jueves, 3 de diciembre de 2009

Porfirio Lobo Sosa: el nuevo rostro de la crisis institucional hondureña


SAN JOSÉ.— Karateca, terrateniente y ganadero, preparado en centros de educación superior de extremos ideológicos —Ciencias Políticas en la comunista Universidad Patricio Lumumba en Moscú y Administración de Empresas en la capitalista Universidad de Miami— y urgido de reconocimiento internacional como el presidente electo de Honduras, Porfirio Lobo Sosa es el nuevo rostro de la crisis institucional hondureña.

Con el reiterado mensaje de todo presidente electo, “nuestro gobierno va a ser para todos sin distingos de todos los colores políticos”, y exultante, Lobo advirtió ayer a periodistas en la capital hondureña que el derrocado gobernante Manuel Zelaya “es historia, ya es parte del pasado”.

“Estoy aquí alegre, viendo hacia el futuro”, indicó Lobo a los reporteros, sin esconder su malestar porque se le insista en preguntarle sobre Zelaya, quien desde su refugio en la embajada de Brasil en Tegucigalpa recalcó que las elecciones fueron ilegales, marcadas por el abstencionismo y sin validez, por lo que pidió anularlas.

Asentado como ganadero y terrateniente en el oriental departamento de Olancho, Lobo nació en Trujillo, en el caribeño departamento de Colón, y de 1966 a 1970 estudió Administración de Empresas en Miami y sus rivales del gobernante Partido Liberal aseguraron que cursó Ciencias Políticas en Moscú. Lobo tampoco ha desmentido este hecho, aunque lo mantiene oculto en su historial personal.

Conocido como Pepe y próximo a cumplir 62 años, Lobo es pieza clave para resolver la profunda crisis constitucional en la que se hundió a Honduras tras el golpe de Estado contra Zelaya el 28 de junio pasado, ejecutado en una alianza militar, política y empresarial con apoyo legislativo y judicial. Como aspirante del opositor Partido Nacional, Lobo derrotó el domingo a Elvin Santos, del Partido Liberal, en uno de los comicios más cuestionados en la historia de Honduras y de los más controvertidos desde que el país entró en 1982 a la democracia, tras décadas de regímenes militares.

Quiere reconciliación

“Anuncio un gobierno de unidad nacional, de reconciliación, ya no hay tiempo de más divisiones, vamos adelante, todos juntos por Honduras”, dijo el flamante mandatario electo, en uno de sus primeros mensajes, luego de que su rival admitiera la derrota y las cifras le reconfirmaran como el vencedor. “No los voy a defraudar, vamos a unir a la familia hondureña, vamos a traerle paz a la nación”, adujo Lobo, casado con Rosa Elena Bonilla, con quien tiene tres hijos, de un total de 11, en dos matrimonios.

Tiene fama de ser conciliador, es un reconocido karateca cinta negra y productor agrícola que inició su carrera política hace más de 40 años en la juventud nacionalista, para ir ascendiendo y convertirse en diputado en 1989, cargo que ocupó durante tres periodos consecutivos.

Las elecciones todavía no han sido reconocidas por parte de la comunidad internacional, por haberse efectuado sin que Zelaya fuera restituido en su cargo, para el que fue electo al derrotar a Lobo en 2005 para un periodo de cuatro años —que inició en 2006 y debería de concluir el 27 de enero de 2010. Entonces, Lobo perdió ante Zelaya luego de proponer la pena de muerte para pandilleros, medida que no fue del todo popular; ahora propone también poner énfasis en la seguridad, pero sin ser tan radical. Pepe es el principal negociador entre su partido y el de Zelaya y Muicheletti desde hace muchos años.

“Vamos a buscar”, prometió ayer Porfirio Lobo a los hondureños, “una relación muy cordial y muy fraterna con todas las naciones y les pedimos que igualmente vean la realidad de nuestra situación, que no se subordinen a intereses geopolíticos”.

El principal reto de Lobo será, primero, lograr el reconocimiento a las elecciones, y, segundo, la reinserción de Honduras en la comunidad lationamericana.

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