Estelita Dy, de 83 años, y sus partidarios se reunieron en Tokio para exigir que Japón haga más por hacer justicia a las "mujeres de solaz".
Fue parte de los actos organizados por el grupo para conmemorar el día en que la primera víctima de la esclavitud sexual japonesa se presentó en público, el 14 de agosto de 1991. Su testimonio ayudó a sentar las bases para que otras víctimas, entre ellas Dy, salieran a la luz.
Los partidarios de Dy y grupos de derechos están tratando de obtener apoyo internacional para que el 14 de agosto sea un día reconocido por la Organización de las Naciones Unidas como una manera de presionar a Japón para que haga más por asumir la responsabilidad de la esclavitud sexual en tiempos de guerra. La fecha cae un día antes del aniversario del fin de la guerra de Japón, que es el 15 de agosto.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, dio marcha atrás a las disculpas que Tokio ofreció anteriormente y ahora dice que no hay pruebas de que el gobierno japonés forzó a las mujeres a ser esclavas sexuales para el ejército imperial japonés en tiempos de guerra.
En la reunión del domingo, los partidarios de Dy, entre ellos activistas de derechos humanos, criticaron el gobierno de Abe por su rechazo de las recomendaciones que un grupo de derechos humanos de la ONU formuló a principios de este año en las que instó a Japón a tomar más en serio la responsabilidad de la esclavitud sexual, educar mejor a la gente y tomar medidas para hacer justicia a la víctimas. Rechilda Extremadura, una filipina que pertenece al grupo de apoyo de Dy, dijo que Dy y otras son los "testigos vivos" de la esclavitud sexual.
Los historiadores dicen que hubo más de 200.000 esclavas sexuales de toda Asia, la mayoría de ellas coreanas.
En un discurso entre lágrimas, Dy dijo que fue secuestrada por soldados japoneses cuando iba al mercado a vender verduras en su ciudad natal en la isla de Negros en Filipinas en el otoño de 1944, cuando tenía 14 años.
Cuando Dy fue descubierta por los soldados, que buscaban guerrilleros, corrió desesperadamente para escapar, pero cayó y fue capturada, subida a un camión y transportada a un "vestidor" cercano donde la violaron repetidamente durante tres semanas hasta que los soldados estadounidenses la rescataron.
Más tarde tuvo una familia, pero mantuvo su pasado en secreto hasta 1993, cuando se enteró de las noticias sobre la esclavitud sexual en la radio.
"Al principio estaba demasiado avergonzada para revelar mi pasado. Sin embargo, decidí hacerlo porque era la única manera de recuperar mi dignidad perdida", dijo Dy. "Renuncio a la guerra, porque sus víctimas son siempre las mujeres y los niños".
Dy no habría revelado su pasado si Kim Hak-soon no se hubiera presentado dos años antes, detallando cómo fue secuestrada y obligada a transportar municiones de los soldados japoneses durante el día y servir como prostituta en un burdel gestionado por el ejército por la noche a los 17 años de edad.
El testimonio de Kim ayudó a romper el silencio y contribuyó a que más ex esclavas sexuales salieran a la luz. Se formó un grupo de defensa para exigir una indemnización por parte del gobierno japonés.
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