A menos que se produzca un imprevisto vuelco de votantes, Tabaré
Vázquez parece encaminarse a ganar el domingo su segundo período de
gobierno y tercero consecutivo del Frente Amplio. Apuntan a esa
definición del balotaje la amplia ventaja que obtuvo sobre Luis Lacalle
Pou en la primera vuelta y el incierto caudal que el alicaído Partido
Colorado y los partidos menores le aportarán al candidato nacionalista.
Todas las empresas encuestadoras coinciden en asignarle a Vázquez
considerable ventaja por el viento en popa con que viene acumulando
respaldo popular en departamentos del interior, fuera de su bastión
tradicional en Montevideo. Y si bien las encuestas se equivocaron tanto
en las internas partidarias como en la primera vuelta, sus pronósticos
tienen bases más sólidas para la definición de la Presidencia.
La más obvia es la fuerte votación frenteamplista en la primera
vuelta, que inclusive le permitió asegurar –aunque por un exiguo margen–
mayoría de la alianza de izquierda en la Cámara de Diputados. Y si bien
en el Senado las 30 bancas se dividieron por mitades iguales entre el
Frente Amplio y los tres partidos de oposición, un triunfo de Vázquez el
domingo le dará también el control de la cámara alta con el voto
decisivo de Raúl Sendic, ya que quien resulte electo vicepresidente
ejerce, además, la presidencia de ese cuerpo y de la Asamblea General.
La votación oficialista el 26 de octubre mostró sorpresivos avances
del Frente Amplio en algunos departamentos del interior tradicionalmente
dominados por los partidos fundacionales, mayoritariamente el Nacional.
Estas ganancias fueron resultado aparente de programas sociales que
beneficiaron tanto los niveles de ingresos como las condiciones de
trabajo de sectores de bajos recursos en centros urbanos y áreas
rurales. Estas ganancias del Frente Amplio no son el único factor que
respalda el favoritismo asignado a Vázquez para el balotaje.
El impacto
del respaldo colorado a Lacalle Pou para esta instancia final se ha
debilitado por dos motivos. Uno es el derrumbe del caudal electoral de
ese partido. El otro es la renuencia de muchos colorados a votar por el
candidato de un partido que ha sido su adversario en la lucha por el
poder a lo largo de toda la historia nacional, hasta el surgimiento del
Frente Amplio como fuerza mayoritaria en 2004. También aparecen
divididas las preferencias en la militancia del pequeño pero creciente
Partido Independiente
Lacalle Pou emergió igualmente en la campaña con inesperada fuerza en
el panorama político del país. Su imagen renovadora y la sensatez de la
mayoría de sus planteamientos contrastaron con la continuidad
representada por Vázquez, con sus contradicciones con el sector del
presidente Mujica en materia tributaria y con promesas electorales de
dudoso cumplimiento, debido a las dificultades para financiarlas en
momentos de menor crecimiento de la economía. Hasta antes de la primera
vuelta electoral, Lacalle Pou, con los votos del resto de la oposición,
aparecía con posibilidades definidas de disputar la presidencia cabeza a
cabeza. Esa perspectiva es menos sólida ahora, aunque, como en
cualquier carrera, hay que correrla en la cancha. Por ahora hay que
esperar el escrutinio para saber quién será el próximo jefe de gobierno y
para que se defina el control del Senado
El Observador
“Nada está ganado, después sí podemos decir misión cumplida”
“Si cumplimos el programa y respetamos el proyecto del político, el
siglo XXI será el siglo de los sueños del pueblo y del Frente Amplio”,
subrayó Tabaré Vázquez en el acto de cierre de campaña.
Recordó que anoche se cumplían 25 años de la primera vez que pudo
decir “festejen uruguayos, festejen” cuando el Frente Amplio ganó la
intendencia de Montevideo.
Tras los discursos, se volvió a desplegar la enorme bandera uruguaya
(decenas de metros) desde el público hasta el estrado, para ser recibida
por la fórmula presidencial acompañada en ese momento por decenas de
niños que habían subido a saludar al candidato.
Vázquez cerró con su discurso el último acto de la campaña electoral,
aunque después la fiesta siguió con más música. El compañero de fórmula
Raúl Sendic fue quien abrió la oratoria (ver página 4). Fue el cierre
también de la quinta gira por el país que emprendió el 29 de noviembre
del año pasado cuando ya estaba en campaña para ser proclamado candidato
a la presidencia por el Frente Amplio, previo a las elecciones internas
del primero de junio.
En esta última etapa, después que el Frente Amplio lograra el 47,8%
de los votos en las elecciones nacionales del 26 de octubre, debiendo
tener que participar en una segunda vuelta electoral pese a una ventaja
de más de 16 puntos ante el candidato del Partido Nacional, Luis
Lacalle, Vázquez y Raúl Sendic volvieron a recorrer todos los
departamentos del país. En cada departamento fue dejando una carta con
compromisos de gestión, y en respuesta a las demandas que había
recibido, y dejando también una planta de ceibo, el árbol de la flor
nacional, en manos de jóvenes como símbolo del país que se construye.
En su discurso, Vázquez destacó la impresionante cantidad de gente
presente, y fue interrumpido por el canto de “si este no es el pueblo,
el pueblo dónde está”. Apuntando a los presentes, el candidato
presidencial destacó, “de ese pueblo nació el Frente Amplio, en ese
pueblo vive y vivirá nuestro Frente Amplio, ahí está el corazón del FA,
en el corazón del pueblo”.
“Estamos cerrando la quinta recorrida por el país, y en toda la
campaña hemos podido comprobar a lo largo del país y del tiempo que ha
transcurrido desde el 29 de noviembre del año pasado cosas importantes
que queremos transmitir”, subrayó.
El FA, que está cerrando su campaña simultánea en 19 departamentos,
sembró a lo largo de su historia esperanza de lograr un país mejor, “y
cosechó felicidad porque cumplió con las esperanzas sembradas”. El FA,
reiteró Vázquez, “selló a lo largo del tiempo compromisos con la gente,
con las grandes mayorías nacionales como decía el general Líber
Seregni, y sembró compromisos reales, posibles de ejecutar, creíbles y
con respuestas a los problemas de la gente”.
Destacó que el FA llegó al gobierno y cumplió con sus compromisos, “y
hoy cosecha confianza. Este FA sembró humanismo, fraternidad y
solidaridad, y hoy recoge adhesiones en todo el país”, subrayó. El FA
“compromete un gobierno para seguir avanzado en la calidad de vida de
todos los uruguayos y para todos los uruguayos, a los que nos votan y no
nos votan, y para los que nos critican y usufructúan los beneficios del
gobierno”.
Además de esas condiciones, destacó el candidato, el pueblo es
inteligente, y esa suma es la que hace que el FA sea hoy la primera
fuerza política, y esté a punto de obtener el tercer gobierno
consecutivo.
Allí abordó, sin mencionar, los errores en las encuestas previo a las
elecciones pasadas, y los esfuerzos de analistas y politólogos para
tratar de entender qué pasó el 26 de octubre.
“Cuando algunos analistas quieren explicar qué ha pasado, no tienen
en cuenta o pierden de vista, como escribió Pedro Figari, que hay
quienes miran por mirar y otros que miran para ver. Los uruguayos
miraron para ver que esta fuerza tiene el mejor proyecto político para
vivir mejor”, destacó.
Añadió que quienes no entienden y critican, entre otros motivos, es
que no entienden la clave del progreso registrado en el país, “que está
en función de un país de producción de bienes, de trabajo, de empleo
digno, de inversiones, de un país con una política de inclusión para
luchar contra la marginación y vencerla, de luchar contra la pobreza e
indigencia y vencerla, de disminuir la mortalidad infantil, un país que
incorporó miles de jóvenes a la salud. No lo entienden, no lo
comprenden”.
“Ahí está la explicación, es sencilla, una fuerza política que nace
en el corazón del pueblo, vive en el pueblo, se nutre del pueblo y trata
de comprenderlo, que no lo llama cada cinco años para votar, sino que
lo convoca todos los días a participar en la construcción del país”.
Recordó que en los gobiernos del FA se “ampliaron las posibilidades de
algunas clases sociales, de trabajadores, de familias, de poder adquirir
productos comerciales y culturales como nunca antes lo podían haber
hecho, no de bienes suntuarios, sino que pudieron adquirir bienes y
servicios básicos a los que antes no podían llegar”.
Agregó que “todo eso que nos enriqueció a todos, trajo igualdad de
oportunidades a todos, como el Plan Ceibal a las escuelas públicas,
hecho por ustedes, financiado por ustedes”.
Destacó que Uruguay es hoy el país de la región con mayor porcentaje
de clase media, el 62%, “pero todavía tenemos niveles de pobreza y
queremos superarla, igualar para arriba, que todos vivan mejor con
trabajo digno, mejor vivienda, más cultura. Esa es la tarea del gobierno
del FA”.
Los gobiernos del FA, reiteró, han sido una tarea de compromiso con
la gente, “ahí está la explicación por qué el FA es la primera fuerza y
va a ganar el tercer gobierno”.
Admitió que “los desafíos y retos por delante son enormes, hoy ante
esta mejora que vive el pueblo, las exigencias, y está bien que así sea,
son mayores”. De todas maneras comentó que “quién podía pensar 10 años
atrás, que el día anterior al cierre de la campaña hubiéramos elegido
hablar sobre convivencia, deporte, salud. En aquel momento, sumergidos
en el hambre, la desocupación, cuando no había esperanza ni una luz al
final del camino los temas eran otros”, explicó.
“Hoy los desafíos son mayores, hay que mejorar, avanzar, profundizar
el programa y el proyecto político de la izquierda. Estamos preparados y
con ganas para ese desafío, y poder decir cuando terminemos en el
tercer gobierno, cumplimos como lo hicieron los dos gobiernos del FA”.
Vázquez sostuvo que hay que “encarar y enfrentar los desafíos, no con
modelos viejos” y destacó que el programa del FA fue adecuado para
ello. “Vamos al camino del desarrollo, no de cualquier desarrollo,
queremos un desarrollo humano integral donde la dignidad de vida sea el
primer objetivo del gobierno. Ese desarrollo humano lo vamos a lograr
porque estamos en el camino, el FA sabe cuál es el norte y el rumbo, si
cumplimos el programa y respetamos el proyecto del político, el siglo
XXI será el siglo del FA y de los sueños del pueblo”.
Hacia el balotaje, Vázquez apuntó que “por eso pedimos redoblar
esfuerzos al 30 de noviembre” para poder llegar al tercer gobierno y
avanzar hacia “los sueños que tenemos, si no, no habrá el país que
queremos construir”.
“Por eso que llamamos a redoblar, nada está ganado, falta el 30 de
noviembre, después sí podemos decir misión cumplida. Hoy hay que
redoblar esfuerzos, hacerlo con alegría y con tolerancia como lo sabe
hacer el FA. Que no se pierda la alegría”, subrayó.
De inmediato reiteró el poema de Mario Benedetti de “defender la alegría”.
Recordó entonces que “hoy uruguayos, compañeros, precisamente hoy 27
de noviembre, hace exactamente 25 años que por primera vez, con miedo y
timidez me asomé a la calle a decir festejen, uruguayos, festejen. Hoy
hace 25 años que el FA ganaba el gobierno de Montevideo”.
Finalmente Vázquez volvió a agradecer el apoyo recibido, y destacó
que ese cierre de campaña fue su último acto público como candidato a
presidente.
“No podrán comprender los sentimientos que me embargan, de
agradecimiento profundo por lo que me han dado, por el respaldo, cariño,
afecto, por el impulso que tanto necesitamos en la tarea militante, y
que lo hicieron permanente en todo momento, en las buenas y en las
otras, gracias de corazón por lo que me han dado”.
Finalmente apuntó a que si redoblamos esfuerzos, no ya en la
madrugada del primero de diciembre, sino en la noche del 30 “les estaré
diciendo festejen, festejen uruguayos, festejen, vamos que la victoria
es de ustedes, hasta la victoria siempre”.
República
Blancos a la espera de una sorpresa
Aunque a los blancos no les guste admitir batallas perdidas de
antemano y prefieren sugerir que la taba todavía está en el aire, lo
cierto es que ya casi nadie duda de que lado caerá ese hueso en el
balotaje del 30 de noviembre.
Por eso, el acto de cierre de la campaña del Partido Nacional,
realizado ayer en San Carlos, tuvo como epicentro las ya fatigadas
propuestas de un gobierno que seguramente no será, y las críticas a una
izquierda que ya festeja de antemano su triunfo.
Pero además mostró uno de los últimos pantallazos de una fórmula
presidencial cuya estrategia tuvo vaivenes y cuyos protagonistas
terminaron exponiéndose tal cual son, más allá de lo que los unió para
las internas.
El candidato presidencial Luis Lacalle Pou prefirió abrazarse en esta
etapa que termina a su propalada invitación a tomarse la política “por
la positiva”, y evitó algunos apartamientos de ese camino, como el que
en los últimos días lo llevó a referirse a Tabaré Vázquez como “el dueño
del monopolio” del cáncer.
Por su parte, el candidato a la vicepresidencia, Jorge Larrañaga, fue
consecuente con un discurso aguerrido, que se hizo cada vez más
evidente luego de la primera vuelta, y que, finalmente, parece haber
interpretado mejor el deseo de la mayoría de los dirigentes blancos, que
en voz baja se terminaron preguntando si tantos mensajes de amor y paz
no terminaron siendo contraproducentes.
En San Carlos, lugar elegido para la despedida de la campaña,
Larrañaga se refirió a integrantes del gobierno como “un elenco de
iluminados”, con los que dijo, “a veces no hay que gastar pólvora en
chimangos”. Larrañaga señaló que desde el gobierno utilizan algunos
términos economicistas, que antes les atribuían a “los perversos
partidos tradicionales”, e insistió en que esta no es una década ganada.
“Castigaron a la clase media, se olvidaron de los jóvenes, de los jubilados, y de la educación”, dijo.
El candidato a la vicepresidencia terminó su discurso gritando “¡Volveremos a luchar por la libertad hasta la victoria!”.
A su turno, Lacalle Pou hizo mención a los jóvenes “que militan
enamorados de su partido”, dijo que las enseñanzas políticas lo
llevaron a “aprender para no dañar al otro”, y señaló que terminó la
campaña electoral con mucha serenidad y enorme alegría. Afirmó que, a
diferencia del cuento infantil de Hansel y Gretel, que tiraban miguitas
para no perderse en el camino de regreso, él tiró “migas hacia adelante
para sembrar acuerdos en el futuro”.
Luego informó que, por la tarde, visitó el asentamiento Kennedy de Maldonado, donde, aseguró, la bonanza económica no pasó.
Tras la despedida, Lacalle Pou y Larrañaga se fueron de San Carlos
sabiendo que su próxima aparición pública los encontrará juntos bien
entrada la noche del domingo 30, y que a partir de allí lo más probable
es que comience otra historia en los que sus senderos se bifurcan.
El Observador