hace más de 20
años en que el voto es voluntario, y ha quedado en evidencia el absoluto
desencanto de la mayoría de ciudadanos, el 60% que se abstuvo de votar, hacia
un sistema político heredado de esa dictadura y destinado a ser el autoritario
resguardo del orden económico neoliberal.
Esencialmente, la mayoría de chilenos y chilenas siente que su voto no
tiene importancia real porque ningún actor político electoral soluciona nunca
los problemas que lo aquejan, carencias de salud, educación, empleo, seguridad.
Y porque las políticas que importan, de institucionalidad económica y política,
ya han sido decididas por otros y no existe la oportunidad de cambiarlas, no
importa quién gane o pierda las elecciones, lo fundamental es inamovible. Chile
es un país que crece y es "exitoso” económicamente, pero nunca hay recursos del
estado para salud, educación, empleo, seguridad. La injusticia es sinónimo de
responsabilidad en el manejo económico. Y el sistema político está hecho para
rebajar la democracia a puros formalismos que no cuestionan este dogma
fundamental. ¿Alguna coincidencia con Perú? Y vale recordar que el presupuesto
público de Chile es el doble que el de Perú aunque tiene sólo la mitad de
población.
El reciente resultado deja objetivamente a la legitimidad de la
Constitución (heredada de la dictadura de Pinochet), de las organizaciones
políticas, de sus prácticas y discursos, en grave entredicho y apenas con un
endeble mínimo de legitimidad. Su permanencia depende más de que este
desencanto ciudadano no logre transformarse en propuesta activa capaz de
imponer un proceso de refundación constituyente, de manera que se sostenga por
inercia e indiferencia, que de cualquier fuerza propia del propio gastado
sistema.
En segundo lugar, su resultado más inmediato. En buenas cuentas, el
gobierno de la derecha neo-pinochetista, representado por el Presidente Piñera,
queda literalmente como un cadáver insepulto, derrotado en toda la línea, y
casi sin posibilidades de re elección de ese sector en las próximas
presidenciales, a menos que ocurra un milagro. El movimiento estudiantil, motor
de un amplio movimiento de descontentos ciudadanos, ya sabemos ahora de manera
medible con el frío acero de las cifras, le propinó un golpe de muerte.
Aquí también la continuidad neoliberal depende más de la incapacidad de
otros que de cualquier maniobra posible de los sectores que la propugnan. Es
decir, de que los sectores de oposición, los viejos y los nuevos, triunfantes
relativos de las urnas, aunque también afectados por el desencanto general, se
muestren irresponsables y mantengan su incapacidad de articularse, de manera
que el desencanto sostenga por ausencia de alternativa viable, por indiferencia
y pasividad, el ahora golpeado proyecto neoliberal chileno.
En Perú, la vieja táctica de los socios neoliberales de Piñera, que van
desde el actual gobierno a los fujimoristas del Diario La Razón, es distraer la
atención de la gente de estos agoreros resultados, poniendo el foco sobre la
cuestión del diferendo limítrofe marítimo binacional en La Haya. La llamada
"política de cuerdas separadas”, hacer declaraciones de patrioterismo
chapucero, por ejemplo, denunciando la demencial carrera armamentista chilena,
y ocultar que esa carrera se financia en buena parte por las concesiones
económicas y políticas insoberanas que ellos mismos le brindan y celebran a los
capitales y la élite chilenos.
¿Cómo mantener el discurso ultra neoliberal del ministro Castilla,
cuando en Europa misma se imponen impuestos a los grandes negocios financieros,
y ahora encima los mentores chilenos se desploman electoralmente?
Bueno, pues, silencio.
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