La violencia del narcotráfico, paramilitares y la guerrilla amenaza a
pueblos indígenas del Cauca. A eso se suma la disputa por las riquezas
naturales. Sus líderes buscan alianzas en Europa para seguir en pie de
lucha.
Representantes del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), Colombia, llegaron a Alemania dentro de una gira europea con el objetivo de estrechar alianzas. La organización indígena más antigua de Colombia y Latinoamérica, techo de diez pueblos indígenas revivió la fuerza del movimiento indígena en Colombia y busca aliados para hacer frente a las numerosas amenazas que enfrentan sus comunidades.
El recorrido de los cuatro líderes indígenas comenzó en Noruega, adonde llegaron con la invitación de la Universidad de Oslo y sirvió para estrechar lazos con los Sami, uno de los pueblos indígenas autóctonos noruegos, con cultura, idioma y costumbres propias. Después de Alemania, el periplo los llevará a Holanda y España, y ocurre poco antes de las elecciones presidenciales colombianas previstas el 25 de mayo, en donde el presidente Juan Manuel Santos aspira a su reelección. Organizaciones como Amnistía Internacional exhortan a los candidatos a proteger a la población civil, especialmente a los grupos y comunidades más vulnerables, expuestas a sufrir abusos y violaciones a sus derechos.
El Cauca, región mega diversa
El Cauca, en el suroeste de Colombia, es uno de los 32 departamentos que integran el territorio colombiano. Allí nacen la Cordillera Central y la Occidental y tres de los ríos más importantes: el Cauca, el Patía y el Magdalena. Con distintos climas de acuerdo a la altitud, son hogar de una gran variedad de especies y ecosistemas. Empresas trasnacionales se disputan esos territorios ricos en minerales y recursos naturales, lo que ejerce una presión adicional sobre esas comunidades.
“Vivimos en zonas estratégicas, ricas en recursos naturales, abundantes en páramos, lagunas, nevados, ahí hay una gran riqueza mineral y por eso nos quieren bajar de la cordillera y despojarnos de nuestros territorios ancestrales. Esta gran disputa enfrenta por un lado al modelo económico neoliberal que sigue el país y por el otro a los campesinos, indígenas y afrodescendientes que necesitamos la tierra”, afirma Eduardo Camayo, líder de la Región Occidente y Consejero Mayor del CRIC, avalado por las 121 autoridades indígenas del Cauca. Unos 300.000 indígenas pertenecientes a diez pueblos distintos habitan la zona desde tiempos prehispánicos.
Demandas al Estado colombiano
La organización fundada hace 43 años es liderada en igualdad de jerarquía por los representantes de las 9 zonas indígenas, que formulan claras demandas al Estado colombiano. “La garantía de los derechos territoriales, económicos, políticos y sociales para toda la población colombiana, no sólo para los indígenas. Demandamos una real distribución de la riqueza, y la garantía de los derechos políticos, que tengamos la posibilidad de decidir en las políticas nacionales, y tengamos igualdad de condiciones en el acceso a la salud, a la educación y a la justicia. Que no haya impunidad frente a tantos crímenes, en los que están coludidos hasta el mismo gobierno y actores que están presentes en el país”, destaca Camayo.
Durante un debate realizado la víspera en el Instituto Iberoamericano de Berlín, los líderes indígenas explicaron que su lucha les ha costado muchos muertos e indicaron que seguirán movilizándose y buscando la concertación con otros movimientos sociales en Colombia y otros países. También reiteraron su aspiración por el reconocimiento oficial de la Universidad Autónoma Indígena Intercultural UAII, que les ha negado el gobierno colombiano. “Queremos nuestros propios médicos e ingenieros”, destacó José Vicente Otero.
La directora del Instituto Iberoamericano de Berlin, Barbara Göbel y
líderes del CRIC. Atrás, con corbata, el embajador de Colombia, Juan
Mayr Maldonado.
Intercambio de experiencias Alemania – Colombia
La directora del Instituto Iberoamericano de Berlín, la antropóloga Barbara Göbel, destacó su interés por posicionar a América Latina en 'el mapa de la sociedad alemana'. “Los movimientos indígenas y su papel como actores políticos son poco conocidos en Alemania, Colombia es un país muy interesante para nosotros porque su reforma Constitucional ha abierto muchos instrumentos y espacios para el reconocimiento de la diferencia cultural. Estos movimientos no sólo reclaman un reconocimiento sino que aspiran a un empoderamiento para poder manejar con autonomía sus territorios. Todo esto está muy vinculado a la temática medioambiental, que tiene un fuerte énfasis en Alemania”.
Líderes del CRIC señalan que hay una gran brecha entre la postura del gobierno colombiano y lo que piensan las comunidades indígenas. “Constitucionalmente existen en Colombia las garantías para la preservación de los ecosistemas, pero en la práctica la realidad es otra”, afirma José Vicente Otero, uno de los nueve líderes del CRIC. “Si en Colombia, un país de 47 millones de habitantes, megadiverso, pluriétnico y multicultural, se consultaran a las bases podrían implementarse políticas de verdadera defensa de la biodiversidad”, apunta.
La lucha sigue
Eduardo Camayo cree que tarde o temprano los pueblos indígenas serán reconocidos como los verdaderos guardianes de la naturaleza. Camayo demanda un cambio en la política económica del país. “La política minero energética que el gobierno ha implementado no fue consultada con los pueblos en Colombia y como resultado están entregando los recursos naturales a las multinacionales. El gobierno se olvidó de que los colombianos tenemos que comer”.
Además de la lucha por la tierra estas comunidades se ven amenazadas por la violencia que vive el país en un conflicto que dura ya más de 40 años. “Los muertos, los desaparecidos, los desplazados, la persecución del movimiento indígena, todo eso se vive en nuestros territorios. Es una guerra externa que nos han traído los grupos guerilleros como las FARC y el ELN, los grupos paramilitares y las bandas del narcotráfico”, dice por su parte José Vicente Otero.
El líder destaca que la Constitución les otorga derechos, aunque siguen siendo atropellados. “La Constitución avala que nuestros territorios son autónomos, políticamente organizados, que tenemos autoridades propias, usos y costumbres y una cosmovisión particular”, dice Otero y añade: “Hemos sobrevivido a base de lucha pero somos pueblos de cultura de paz”.
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