Justo antes de casarse, a Maribel Jiménez la pilló su suegra, escobón en mano, pegando carteles a favor de la Ley del Divorcio. “Ya te estás preparando, ¿eh?”, cuenta que le dijo. Eran los albores de la democracia. Entonces tenía apenas 20 años. Hoy tiene 55 y, tras una vida luchando por los derechos de las mujeres, siente que España ha retrocido al nacionalcatolicismo. “Nos están generando otra vez el miedo, me recuerda a los tiempos de la clandestinidad, me vuelvo a sentir perseguida y tengo la sensación, además, de que todo el esfuerzo que hemos hecho las mujeres para conseguir la igualdad se está esfumando”, resume esta feminista malagueña, militante en partidos de izquierdas, en primera línea de fuego desde los años 70.
Las políticas de igualdad emprendidas por los nuevos gobiernos del PP, capitaneadas por Castilla-La Mancha con los cierres de las casas de acogida para mujeres maltratadas y rematadas con la intención del ministro de Justicia de volver a los supuestos de la Ley del Aborto de 1985, han llevado a un grupo de organizaciones feministas de Málaga a crear un movimiento, denominado Marea Violeta, que pretende denunciar la “violenta agresión a los avances logrados durante toda la democracia en la lucha por los derechos para las mujeres”.
Movilización
En un manifiesto, suscrito hasta ahora por más de cien organizaciones –asociaciones locales y estatales de mujeres, sindicatos y varias secretarías de Igualdad de partidos como IU y PSOE– critican la reducción de los presupuestos destinados a estas políticas, la ruptura de acuerdos con las organizaciones de mujeres mediante los que se venían prestando servicios como los centros de orientación, asesoría jurídica o las casas de acogida para las víctimas de la violencia de género; o el desmantelamiento de los Institutos de la Mujer, “utilizando su estructura para promover estereotipos sexistas patriarcales y modelos de familia tradicionales”.
Como primera actividad visible, las organizaciones han convocado una concentración el próximo viernes, a la que ya se han adherido la mayoría de comunidades. Entre las ciudades confirmadas, además de Málaga, se encuentran Madrid, Sevilla, Barcelona, Ceuta, Valencia, Mérida o Pamplona. “Manifestamos nuestra repulsa y exigimos el cumplimiento de las leyes de igualdad en todas las comunidades del territorio español”, añade el manifiesto.
Los organizadores valoran positivamente las leyes aprobadas por el anterior Gobierno socialista, como la de Igualdad o la de Violencia de Género, pero advierten: “Todos estos derechos logrados no han sido un invento de un Gobierno, son conquistas de los movimientos feministas de todo el Estado y de los acuerdos conseguidos en el ámbito europeo y en las conferencias internaciones. No se pueden desactivar las políticas de igualdad, eliminar recursos y expulsar a muchas mujeres del sistema público de servicios”, lamenta Rosa Gómez, también miembro del grupo impulsor de la Marea Violeta.
“Lo último ha sido el retroceso en la Ley del Aborto, pero es que antes, con la ley todavía en vigor, comunidades como Valencia y Baleares dijeron que las mujeres tenían que pagar previamente la intervención. Esto es un trato desigual, una discriminación indirecta clarísima y un atentado a los derechos de las mujeres por parte de los poderes públicos, que son precisamente quienes deberían ser sus garantes”, denuncia.
Transparencia
Al grupo motor de la Marea Violeta, los recortes le cogieron trabajando. Desde hace años, vienen planteando iniciativas para avanzar en la igualdad y denunciando cualquier síntoma de retroceso. “Habrá Justicia social, cuando se incorporen las realidades, necesidades y alternativas del 52% de la población, las mujeres; y exista un nuevo contrato social basado en el reparto equitativo de los recursos, cuidados y poder”, añade Rosa.
Uno de los principales objetivos de este movimiento es hacer transparente la política de los gobiernos. “Parece que en el desánimo, todos son iguales y no es así. Tienen que dar cuenta de lo que hacen, no les puede salir gratis”, insiste Rosa. Maribel también reconoce que no ha habido tiempo suficiente para el cumplimiento real de las leyes aprobadas en las dos legislaturas pasadas: “No se puede cambiar la conciencia colectiva de un día para otro y ahora no podemos ceder, tenemos que seguir haciendo visible que no vamos a permitir pasos atrás en las políticas de igualdad. Por eso iremos a la concentración vestidas de negro con un lazo violeta, porque estamos de luto”, cuenta.
La Marea Violeta va creciendo cada día –amplificada en las redes sociales como Facebook o Twitter, @MareaVioleta– y lanza también un mensaje a navegantes (políticos): “Para cualquier cambio, hay que contar con las mujeres”.
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