París.- Francia puso fin el sábado a las campañas para el crucial balotaje que se espera corone a Francois Hollande como el primer líder socialista del país en 20 años, pese a que sondeos mostraron que el presidente Nicolas Sarkozy había recuperado algo de terreno en la contienda.
Las elecciones del domingo, que coinciden con los comicios parlamentarios de Grecia, podrían ser decisivas para la dirección que tomará Europa. Hollande prometió intentar mitigar las medidas de austeridad impulsadas por Alemania en el continente, y reorientar a la zona euro hacia el crecimiento.
Sarkozy, que se convirtió en el primer presidente galo en funciones de la época moderna en salir segundo en elecciones en primera ronda, debe superar la altas tasas de desaprobación provocadas por su áspero estilo personal.
Si lograse el triunfo, sería una sensación política tras una turbulenta campaña para un hombre a quien muchos votantes acusan por el alto desempleo -de casi un 10%, un récord en 12 años- y por el estancamiento de la economía del país.
Sarkozy tenía previsto permanecer el sábado en su casa en París, mientras que Hollande visitó un mercado en Tulle, ciudad en la región central de Francia donde fue alcalde por siete años.
"Estoy nervioso, ansioso por la victoria", dijo Hollande a Reuters. "Los habitantes de Tulle no me extrañarán (...) Les tranquilizará tenerme como presidente", aseveró.
El viernes, Sarkozy apeló a los 46 millones de votantes del país, advirtiendo que una victoria socialista podría llevar a la segunda mayor economía de la zona euro a una espiral de altos déficits y deuda, al igual que en Grecia.
AVANCE EN LOS SONDEOS
Los últimos sondeos mostraron una ventaja de cuatro puntos para Hollande, desde los 10 puntos de diferencia vistos hace unas pocas semanas.
"El domingo, todo es posible", publicó el diario de izquierda Liberation en su primera página, señalando que aunque Hollande seguía siendo el favorito, Sarkozy estaba poniéndose rápidamente a la par.
La campaña electoral fue marcada por el impresionante resultado para la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, que salió tercera en la primera ronda del 22 de abril con un 18 por ciento de los votos, lo que llevó a Sarkozy a cambiar su retórica de campaña y orientarse más a la derecha.
Pero el presidente se vio golpeado por partida doble esta semana, cuando Le Pen se negó a apoyarlo, diciendo que prefería votar en blanco, y porque Francois Bayrou, candidato de centro que tuvo un 9 por ciento de los votos, dijo que votaría por Hollande.
Hollande silenció a muchos críticos -que cuestionaban su personalidad y falta de experiencia en un ministerio- con un sólido desempeño en el debate presidencial que se realizó el miércoles.
Inicialmente, la posibilidad de una victoria del candidato socialista alarmó a algunos inversores. Hollande prometió subir los impuestos a las grandes compañías y a los más acaudalados y mitigar la iniciativa de austeridad impulsada por Alemania en Europa.
El Gobierno de Merkel se ha mostrado tranquilo ante la posibilidad de un Gobierno socialista. Hollande ha dejado claro que no intentará cambiar la esencia de un pacto de disciplina de presupuesto apoyado por Alemania y firmado por los 255 líderes e la Unión Europea el mes pasado.
klm
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