martes, 21 de junio de 2011

LA TRANSNACIONALIZACION DE LA LUCHA INDIGENA


Por Kajkoj Ba Tiul*

La transnacionalización de la lucha indígena, es un proceso que ha llevado muchos años para desarrollarse y que ha permitido la construcción de algunos espacios internacionales como: el Grupo de Trabajo para las Poblaciones Indígenas, el Relator Especial para los derechos fundamentales de los Pueblos Indígenas, el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas. Además, de la primera y la segunda década para los pueblos indígenas y otros, espacios de reflexión sobre biodiversidad, medio ambiente, desarrollo, etc.

Una de las ventajas de la transnacionalizaciòn indígena, es que los problemas y las demandas indígenas, han tenido un amplio reconocimiento internacional, pero una de sus desventaja, es el anquilosamiento de líderes y liderezas indígenas, que actualmente se han constituido como un pequeño grupo denominado los “jet set”, que han dejado por un lado la demanda nacional.

En estas paginas estamos reflexionando alrededor de la cuarta reunión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas –FPCI- de las Naciones Unidas, tomando en cuenta que no es un regalo de los organismos internacionales y de los Estados, sino que es como el fruto de muchos años de lucha de los pueblos y nacionalidades indígenas del mundo.

Además, son reflexiones para sobrepasar el proyecto multicultural neoliberal que campea no solo en los proyecto nacionales, sino que es el proyecto dirigido por las agencias multilaterales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y otros, por lo que se hace necesario redefinir el mandato del movimiento indígena, alrededor de este proyecto, para que se transforme en un proyecto de reconocimiento y redistribución que plantea de forma definitiva la autonomía y la autodeterminación de los pueblos y nacionalidades indígenas del mundo y sobre todo para los de América Latina.

  • Políticas de desarrollo aplicado a los pueblos indígenas

Desde la llegada del colonizador extranjero a tierras indígenas, sobre todo en el continente que hoy se conoce como Latinoamérica, hasta nuestros días, se han aplicado diferentes políticas de exterminio en contra de los pueblos indígenas. Estas políticas que algunos las proponen como de “políticas de desarrollo” y que al final de cuenta han sido políticas para limitar el desarrollo y la movilización indígena.

Dentro de estas políticas, están el colonialismo, el indigenismo, el indianismo, aplicadas desde 1492 hasta 1970. A raíz de la propuesta de la Alianza para el Progreso (1960), estas políticas comenzaron a llamarse de desarrollo, desarrollo sostenible, sustentable, autosostenible, rural y a partir del fracaso del Consenso de Washington, sobre todo a partir de 1990, se comienzan a aplicar otro tipo de políticas, como el de participación, poder local, gobiernos locales.

Amparados bajo una política de inclusión, a la que las multilaterales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo, principalmente), han querido llamar “política multicultural”, que no es más que un reconocimiento camuflado de las demandas indígenas, manifestados en reformas constitucionales, creación de instituciones para el tratamiento de llamado “problema indígena”.

Al mismo tiempo que los Estados nacionales, discuten en las diferentes cumbres de Jefes de Estados, políticas a aplicarse a los pueblos indígenas y minorías, a raíz de la problemática que se generaba con la llegada de los 500 años de invasión extranjera. Por su parte los pueblos indígenas, desarrollan campañas de resistencia, para enfrentar las políticas indigenistas que hasta esa fecha se estaban desarrollando en función de sus demandas y derechos.

Como elemento para contrarrestar las políticas de exclusión de los Estados, el movimiento indígena latinoamericano convoca a diferentes eventos continentales, como el Encuentro Latinoamericano de Organizaciones Campesinas e Indígenas realizado en Bogotá, Colombia en octubre de 1989, en donde se convoca a realizar la “Campaña 500 años de Resistencia Indígena y Popular” y que posteriormente en el II encuentro realizado en Guatemala se le agrega a los negros. De la llamada de Bogotá, se realizan tres encuentros (Guatemala, Quito y Nicaragua).

Estas actividades permiten algunos cambios a nivel nacional, se reforman algunas constituciones (Bolivia, Colombia, Ecuador), además de la incorporación de indígenas en instituciones del Estado (Ministros, Embajadores) o la elección de indígenas para puestos públicos (diputados, alcaldes), a nivel internacional también ocurren algunos avances, como la creación del grupo sobre poblaciones de las Naciones Unidas (1982), de quien depende el Grupo de Trabajo sobre el Proyecto de Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas). La creación de la figura del Relator Especial para los Derechos Humanos Fundamentales de los Pueblos Indígenas, el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas. Estos últimos en el marco de Primer Decenio para las Poblaciones Indígenas.

A pesar de estos avances mínimos en materia de pueblos indígenas, tanto a nivel nacional como internacional, la situación de los pueblos indígenas de América Latina siguen en una situación de pobreza y extrema pobreza, solo basta ver los informes de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD-, los informes sobre pueblos indígenas del Banco Mundial, de la Organización de los Estados Americanos –OEA-, así como de centros de investigación, de derechos humanos y otros.

Todo esto nos hace pensar, que hay una gran diferencia entre las políticas de inclusión relacionados con el multiculturalismo que pretenden implementar los Estados Neoliberales en todo el continente latinoamericano y las demandas multiculturales de los pueblos indígenas, que están relacionadas no solo con su reconocimiento sino con la redistribución de los recursos, sobre todo de la “madre tierra”, como centro fundamental de la existencia indígena.

Es aquí en donde se entiende la lucha librada por el movimiento social latinoamericano en contra del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos o de los famosos planes regionales como: el Plan Puebla Panamá, el Plan Patriota, el Plan Colombia y otros de carácter económico, social, político y militar que impulsa sobre todo el imperio del norte, apoyado por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Agencia Internacional de Desarrollo –AID- y el Cuerpo de Paz.

Prueba de ello, es la caminata del Movimiento Sin Tierra de Brasil exigiendo al presidente Lula una Reforma Agraria, la movilización del movimiento campesino de Costa Rica en contra del TLC, las movilizaciones del Movimiento Campesino e Indígena de Guatemala, en contra del TLC y el Plan Puebla Panamá y la explotación petrolera en las regiones indígenas del país, las movilizaciones en México y en la lucha que libran los hermanos indígenas sobre todo Aymaras-Cocaleros en Bolivia, en contra de las concesiones del Gas y del Agua.

Las demandas de los pueblos indígenas, cada vez más apunta hacia una verdadera autonomía y autodeterminación que los Estados no quieren conceder, porque tienen ya compromisos políticos, económicos y militares con Estados Unidos. Sobre todo para amnistiar a los militares norteamericanos que puedan ser acusados de genocidio, la utilización de territorios indígenas para implementar su plan antiterrorista, como la base de Malta en Ecuador, la Base Militar de Honduras, y otros lugares. Por eso la respuesta, del gobierno de Bush a la ofensiva económica de los gobiernos centroamericanos, fue un llamado a lucha en contra del terrorismo.

Quiénes son los terroristas en la lógica de Bush, son aquellos que se oponen a su política de expropiación y de robo de los recursos, entonces, en la lógica de este proyecto, están los indígenas y campesinos, que a diario ven morir a sus hijos e hijas de hambre y desnutrición.

Mientras tanto el movimiento indígena, algunas veces cooptado y desarticulado y otras tomando fuerza, sigue buscando el camino para construcción de los Estados Multiculturales, pero desde una visión autonómica, es decir un Estado que deje de ser neoliberal y se concrete en reconocer la existencia de diferentes naciones y pueblos en su territorio. Es desde este objetivo de la lucha indígena, en donde se entiende el proceso de construcción y reforma de otro espacio internacional, el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas.

  • Lo que se espera de la Cuarta Reunión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas

En el marco del Primer Decenio de los Pueblos Indígenas (1994-2004), se abren dos espacios de discusión sobre el tema indígena en el seno del Sistema de las Naciones Unidas: 1) el Relator Especial para las cuestiones indígenas, y 2) el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas.

Este último, creado en el año 2000, inició su cuarta reunión (del 16 al 27 de mayo de 2005), que de acuerdo a su mandato, escuchará las ponencias de los representantes indígenas de todo el mundo y desde allí, planteará algunas recomendaciones en materia de: Desarrollo económico y social, la Cultura, el Ambiente, la Educación, la Salud, los Derechos Civiles y Políticos, además analizará la situación de los pueblos indígenas en base a los dos primeros objetivos del milenio: 1) Erradicación de la extrema pobreza y del hambre y 2) el logro de enseñanza primaria universal. Estas conclusiones y recomendaciones, serán trasladadas por el Consejo Económico y Social, a la Asamblea General de las Naciones Unidas y de esta a los Estados miembros de la ONU.

El FPCI , tiene hasta ahora cinco años de funcionamiento y desde su origen ha tenido algunas críticas de parte de algunas organizaciones indígenas y sus dirigentes, como su mismo nombre; “para las cuestiones indígenas”, cuando se pensaba que ya se había logrado que el tratamiento de todo lo relaciones con los indígenas se debería de hacer desde su calidad de pueblo o nación y no solo desde sus problemas.

De esta manera, pareciera que el FPCI, retoma el concepto del indigenismo de los años de 1940, cuando se planteaba el “problema del indio”, por otro lado, a pesar de ser uno de los espacios indígenas dentro del Sistema, en donde supuestamente debe prevalecer no solo en su estructura orgánica, sino en los representantes, la practica de la cosmovisión indígena, es un espacio con estructura occidental y en donde se consolidan ciertos grupos de indígenas que actualmente los catalogamos como los “Jet Set”.M

En todas las regiones del continente latinoamericano, en donde se esperaría la existencia de un movimiento indígena más sólido y fuerte, la discusión que impera alrededor de estas reuniones, es la separación existente entre los líderes y las comunidades. No existe una relación de abajo hacia arriba, por lo que está en discusión si la cantidad de indígenas que participan en estas reuniones internacionales son representantes de los pueblos y nacionalidades, de sus organizaciones o simplemente están haciendo una carrera personal.

Es aquí donde también radica otro cuestionamiento sobre las reuniones del Foro, porque en vez de potenciar la consolidación de la relación, líderes y bases, está creando un pequeño grupo de indígenas (líderes e intelectuales), que habitan en el espacio aéreo, pero casi nunca recrean sus experiencias en las necesidades y en la realidad de las comunidades.

De esta manera, se esperaría que el foro permanente, además de pronunciarse de acuerdo a su mandato, sobre la situación de los pueblos indígenas, haga un llamado de conciencia a los lideres y liderezas indígenas que participarán en la cuarta reunión, para que se vuelvan a relacionar más que con sus organizaciones con sus comunidades, pueblos o nacionalices de origen. Por otro lado, al autoevaluarse el FPCI, comience un camino para cambiar su propia estructura y su nombre y que se le denomine “Foro Permanente para los Pueblos Indígenas”.

Al mismo tiempo que el FPCI, se manifieste sobre la situación de los pueblos indígenas, también se convierta junto con el Relator Especial para los Pueblos Indígenas, el grupo de trabajo sobre el Proyecto de Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, no solo los expertos independientes dentro del Sistema de las Naciones Unidas, sino los observadores permanentes sobre la situación de los pueblos indígenas y por eso, dentro de sus funciones podría estar la creación de un foro itinerante y que eso mismo ayudaría a que sus reuniones no solo se realicen en New York, como ya es costumbre, sino que puedan llevarse a cabo en países que ofrezcan las condiciones para hacer este tipo de reuniones.

• Lo que se espera del movimiento indígena ante las recomendaciones del FPCI.

El movimiento indígena debe recordar que esta cuarta reunión del FPCI, se está dando en el marco de la “segunda década para los pueblos indígenas” y tomando en cuenta el fracaso de la “primera década”, por lo que la participación del movimiento no solo dentro del FPCI, sino después, debe ser preactiva y mucho más propositiva.

Por otro lado, se debe tomar en cuenta que si bien es cierto que el movimiento indígena logró que los pueblos indígenas se convirtieran en sujetos políticos, por el otro, los proyectos multiculturales de los Estados, fueron espacios de cooptación de líderes y liderezas indígenas, que dejaron de responder a las necesidades reales.

La situación de los pueblos indígenas de América Latina, es de mucha pobreza y extrema pobreza, percibido en países como; Guatemala, Bolivia, Ecuador, Perú y México, manifestado en el poco acceso al disfrute de los recursos del Estado, que si bien es cierto estos países se consideraron multiculturales y multilingües, siguen siendo discriminadores y excluyentes y la utilización de los indígenas, solo se hacer para obtener imagen a nivel internacionales. Este es el caso de Guatemala, con la creación de comisiones indígena y Ecuador, con la utilización de indígenas en las instituciones de Estado.

El movimiento indígena debe redefinir su mandato, volviendo a analizar y a reflexionar alrededor de los congresos nacionales e internacionales que se realizaron a partir de los años de 1980, porque pareciera que se está consolidando como un movimiento que produce dirigentes para los espacios internacionales y para los puestos públicos y políticos, que si bien es cierto, que son espacios que hay que ocupar y aprovechar, pero lo importante es no olvidarse del trabajo local.

Habrá que tomar en cuenta lo que manifiestan las bases: “los dirigentes ya no llegan a las comunidades”, “ellos ya no piensan como indígenas”, “los valores indígenas ya no lo viven”. Estas aseveraciones de los indígenas de base, tienen su fundamento en la cosmovisión indígena, donde el líder es una persona que guía, aconseja, vive y muere con su gente y lo que se experimenta hoy día, es que vive y aconseja desde las ciudades y cuando llega a un puesto público se desarraiga totalmente.

Por eso los espacios internacionales como el FPCI, son importantes en la medida en que los que participante en las reuniones, mantenga constante comunicación y hablen desde las propias realidades del pueblos y nacionalidades indígenas, que están buscando otro tipo de multiculturalismo que no es la propuesta neoliberal, sino un multiculturalismo que acepta las autonomías y la autodeterminación de los pueblos indígenas.

En conclusión, la lucha internacional de los pueblos indígenas no debe desligarse de la lucha nacional y por lo tanto, se debe potenciar la interrelación con las comunidades y que esto permita la construcción de un nuevo mandato para el movimiento indígena que estará relacionado con la construcción de una nueva fuerza de líderes que provengan de hombres y mujeres jóvenes con una nueva conciencia “indígena”.

En consecuencia el FPCI, en primer lugar debe dejar de ser “para las cuestiones” y constituirse como “pueblos indígenas” y debería verificar el reciclaje de la dirigencia en sus reuniones para potenciar nuevos liderazgos que permitan oxigenar al movimiento indígena y el avance del tema indígena en todos los Estados. Por otro lado, se debe constituir un proceso de foro itinerante, que permita la permanente observación del reconocimiento de los pueblos indígenas en base a la autonomía, por parte de los Estados nacionales.


Referencias

• Fornet-Betancout, Raúl, Critica Intercultural de la Filosofía Latinoamericana Actual, Editorial Trotta, 2004

• Girardi, Giulo, Los Excluìdos ¿Construir la Nueva Historia? El movimiento Indígena, Negro y Popular, 1994.

http://lnweb18.worldbank.org/LAC/LAC.n sf/ECADocByUnid2ndLanguage/33B71F 7913587EAD85256CFD0062A94C?Opendocument

• www. onu.org

www.undp.org

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1 Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas –FPCI-

*Maya Poqomchi de Guatemala, antropólogo, teólogo y filósofo, actualmente estudiante de la maestría en ciencias sociales con especialización en estudios étnicos en FLACSO-Ecuador. Articulista, ensayista y conferencistas sobre temas indígenas, especialmente relacionados con: movimiento indígena, espiritualidad indígena, participación política, multiculturalismo y derechos humanos y derechos colectivos. Consultor sobre temas indígenas en OACHD-Guatemala, PNUD-Ecuador y para el Comité Internacional de la Cruz Roja delegación Centroamérica, México y el Caribe. Email. kajkoj@intelnet.net.gtEsta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla . tzunun_ja@yaho.esEsta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla .


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