viernes, 9 de agosto de 2013

Camboya: Carros blindados y soldados vigilan determinadas calles de Phnom Penh

Carros blindados y soldados vigilaban hoy determinas calles y plazas de Phnom Penh, la capital de Camboya, mientras Amnistía Internacional solicitaba contención al partido gobernante y la oposición para evitar que la disputa por el resultado de las elecciones de julio desemboque en violencia.

"Han sido movilizados para garantizar la seguridad y la estabilidad política hasta la formación oficial del nuevo Gobierno. No hay que preocuparse, es una medida de prevención de las Fuerzas Armadas", explicó el portavoz de la Policía Militar, Kheng Tito, al diario "Phnom Penh Post".

Según este rotativo, aproximadamente un centenar de miembros de las Fuerzas Armadas, la Policía Militar y la Policía Nacional han sido desplegados en Phnom Penh desde el jueves.
Los habitantes de la capital han acogido la presencia militar con algo de sorpresa pero sin oposición.

Los camboyanos acudieron a las urnas a elegir un nuevo Legislativo el pasado 28 de julio y la Comisión Electoral Nacional todavía no ha proclamado los resultados oficiales, lo que se espera ocurra a partir de mediados de agosto.

No obstante, miembros del gobernante Partido del Pueblo de Camboya (PPC) se adjudicaron el mismo día de los comicios 68 de los 123 escaños del Parlamento y concedieron los restantes 55 a la coalición opositora Partido para el Rescate Nacional de Camboya (PRNC).

Por su parte, el PRNC defiende su victoria electoral con 63 diputados, al tiempo que ha denunciado y pedido una investigación de las numerosas irregularidades detectadas, como las personas que no pudieron votar por no aparecer en unas listas que, sin embargo, contenían nombres repetidos y gente que no existía.

Desde entonces, la tensión ha crecido entre ambas formaciones, pese a que el primer ministro de Camboya, Hun Sen, se ofreció a negociar una salida con la oposición.

"Las autoridades y líderes políticos de Camboya deben garantizar que las tensiones postelectorales no desemboquen en violencia", dijo la subdirectora para Asia Pacífico de Amnistía Internacional, Isabelle Arradon, a través de un comunicado difundido hoy.
"Muchos camboyanos han apostado por el cambio y los dirigentes políticos deben hacer todo lo que está en su poder para garantizar que este se alcanza de manera pacífica y respetando los derechos humanos", añadió la activista.

Por su parte, el presidente del Centro Camboyano de Derechos Humanos, Ou Virak, opinó que el Gobierno está más preocupado por incidentes desestabilizadores, como la explosión del miércoles en una papelera de Phnom Penh, que por un levantamiento popular dirigido por la oposición.

El líder principal de la oposición, Sam Rainsy, quien se encuentra en estos momentos en Estados Unidos, solicitó la víspera a las personas descontentas con el actual Gobierno que se unan para propiciar el cambio.

Hun Sen, uno de los mandatarios de Asia que más tiempo llevan gobernando, dirige Camboya desde 1985, año en que se instaló al frente del Ejecutivo con el beneplácito de Vietnam, cuyo ejército ocupó el país seis años antes tras derrocar al Jemer Rojo.


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