sábado, 24 de octubre de 2009

Niñez en África: sueños inconclusos


Por Tatiana Martínez Hernández*, serviex@prensa-latina.cuEsta direcci�n de correo electr�nico est� protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla

La Habana (PL).- En el futuro de África, nada avizora una solución capaz de revertir la tragedia que arrastra cada año hacia la muerte a millones de infantes al nacer y hasta la adolescencia.

Estadísticas de organismos internacionales como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dejan al desnudo esa cruda realidad. Anualmente, de mil fallecen 89 en el primer año de vida por hambruna, SIDA, enfermedades prevenibles y curables, y por interminables guerras.

Aunque los datos publicados por UNICEF apuntan a una disminución de niños fallecidos desde 1990 hasta la actualidad, es inadmisible que continúen muriendo 8,8 millones antes de cumplir cinco años y que solo tres países, dos de ellos africanos (Nigeria y República Democrática del Congo) carguen con el 40 por ciento de las víctimas a escala global.

Los siglos de explotación colonial, más el posterior dominio capitalista, parecen eternizar el subdesarrollo en la región como una maldición que no termina y entorpece el desarrollo económico y social de la mayoría de los habitantes africanos, en especial, la parte más vulnerable: los niños.

Súmese a ello la actual crisis económica mundial, que afecta sobremanera al continente con más recursos naturales del mundo y el menos desarrollado del planeta.

A los gobiernos más ricos les cuesta desembolsar las cifras acordadas para contribuir al desarrollo de los países del sur, sin embargo, ante la recesión económica no vacilaron al depositar en los bancos 2,2 millones de millones de dólares, 700 mil millones en tiempo récord, según datos del Banco Mundial.

Con solo una pequeña parte bastaría para erradicar la hambruna que padecen las naciones pobres, despojadas de sus riquezas naturales por siglos de saqueo y dominación.

La inmensa mayoría de los hambrientos vive en África, continente que mantiene el récord de poseer 33 de los 49 países más necesitados del mundo, según estudio de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

Estos datos alarman cuando se avizora un decrecimiento de la producción de alimentos, y una consiguiente alza en sus precios, debido a la grave sequía y efectos del cambio climático con mayor incidencia en los países del Cuerno africano.

Cinco millones de niños de Somalia, Etiopía, Eritrea, Djibouti y Kenya -asegura UNICEF- están en peligro de fallecer víctimas de los devastadores efectos naturales, el impacto de la crisis económica y los conflictos armados, sobre todo en Somalia, país que sostiene una guerra intermitente desde 1991.

En tan solo cinco meses del actual año, se incrementó en un millón el número de infantes que requieren ayuda de emergencia en esa región, la mitad de ellos en riesgo de muerte por desnutrición.

Paradójicamente, las naciones comprometidas con entregar asistencia solo desembolsaron el 35 por ciento de lo que necesita esa zona del oriente africano.

Por otra parte, los conflictos armados de vieja data y los más recientes (generados en su mayoría por intereses geopolíticos), aumentan el número de desplazados, la mayoría mujeres y niños, quienes sobreviven en campamentos improvisados, donde escasea el agua potable y proliferan enfermedades contagiosas.

Muchos de los pequeños son forzados a ingresar en las fuerzas beligerantes y se convierten en escudos franqueables donde acierta la primera bala.

Diferentes formas de trabajo infantil son parte de la rutina diaria de las familias. Prácticas tales como la venta o trata de niños, el reclutamiento forzoso de críos soldados, la oferta o el abuso de menores en la prostitución, o la producción de pornografía son los ejemplos más crudos.

En la República de Chad, 10 mil niños trabajan para las fuerzas armadas, dato avalado por UNICEF.

Crítica es la situación de salud en el continente con mayor número de enfermos de SIDA y portadores de VIH; la pandemia deja huérfanos a miles de niños africanos. Muchos de ellos tienen que asumir la responsabilidad temprana de cuidar a sus padres o familiares, víctimas del flagelo mundial.

En cuanto a los índices de educación, África subsahariana es uno de los territorios con menor tasa de escolaridad primaria y secundaria, y aunque en algunos países se aprecia alguna mejoría, la mayoría de las naciones incumplirán los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015.

*Periodista de la Redacción de Africa y Oriente Medio de Prensa Latina.




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