Por Daniel Gatti
La justicia laboral de San Salvador, Bahía, está examinando
el caso de 11 tripulantes del crucero de placer MSC Magnifica, de la firma italiana
MSC Crociere, rescatados el 1 de abril por el Ministerio Público del Trabajo (MPT)
en condiciones análogas al trabajo esclavo.
Los tripulantes fueron "liberados” en el marco de operaciones
de fiscalización llevadas a cabo entre marzo y abril en barcos de las cinco compañías
de cruceros que operan en Brasil: MSC, Costa, Pullmantur, Ibero y Royal.
Informes elaborados por auditores fiscales acusan a MSC de
violar los derechos humanos básicos de los trabajadores, así como de todo tipo de
infracciones contractuales y violaciones de las convenciones marítimas internacionales.
MSC es la cuarta empresa mundial del sector y la segunda de
Europa. Dice manejarse con espíritu italiano pero es curioso que sus barcos estén
registrados en Panamá, tengan bandera de conveniencia y su domicilio fiscal esté
en Suiza, señalaba en una nota en la Rel-Uita (União Internacional dos Trabalhadores
nas Indústrias de Alimentação e Agricultura) en mayo pasado el sindicalista Enildo Iglesias.
La salud física y mental de los tripulantes estaba en riesgo,
señalan los informes, que citan el caso de una trabajadora de otro buque de la misma
empresa, el MSC Armonia, fallecida en 2012 como consecuencia de las condiciones
de trabajo que padeció.
Los controles establecieron que la tripulación era sometida
a jornadas de trabajo de hasta 16 horas y a continuas humillaciones, así como a
presiones y a acoso moral y sexual.
Trabajadores del MSC Magnifica denunciaron también que la
empresa que los reclutó los obligó a pagar unos 5.000 reales (2.200 dólares) para
poder embarcar.
"Estamos ante una actividad corporativa internacional de altos
niveles de lucro como consecuencia del tráfico de personas con fines de explotación
laboral de miles de jóvenes brasileños y de otras nacionalidades”, alertó en un
comunicado el Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil.
Las organizaciones sindicales del sector reclaman al gobierno
de Brasil ratificar de manera urgente el Convenio 2006 sobre trabajo marítimo de
la OIT, que entró en vigencia el pasado año.
Unos 10.000 trabajadores brasileños se embarcan y trabajan
cada año en cruceros que surcan los ríos del país.
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