Políticas sociales, generación de empleo y distribución de la renta sacaron a casi nueve millones de venezolanos de la pobreza
Por Marina Terra
Rabin Azuaje está a punto de cumplir setenta años, pero su andar sigue siendo vigoroso. Mientras sube y baja las callejuelas del barrio 23 de Enero, el veterano profesor de teatro recuerda los años anteriores a la llegada del presidente Hugo Chávez al poder. "Acá era una especie de zona experimental para la represión de gobiernos como el de Carlos Andrés Pérez (1974-1979; 1989–1993) y Rafael Caldera (1969-1974; 1994–1999)”, cuenta Azuaje, militante comunista desde los doce años de edad. "Todo tipo de armamento era probado en nuestra contra”.
El profesor de teatro Rabin Azuaje, antigo morador del 23 de Enero, cuentanos
como era el país antes de la llegada de Chávez. Foto: Opera Mundi
El 23 de Enero, como las demás comunidades pobres de Caracas, eran bastiones de resistencia contra las gestiones de los partidos tradicionales AD y Copei. "El pobre nunca tuvo voz. Todos podían votar, pero nuestras necesidades nunca fueron atendidas”, resalta Azuaje. "Con Chávez, por primera vez un presidente mandó a construir casas para los ciudadanos más carenciados. Empezamos a darnos cuenta de que, con él, pasábamos a ser la mayoría y nuestros intereses deberían comandar el país”.
La percepción de Azuaje está reflejada en los datos del INE, Instituto Nacional de Estadística del país. Hasta 1998, el 50,8% de la población era considerada pobre y el 20,3% extremadamente pobre. Tras doce años, estos índices cayeron al 31,9% y el 8,6%, respectivamente. Siendo más específicos: el 71,1% de los habitantes eran pobres o miserables al inicio de la actual administración, y el 43% de este sector pudo ascender un nivel. Más de un 30% de la población cambió de estrato social. No es poco.
Un estudio reciente de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) mostró que, actualmente, Venezuela tiene la menor desigualdad social de América Latina. El país tiene un coeficiente Gini de 0,394 – cuanto más próximo al cero, es menor la desigualdad. La herencia dejada por los gobiernos conservadores anteriores a Chávez era bastante peor: un índice de 0,487.
Fuente: Opera Mundi
Uno de los instrumentos más importantes para promover la redistribución de la renta fue el aumento del sueldo mínimo. Cuando Chávez ganó las elecciones de 1998, este salario equivalía a 182 dólares. Llegará a casi 480 dólares en septiembre de 2012. Sumado al bono de alimentación, derecho de todo asalariado, el monto bordeará los 700 dólares – el mayor de América Latina, según la OIT (Organización Mundial del Trabajo), seguido por Argentina (530 dólares) y ocho puestos arriba de Brasil (350 dólares), que figura en noveno lugar.
Otro componente importante del repertorio chavista en el mundo laboral ha sido la fuerte reducción del desempleo. La cifra se situaba en un 14,5% durante la transición del poder, en febrero de 1999. En la crisis política de 2002-2003, cuando la oposición intentó promover un golpe cívico-militar y paralizó la economía del país a través de un lockout, casi el 20% de los venezolanos se quedaron sin trabajo. En los últimos meses, a pesar de la crisis mundial, este índice de desempleo se encuentra en un 7,5%. Y entre los empleados, el 56% está en blanco (contratados), contra un 49% en 1998.
Para comprender las razones económicas y sociales de la devoción de los más pobres a Chávez, además de la generación de renta y empleo, también hay que tener en cuenta el impetuoso crecimiento de las inversiones en programas sociales. En los doce años anteriores a su gobierno, este monto sumó 73,5 mil millones de dólares, aumentando a 468,6 mil millones de dólares entre 1999 y 2011.
Adoración
En Caracas, no es atípico observar banderas y carteles con el rostro del "Comandante”, todos en el color que identifica a los chavistas: el rojo. En el centro de la capital, hay diversas tiendas que comercializan broches, remeras, tazas e incluso muñecos de plástico del presidente, que repiten discursos y trechos de canciones que el propio Chávez entona.
Las provocaciones a los "escuálidos”, como llama Chávez a los opositores, son celebradas y reproducidas por sus seguidores. Un ejemplo de esto fue cuando el candidato a las elecciones presidenciales por la MUD (Mesa de Unidad Democrática), Henrique Capriles, hizo una caminata, en junio, por La Guaira, estado de Vargas. Al llegar a la casa de una moradora de la ciudad, fue recibido con un regalo: ella tenía un cuadro de Hugo Chávez en las manos. "Acá somos todos rojos, rojitos”, dijo la chavista ante las cámaras, para incomodidad del candidato azul.
Reproducción
La historia de Alex
A decenas de kilómetros, en una sala del tercer piso de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), el profesor Alex Valbuena, 54 años, da una clase sobre "Doña Bárbara”, célebre romance de Gallegos, ex presidente venezolano. La historia, publicada en 1929, opone a la civilización y la aspereza del campo. Habla de las personas que son víctimas del destino, pero que a la vez, permanecen fuertes y corajudas. "Habla de Venezuela”, resume el profesor.
Foto: Opera Mundi
Valbuena explica que eligió profundizar en el estudio de la obra, tras aprender a leer y escribir, hace ocho años. En la época, trabajaba como vigilante del edificio en donde vivió durante años Gallegos, en el barrio de Altamira – uno de los más pudientes de la capital venezolana. "Un mundo nuevo se abrió cuando pude descifrar aquellas letras”, dice. "Si no fuera por las misiones de alfabetización, tal vez yo todavía estaría haciendo mis jornadas nocturnas”.
Las misiones sociales comenzaron en 2003 y son la base de sustentación del gobierno de Chávez. Los programas mencionados por Valbuena tuvieron eficacia comprobada por organismos internacionales y Venezuela fue considerada como "territorio libre del analfabetismo” en 2006. En 2003, el país tenía 1,6 millones de analfabetos – todos aprendieron a leer y escribir en dos años. Entre los primeros alfabetizados en la Misión Robinson, un 65% entró también en la Misión Robinson II, según el gobierno.
Valbuena deposita en Chávez la responsabilidad por esa transformación. Así como él, millones de otros venezolanos que progresaron a lo largo de los 14 años de administración chavista votan por la continuidad del proyecto. "Él me dio lo básico, lo que ningún otro gobierno ni siquiera trató de hacer. ¿Por qué votaría en otro?”, cuestiona el profesor, que actualmente cursa una maestría en Letras.
[Traducción: Luciana Taddeo]
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