Por Luisa Maria González *
La Habana, (PL) Tras un 2013 marcado por altos niveles de desempleo
para los jóvenes, el nuevo año llegó sin ofrecer esperanzas de mejoras:
la Organización Internacional del Trabajo anunció que los menos
experimentados volverán a ser los más golpeados por el paro.
Ni siquiera la Europa de riquezas centenarias se salvará del caos,
agregó esa entidad, pues las condiciones del mercado laboral muestran
señal alguna de recuperación y todo parece indicar que el 2014 casi no
registrará aumentos en los índices de empleo.
Según coinciden
los especialistas, para los jóvenes esta situación es doblemente
traumática, pues además de ser las primeras víctimas de los recortes, su
transición desde el sistema educativo hacia el mundo del trabajo se
convierte en un proceso complejo y hasta doloroso.
No por
casualidad las autoridades han advertido acerca del incremento de los
suicidios a raíz de la crisis económica iniciada formalmente en 2008,
pues solo un año después la cantidad de jóvenes europeos que se quitó la
vida aumentó en un 4,2 por ciento.
"Nuestros resultados
muestran que la crisis económica supone, considerablemente, un riesgo de
suicidio", afirmó un colectivo de autores en la British Medical
Journal, los cuales confirmaron que en Europa, el fenómeno afecta
particularmente a los jóvenes.
La investigación agregó que la
mayor cantidad de suicidios ocurre entre los varones en edades
comprendidas entre los 15 y los 24 años, quienes además de ser víctimas
del desempleo, son usualmente los menos protegidos mediante los sistemas
de seguridad social.
Adicionalmente, alertó que los suicidios
representan solo una pequeña parte del sufrimiento en tanto las cifras
reflejan únicamente la consumación del acto, mas no hablan sobre los que
quedan en el intento, los cuales podrían llegar a ser 40 veces más
frecuentes.
Citados por un informe de la Confederación Sindical
Internacional (CSI), los integrantes de una red italiana de trabajadores
precarios resaltaron lo que significa vivir una juventud sin sueños:
"Somos
una generación precaria, desempleada, infrarremunerada o que trabaja
gratuitamente y de forma invisible, condenada a depender mucho tiempo de
los padres. La precariedad es nuestro leitmotiv", afirmaron.
"Vivimos al margen de todos los derechos: el derecho a estudiar, a una
vivienda, a un ingreso digno, a la salud, a tener relaciones
sentimentales, a vivir libres y felices", denunciaron.
SIN ESTUDIOS, SIN FUTURO
La
evolución social en Europa durante varias décadas del siglo XX,
amparada en el llamado Estado de bienestar, propició la diseminación de
expectativas según las cuales mientras más se preparasen los niños y
jóvenes en sus estudios, mejor desempeño tendrían en el mercado laboral.
Sin embargo, la crisis económica llegó para mostrar que los mecanismos
se oxidaron y por ejemplo, en Portugal hay alrededor de 63 mil graduados
universitarios en paro, de acuerdo con el Instituto Nacional de
Estadísticas.
De hecho, la educación ha estado entre las
primeras afectadas por la recesión, a causa de los recortes de
presupuesto decretados por los gobiernos.
En el Reino Unido, uno
de los 10 países con mayor Producto Interno Bruto del planeta,
recientemente se produjeron varias protestas convocadas por principales
sindicatos de maestros para manifestar la oposición a las caídas de los
salarios y las pensiones, además de las malas condiciones de trabajo.
¿Y quienes salen más perjudicados cuando la educación está ausente en
la lista de prioridades de los gobierno? Los niños y jóvenes.
El
impacto, según testimonios, se hace muy fuerte en la enseñanza
superior, dados los elevados costos de las universidades privadas y el
cierre de posibilidades en las públicas.
"Los recortes recientes
en el sector de la educación seguramente disuadirán a muchos jóvenes de
iniciar estudios superiores o ir a la universidad", indicó el italiano
Salvatore Marra, citado en el informe de la (CSI).
Asimismo, las
dificultades económicas de las familias obligan a no pocos muchachos y
muchachas a abandonar sus estudios con la esperanza de insertarse en el
mundo laboral y dar sus aportes, una opción que, como indican las
cifras, también resulta ser problemática.
GENERACIÃ"N NINI: NI ESTUDIA NI TRABAJA
"Durante
la crisis económica, los jóvenes son a menudo el último en entrar y el
primero en salir; es decir, el último en ser contratado y el primero en
ser despedido", alertó el Informe Mundial de la Juventud de las Naciones
Unidas.
El desempleo juvenil, aunque afecta de manera desigual a
los diferentes países europeos, en general ha alcanzado en estos años
cifras históricas, pues en más de 10 el índice supera el 25 por ciento y
en algunos como España y Grecia, rebasa el 50 por ciento.
Estas
tasas frecuentemente duplican las registradas entre los adultos; por
ejemplo, en Italia el paro general alcanza el 12 por ciento, mientras
para los jóvenes es de 41,2, según cifras publicadas a finales de 2013.
En el Reino Unido, casi un millón de jóvenes de entre 16 y 24 años está
desempleado, lo que representa el 40 por ciento del total de las
personas sin ocupación laboral.
Adicionalmente, casi la mitad de estos muchachos ha permanecido sin trabajar por seis meses o más.
"Encontrar un empleo se ha convertido en una tarea casi imposible� y
encontrar un buen empleo es una suerte", expresó el polaco Tomasz
Jasinski, miembro de la Comisión de jóvenes de la Alianza de Sindicatos
de Polonia.
"La calidad de los contratos que se ofrecen a los
jóvenes no les garantiza un puesto estable ni seguro en el mercado de
trabajo, lo que tiene una enorme influencia en su vida personal y
familiar", agregó.
to/lmg/rcg
*Periodista de la Redacción Europa de Prensa Latina
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