Pueblos en Camino
40 mineros sepultados en explotación
minera de El Palmar, Cauca, Colombia. Este 1 de mayo de 2014 será, por
las víctimas de la codicia de El Dorado y de la conquista, un día para
rechazar el exterminio que genera la codicia minera corporativa
transnacional. Estarían con vida si el oro que alimenta a los
beneficiarios del sistema, no se alimentara de tanta muerte, corrupción,
terror y destrucción. No podemos seguir muriendo y matando para que
unos pocos acumulen. Ver video con testimonios desde El Palmar
En el Día del Trabajo entierran vivos a 40 mineros en el Norte Cauca, Colombia
Siendo aproximadamente las 2200hrs de la
noche del 30 de abril, se derrumba una enorme cantidad de tierra y lodo
sobre mineros que trabajaban en un pozo. Testigos calculan que por lo
menos 70 metros cuadrados de tierra y lodo atraparon a unas 40 personas
que sobrevivían realizando este trabajo durante la noche, al parecer, a
cambio de una “mejor” remuneración que durante las horas del día. El
Palmar,donde sucedió esta tragedia, queda a unos 20 minutos del casco
urbano de Santander de Quilichao en el norte del Departamento del Cauca,
al Sur Occidente de Colombia, a unos 70 kmts. al sur de la ciudad de
Cali. La información preliminar proviene de un testigo que llegó al
lugar de los hechos e informa que hasta el momento, aproximadamente
0100hrs del 1 de mayo, solamente habían podido rescatar tres personas.
En la mina trabajan campesinos, indígenas y afrocolombianos. Según el
angustioso testimonio recogido esta madrugada, se dice que los “dueños”
de esta excavación minera y de las retro excavadoras que se encontraba
allí, habrían escapado con sus equipos.
Compañeros de trabajo, familiares, amigos
de los mineros, están sumidos en la desesperación, el dolor y la
angustia. Pobladores de la zona esperaban a esta hora noticias sobre sus
parientes y conocidos.
Sucede esta tragedia, que sepulta vivos a
trabajadores explotados, precisamente en las primeras horas del 1 de
mayo, Día de los y las trabajadoras. Al compartir esta información
preliminar, agobiados de expectativa y tristeza, nos preocupa además que
esta tragedia sirva como pretexto para señalar a las víctimas como
culpables de la misma, criminalizarlas y favorecer con ello la
explotación minera a gran escala, perpetrada por las transnacionales,
según la política minera del Estado Colombiano. Las víctimas de esta
tragedia, como las de otros derrumbes en minas mal llamadas artesanales,
son obreros explotados en condiciones oprobiosas quienes deben recurrir
a este tipo de trabajo asumiendo riesgos inaceptables, para sobrevivir
en medio de la falta de oportunidades de trabajo. Son víctimas de la
voracidad criminal de dueños de maquinarias, frecuentemente aliados a
escuadrones de la muerte, en colisión con fuerzas armadas y funcionarios
del Estado quienes conocen de esta actividad y a sus beneficiarios,
pero, cuando no los protegen abiertamente, dan la espalda y pretenden no
ver lo que sucede. Esta región del Norte del Cauca ha sido empobrecida
por el despojo violento a indígenas y afrocolombianos por parte de los
grandes ingenios azucareros. La caña de azúcar ha reemplazado todos los
cultivos de pan coger y generado miseria, contaminación, hambre y
violencia social en la zona. En este sustrato social, el narcotráfico se
estableció y permea todos los ámbitos de la región moviendo enormes
cantidades de dinero. En lugar de realizar una reforma agraria que
garantice el sustento de los pobladores de la región y proteja el medio
ambiente, el Estado, ha defendido abiertamente los intereses de los
ingenios y ahora, el de compañías mineras transnacionales a través de
enormes concesiones. En estas condiciones de inseguridad, criminalidad y
pobreza para beneficio de unos pocos a costa de la mayoría de la
población despojada y explotada, se da este tipo de proyectos mineros
que, lejos de artesanales, son formas de explotación realizada por
empresarios que someten trabajadores en condiciones inaceptables de
riesgo y abuso. El gobierno colombiano ha presentado la minería a cielo
abierto realizada por grandes empresas transnacionales, en su mayoría
canadienses, como una alternativa limpia, segura y técnicamente
apropiada. Toda la evidencia demuestra que la destrucción y muerte
ocasionada por este tipo de megaproyectos mineros es mucho peor que la
ocasionada por los proyectos menores. A la destrucción ambiental y
contaminación masiva causada por estos proyectos se suma la criminalidad
y violencia para despojar a los habitantes de tierras objeto de
concesiones. La población expulsada de tierras productivas termina en
villas miseria engrosando por fuerza la criminalidad y siendo reclutada
para actividades como el narcotráfico y los grupos armados. La cantidad
de muertos que produce la minería a cielo abierto no son tan visibles
como los que causan accidentes como el que hoy sepultó a estos mineros
en el Cauca, pero su número es mucho mayor, si se incluye, como debería
hacerse, a quienes son afectados por la falta o por la contaminación de
las aguas y las tierras.
Debemos recordar que el extractivismo del
oro beneficia, fundamentalmente al gran capital especulativo
transnacional y a dueños de grandes capitales en países centrales
quienes destruyen ecosistemas, montañas, selvas, ciudades y campos, para
enterrar lingotes en socavones o colgarse joyas y evitar así, con la
muerte de naturaleza y el exterminio de poblaciones enteras, la
depreciación de sus enormes riquezas. La minería del oro es una
actividad criminal, pero no son los criminales los pobres trabajadores
obligados a enterrarse en vida para que unos desconocidos millonarios a
quienes nunca conocerán, conserven e incrementen sus capitales. Los
criminales, responsables de un verdadero genocidio global en curso que
incluye hoy a las víctimas de la mina de El Palmar en este triste Día
del Trabajo, son las corporaciones mineras transnacionales, los centros
financieros especulativos donde se vende anticipadamente y por enormes
ganancias el oro que sacan de estas tierras quienes hoy quedaron allí
sepultados, los gobiernos que sirven a esos intereses a costa y a
sabiendas de sus impactos que encubren con una complicidad aberrante,
empezando por el gobierno de Canadá. Pero también el gobierno de
Colombia, que, de una parte, promueve la minería ilegal no artesanal en
manos de escuadrones de la muerte y empresarios explotadores, persigue a
mineros artesanales que sobreviven con esta actividad a quienes les
declaró la guerra sin brindarles alternativas y entrega en concesión la
mayor parte del territorio nacional a las transnacionales. El Norte del
Cauca y Colombia lloran este 1 de Mayo de 2014 a trabajadores
esclavizados de su tierra, enterrados por la codicia de un sistema que
les impone la muerte por el despojo, por la persecución, por la guerra,
el terror y la violencia, por la destrucción ambiental o por derrumbes
mineros para beneficiarse con las prebendas corruptas que les deja el
despojo para beneficio del capital transnacional. Lejos de este socavón
de la muerte se encuentran los patrones del capital transnacional,
durmiendo y disfrutando cómodamente la riqueza obtenida por el despojo
sin siquiera saber de los muertos que van enterrando en vida por todo el
planeta que van matando. Este primero de mayo de 2014 será, por las
víctimas de la codicia de El Dorado y de la conquista, un día para
reconocer el exterminio que genera la codicia minera. Estarían con vida
si el oro que alimenta a los beneficiarios del sistema, no se alimentara
de tanta muerte y destrucción. No podemos seguir muriendo y matando
para que unos pocos acumulen.
A continuación compartimos una información sobre la explotación minera de El Palmar que habla por si misma.
Tejido de Comunicación y Pueblos en Camino
En Santander de Quilichao existen cerca
de 9 frentes de trabajo en los que se practica intensamente la minería
ilegal, la mayoría localizados entre la vereda Quinamayó, sobre la
margen izquierda y derecha del rio aguas-abajo, y la vereda San Antonio.
También, hay frentes en la vereda Mandivá y 2 para ser más exactos en
el corregimiento de Mondomo. En estos 9 frentes se ocupan más de 5000
personas, la mayoría afrodescendientes, y más de 50 máquinas
retroexcavadoras que remueven tierra 24 horas y hacen en tan solo una
hora el trabajo de 1000 hombres. Algunos frentes, como el de la vereda
el Palmar llevan más de un año operando de manera ininterrumpida, y
otros, no superan los 5 o 6 meses. Por regla general y de seguridad se
tiene que, cada cierto tiempo; no más de 6 meses, se levanta un frente y
se traslada a otro, y luego, a otro, y a otro, en un juego de ruleta
para evadir quizás los ejercicios de control de las autoridades. También
hay 7 sitios de exploración minera entre la vereda el Palmar aguas-
abajo hasta los límites con la vereda San Antonio, 3 en Mandivá y 1 en
Mondomo.
Por lo general un frente lo conforman
varios socios que se articulan y organizan para explotar pedazos de un
mismo predio los cuales todos a su vez en la mayoría de los casos
obedecen a una cabeza mayor; a un jefe o al dueño de la mina. Cada uno
de estos pedazos está a cargo de un capataz que también hace las veces
de administrador; en su condición, la desconfianza es para unos lo que
la vida significa para otros. En la mayoría de los casos también cuentan
estos frentes con relacionistas públicos que se encargan no solo de
hacer el puente con particulares para la compra de predios o proponer
mediante engaños a los propietarios, campesinos todos y
afrodescendientes en su mayoría, las tales uniones temporales; “al
partir”, sino que además, traman enlaces con algunos miembros de la
fuerza pública para asegurar por un lado el control de la zona con
información privilegiada y por el otro, el transporte ilegal de oro y de
dinero. Por ello, en muchas ocasiones cuando el ejército en su
ejercicio de acciones de control hace presencia en estas zonas, que
apropósito casi nunca sucede no obstante existir una base militar a tan
solo 15 minutos, en las minas solo encuentran hoyos profundos y mineros.
Según un miembro del Consejo Comunitario del Zanjón del Garrapatero que
nos pidió mantener su nombre en reserva, “Pareciera que aquí todos
trabajan en llave y en secreto”
La minería ilegal en Santander, según un
alto oficial del ejército, se encuentra asociado en la mayoría de los
casos a grupos al margen de la ley, en especial las BACRIM (Bandas
Criminales. Uno de los nombres con que se conocen los paramilitares o
escuadrones de la muerte que actúan en colisión con el Estado)
No obstante este desalentador panorama la respuesta de la institucionalidad ha sido, el silencio.
Por Jaime Soto Palma
Periodista Investigador
A 20 minutos de Santander de Quilichao,
en dirección norte sur, con el cerro Garrapatero al poniente y por una
carretera serpenteante y sin pavimentar, pero en muy buen estado, se
llega a la vereda El Palmar. Habitada en su mayoría por afro
descendientes; 1500 tal vez, prodigaba ser, por la fertilidad de sus
suelos, hasta hace muy poco una de las últimas reservas agrícolas del
norte del Cauca.
Surcada por el rio Agua Limpia y otros no
menos importantes, estos ríos que en otrora con sus aguas límpidas y
cristalinas hacían gala de su nombre, hoy aguas abajo abastecen a más de
20 acueductos rurales de agua barro, de mercurio y cianuro muy
posiblemente, gracias a los gravísimos daños ambientales que está
provocando la minería ilegal. Estas aguas también, y pese a las actuales
circunstancias, son utilizadas para riego en plantaciones de arroz,
piña y caña especialmente, no obstante los peligros que para la salud
humana ello puede implicar.
En mi recorrido, iniciado apropósito a
muy tempranas horas de la mañana, pude constatar, entre el punto de
quiebre de la carretera Panamericana hasta dos Km antes del sitio de la
extracción, la presencia de siete máquinas retroexcavadoras, silenciadas
todas, ocultas unas entre la maleza y camufladas otras en medio de la
vegetación. Este paisaje siniestro de palas mecánicas que por nada se
confunden con el verdor intenso de la naturaleza, debo confesar, me
trasladó 25 años atrás a los comienzos de la minería intensa en
Frontino, Segovia y Marmato. Tres pueblos antioqueños que, por más de
una década, han vivido esperando a que Tribunales Internacionales
obliguen al Estado Colombiano a resarcir no solo los daños ambientales
causados sino a las cientos de víctimas que ha provocado la
contaminación por “plomo”, cianuro y mercurio. También, a 15 años atrás,
cuando los paramilitares con el apoyo de la institucionalidad lograron
en vastas regiones del país imponer el silencio. En el Palmar ya casi
nadie quiere hablar, cada cual sospecha de cada quién, máxime si es
forastero.
La muerte de dos personas el pasado fin
de semana en el norte del Cauca es apenas la punta del iceberg de lo que
significa la minería ilegal en zona rural de Santander de Quilichao.
Según Ricardo Cifuentes, secretario de
gobierno, las dos personas fallecieron cuando la mina en que trabajaban
se derrumbó, hechos que ocurrieron en el sector del Palmar. Aún más
preocupante; según el funcionario, es que en la misma zona han muerto al
menos 9 personas s en la misma actividad y sus fallecimientos han
querido ser ocultados por quienes trabajan en el sitio.
Y es que allí, si bien existe un permiso
de explotación minera, lo que está prohibido es el uso de maquinaria
pesada; en ese lugar están haciendo socavones del tamaño de un edificio
de tres pisos, socavones que tienen a derrumbarse por cualquier
circunstancia. Explica el señor Cifuentes.
El secretario de gobierno, quien desde
noviembre anterior está amenazado precisamente por la persecución a la
minería ilegal; agrega que además de la muerte y la violencia que ha
traído la extracción minera ilegal en su municipio, se suma el tema
sanitario.
La Malaria que se había erradicado,
volvió por cuenta de personas de la costa pacífica que llegaron atraídos
por la fiebre del oro. Enfermedades venéreas a causa de la prostitución
también ha incrementado su manifestación.
Las zonas donde más problemas se
presentan con Minería Ilegal, son Manivá; donde el fin de semana se hizo
un procedimiento de decomiso de combustible, el Palmar, la Toma y San
Antonio.
Fuente: Radio Súper Popayánhttp://www.radiosuperpopayan.com/noticias/1254-fiebre-del-oro-trae-muerte-y-enfermedades-a-santander-de-quilichao
(Tomado de http://www.pueblosencamino.org/index.php/asi-no/proyectos-de-economia-extractiva/822-en-el-dia-del-trabajo-entierran-vivos-a-40-mineros-en-el-norte-cauca-colombia)
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