Sally Burch
ALAI AMLATINA, 16/09/2014.- En el año 2013, los gases de efecto
invernadero presentes en la atmósfera subieron a un nivel sin
precedentes, sobre todo por el dióxido de carbono (CO2), según
mediciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM),
publicadas en su Boletín anual[1] el pasado 9 de septiembre. La red
de Vigilancia de la Atmósfera Global de la OMM encontró que en ese
año, la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzó el 142% del
nivel de la era preindustrial (o sea, antes de 1750), el de metano
el 253% y el de óxido nitroso el 121%.
Según datos preliminares, el aumento súbito de CO2 podría obedecer a
una disminuida capacidad de la biósfera de la Tierra de absorber el
gas, sumado al incremento constante de las emisiones. Normalmente,
una cuarta parte de las emisiones es absorbida por los océanos, pero
ello a su vez tiene graves consecuencias por la mayor acidificación
del agua de mar, fenómeno que está sucediendo a un ritmo mayor a lo
que ha ocurrido en los últimos 300 años, por lo menos. El estudio
concluye que ya no cabe duda alguna que estos cambios se deben a la
actividad humana.
Esta conclusión se ratifica también en el informe 2014 del Grupo
Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en
inglés), que, entre otros aspectos, confirma el deshielo continuo de
los polos y glaciares, uno de cuyos principales efectos será la
subida del nivel del mar, con graves consecuencias para las zonas
costeras bajas, que incluyen grandes ciudades y pequeños países
insulares. El informe estima que el riesgo se incrementará
desproporcionadamente cuando el calentamiento global supere 1ºC y
será muy alto, e irreversible, a partir de los 3ºC. También
pronostica impactos principalmente negativos en la seguridad
alimentaria y los sistemas de producción de alimentos.
Negociación y movilización
Estos datos confirman que, sin acciones contundentes y urgentes, en
las próximas décadas el calentamiento global superará los 2 grados
centígrados (2ºC) por encima de la temperatura mundial promedio de
la época preindustrial, considerado ya el límite para evitar una
catástrofe planetaria. Desde ya se registra un aumento de 0,8ºC.
Pero además, demuestran que peligra la biósfera de los océanos:
desaparecerán los arrecifes (que protegen las zonas isleñas) y se
trastornará la vida marina.
Sería de esperar, entonces, que estos informes contribuyan a
catalizar las respuestas urgentes en términos de políticas efectivas
y cambios en los comportamientos de producción y consumo, que la
situación exige. No obstante, nada asegura que ello ocurrirá.
Las negociaciones sobre cambio climático avanzan con mucha lentitud
y con poca voluntad política de los países con mayor responsabilidad
por la situación. La agenda se retomará en Nueva York este 23 de
septiembre, donde el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban
Ki Moon, está organizando una Cumbre del Clima, a la cual ha
invitado a jefes de Estado y gobierno, representantes de grandes
transnacionales y un grupo reducido de participantes de la sociedad
civil. En paralelo, actores sociales han convocado a movilizaciones
sociales para “detener y prevenir la Fiebre del Planeta”, incluyendo
una marcha masiva por las calles de Manhattan el 21 de septiembre.
Uno de los motivos es protestar por la “captura” del proceso oficial
de negociaciones por grandes intereses corporativos.
Luego, del 1 al 12 de diciembre, en Lima, sigue la vigésima edición
anual de la Conferencia de las Partes (COP20) de la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climática (CMNUCC). Y del 9
al 12, en la misma ciudad, la Cumbre de los Pueblos frente al Cambio
Climático. En Lima se prevé avanzar en la elaboración del borrador
del nuevo acuerdo global sobre cambio climático, que entrará en
vigencia a partir de 2020, el cual debe aprobarse en la COP21 en
París, el año próximo. Recordemos que en 2012 venció el Protocolo
de Kioto (PK), sin haber logrado la negociación de un nuevo acuerdo,
y se decidió prorrogar el PK hasta 2020, si bien algunos países se
retiraron.
Diversas redes de actores sociales movilizadas en torno al cambio
climático rechazan las “falsas soluciones” promovidas por sectores
empresariales que buscan convertir a la llamada economía verde en un
pretexto para el lucro, como mercadosdecarbono,otras formasde
privatización ymercantilizacióndelavida,
geoingeniería,
agrocombustibles y agroindustria.
La convocatoria a la movilización en Nueva York[2] propone remedios
para curar y prevenir la “fiebre” que padece el planeta Tierra.
Estos incluyen compromisos obligatorios inmediatos –y no solo
promesas voluntarias– de los países para controlar sus emisiones de
gases de efecto invernadero y para mantener el incremento de la
temperatura planetaria a no más de 1,5ºC. Además, compromisos
vinculantes para dejar más del 80% de las reservas conocidas de
combustibles fósiles bajo el suelo y prohibir nuevas exploraciones.
Plantean también acelerar la transición a energías renovables;
promover la producción y consumo locales de bienes durables;
estimular la transición a la producción agrícola basada en la
comunidad para satisfacer las necesidades alimentarias locales;
mejorar el transporte público; crear empleos climáticos para reducir
las emisiones y restaurar la naturaleza; y desmantelar la industria
bélica.
Luego de las grandes movilizaciones durante la COP15 en Copenhague
en 2009, el movimiento climático perdió aliento y los medios de
difusión dejaron de interesarse por el tema. Hay signos de que en
los próximos meses esta situación puede revertirse. Sin embargo,
más allá de que miles de personas se movilicen en las calles o
participen en eventos durante unos días, la gravedad de la amenaza
requiere de acciones más amplias y sostenidas. Por ejemplo, cómo
alimentar un debate público permanente destinado a que amplios
sectores de la población se apropien del tema y exijan acciones
contundentes, aun sabiendo que pueden significar cambios en su forma
de vida.
Notas:
[1]
http://www.wmo.int/pages/mediacentre/press_releases/pr_1002_es.html
[2]
http://www.movimientos.org/es/content/declaración-de-nueva-york-sobre-cambio-climático
* Este texto es parte de la Revista América Latina en Movimiento,
No., 498 de septiembre de 2014, que trata sobre el tema "Frenar el
calentamiento global" -
http://alainet.org/publica/498.phtml
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