Durban (Sudáfrica), 30 nov (EFE).- El Grupo Africano (GA), que aglutina a 54 naciones, reclamó hoy a los países desarrollados la renovación del Protocolo de Kioto, que expira en 2012, para "salvar millones de vidas" en ese continente, el "que menos aporta y más sufre el cambio climático".
El portavoz africano, Seymi Nafo, se mostró "frustrado" por las reticencias de Canadá y Japón a firmar un segundo periodo del tratado, explicó hoy en una rueda de prensa celebrada en el Centro Internacional de Conferencias de Durban (Sudáfrica), sede de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP17).
La Unión Europea (UE) ha propuesto una hoja de ruta para un nuevo tratado que incluya a los países en desarrollo.
"No podemos poner en peligro la vida de millones de personas. No podemos retrasar la firma del Protocolo", añadió Nafo, que confió en que Canadá y Japón, "aliados estratégicos para África", reconsideren su postura.
"Tenemos la propuesta de la UE, y tendremos que verla. Pero nuestra posición es ésta. No tenemos un plan B o un plan C", afirmó el portavoz de Grupo Africano, al que pertenece Sudáfrica, país anfitrión de la cumbre.
"Los países en desarrollo ya han adquirido compromisos de emisiones en Bali (la cumbre del cambio climático de 2007), hay una estructura ya creada, y en reuniones ministeriales informales hemos visto que algunos están haciendo incluso más", aseguró Nafo.
"Si no quieren compromisos -apostilló-, entonces cargan la presión en los países en desarrollo. Tienen que moverse ellos. Faltan ambiciones y financiación".
Nafo explicó las demandas de África en las negociaciones de Durban, centradas esencialmente en la necesidad de acometer acciones de adaptación al cambio climático, cuyas consecuencias se dejan notar ya en la región.
El portavoz citó las inundaciones del año pasado en Mali, Níger y Burkina Faso y la crisis alimentaria en Cuerno de África como muestras patentes del efecto del cambio climático en África.
El GA reclamó la aportación de financiación, tanto inmediata (30.000 millones de dólares comprometidos entre 2010 y 2012 desde el Banco Mundial), como la puesta en marcha del Fondo Verde para el Clima, una bolsa de 100.000 millones anuales que, a partir de 2020, debería estar a disposición de los países en desarrollo para reducir emisiones y adaptarse al cambio climático.
La aprobación del Fondo, cuyo diseño final aún es objeto de discrepancias entre las economías occidentales y los países en desarrollo, es una de las principales tareas de la COP17.
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