LUXEMBURGO.- En una jornada dramática, en la que se derrumbaron los mercados y el FMI pidió evitar más dilaciones en el rescate de Grecia si se quiere impedir una segunda crisis financiera global, la UE le dio ayer un ultimátum a Atenas y dijo que sólo aprobará el segundo rescate de su economía si aprueba en las próximas dos semanas el impopular ajuste que está provocando una ola de agitación social.
"Esperamos una decisión del Parlamento griego, por eso llamamos no sólo al gobierno sino también a la oposición a apoyar el plan" de austeridad, rechazado por los ciudadanos griegos y por buena parte de la clase política de ese país, declaró ayer el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, tras participar de una cumbre con sus pares de la UE en Luxemburgo.
"La aprobación del [plan de austeridad por el] Parlamento griego es absolutamente esencial y tendrá que llegar de manera oportuna para que nosotros podamos tomar una decisión el 3 de julio", dijo, por su parte, Jean-Claude Juncker, que preside el grupo de 17 ministros de Finanzas de la zona euro. "El Parlamente griego sabe que tiene que cumplir con esta condición", añadió.
En concreto, la reunión del 3 de julio estará destinada a desbloquear la próxima partida del rescate de 110.000 millones de euros (155.000 millones de dólares) adoptado el año pasado y a definir las líneas generales de un segundo plan de ayuda a largo plazo.
Si este tramo no es liberado a tiempo y si no se aprueba el segundo rescate, Grecia, cuya deuda pública equivale al 150% del PBI, caerá indefectiblemente en cesación de pagos, algo que, según advierten los especialistas, pondría en peligro al conjunto de la eurozona.
Esto supondría, a su vez, un golpe de proporciones para toda la economía internacional, aún no recuperada de la recesión que provocó el estallido de la crisis financiera global tras la quiebra del banco Lehman Brothers, en 2008.
Pese a que el primer ministro de Grecia, Giorgios Papandreu, se mostró ayer en Bruselas confiado en que el Parlamento griego aprobará el nuevo paquete de austeridad, lo cierto es que su gobierno está muy debilitado: cambió recientemente su ministro de Economía y aún requiere un voto de confianza en el Parlamento. Además, las protestas constantes en toda Grecia exigen una marcha atrás en los recortes programados.
Para peor, los mercados se mostraron ayer particularmente nerviosos ante la creciente incertidumbre e interpretaron las palabras de Juncker y de Reynders como un nuevo retraso de la UE para resolver en forma perentoria el caso griego.
Hasta ahora, los retrasos se produjeron porque el gobierno alemán insistía en la necesidad de una participación del sector privado y bancario en el segundo rescate, algo que, según el Banco Central Europeo y el gobierno francés, podía interpretarse como una reestructuración disfrazada de la deuda griega. Finalmente Berlín aceptó el sábado pasado que la participación del sector privado fuera "voluntaria" y evitar todo proceder que pueda ser interpretado como un default de Atenas.
Aunque este obstáculo pareció quedar definitivamente atrás, las bolsas de Europa tuvieron ayer bajas de hasta 2,41% por la incertidumbre. El índice paneuropeo STXE 600 perdió medio punto porcentual, mientras Milán cayó el 2,41%; Estocolmo, el 1,49%; Madrid, el 0,96%; París, el 0,63%; Londres, el 0,38%, y Fráncfort, el 0,19%.
Además, el FMI -aportante, junto con la UE, de fondos para el primer rescate de Grecia y los salvatajes de Irlanda y Portugal- se mostró ayer inusualmente crítico con el bloque europeo por no actuar con premura en definir la ayuda al gobierno de Papandreu.
"Un fracaso a la hora de adoptar una acción decisiva podría extender rápidamente las tensiones al núcleo de la eurozona y resultar en amplios contagios globales", dijo el FMI en un comunicado difundido ayer, tras el fin de su misión para evaluar la situación de la eurozona.
En este contexto, el FMI urgió a "cerrar rápidamente" el "improductivo" debate sobre "el reperfilamiento o la reestructuración" de la deuda, en una clara alusión a la prolongada discusión entre miembros de la UE sobre el segundo rescate para Grecia.
También la evaluadora de riesgo crediticio Standard & Poor's (S&P) -que hace unos días calificó la solvencia de Grecia con la peor nota de todo el mundo ("CCC")- se mostró muy crítica con la situación actual y siguió abonando la posibilidad de una inminente caída en default de la deuda soberana.
"Experiencias pasadas muestran que una reestructuración de deuda de un país cuya capacidad de pago está calificada como «CCC», como Grecia actualmente, tiende a no ser voluntaria y los inversionistas deben sufrir pérdidas", dijo el jefe de calificaciones soberanas de S&P Moritz Kraemer.
Por su parte, el comisario europeo de Economía, Olli Rehn, reconoció por primera vez su preocupación por las marchas contra el ajuste, especialmente en Grecia y España. "El hartazgo con las reformas es visible en las calles", dijo, pero igualmente reclamó que se "aceleren" las reformas en los países más comprometidos.
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