por Ella Macdonald
El feminismo negro destacó por poner en cuestión las identidades
esencializadoras, ya que fueron las propias mujeres las que sintieron el
vacío de la no-representación. [TAMBÉ EN CATALÀ]
Durante la primera oleada feminista en
EEUU en 1982 la Prensa Feminista de Nueva York publica: “Creemos que las
políticas sexuales en el patriarcado dominan las vidas de las mujeres
negras, así como lo hacen las políticas de clase y raza”. Y es que el
movimiento feminista negro surge en la tensión entre el abolicionismo y
el sufragismo de movimientos de los cuales, debido al racismo y al
sexismo, las mujeres negras fueron excluidas.
Lo que ahora se denomina como “teoría de
la interseccionalidad” es la base del feminismo negro afroamericano que
gira entorno tanto al discurso “¿Acaso no soy mujer?” de Sojourner
Truth escrito en 1852, así como de la aparición de muchos textos de
mujeres negras alrededor de 1890.
Dos de estas voces más representativas
fueron las de Ida Wells y Sojourner Truth. Entre Wells, con su
exposición teórica, y Truth, con la valentía de una mujer iletrada,
formaron las bases del pensamiento del feminismo negro que, a diferencia
del feminismo blanco que se funda durante la Ilustración, surge en un
contexto esclavista. A través de los textos de Truth podemos ver que fue
un movimiento de carácter contra-hegemónico, ya que las mujeres negras
no se veían identificadas con los textos fundacionales del feminismo
blanco.
A diferencia de estos textos, en el
feminismo negro predomina el relato oral como herramienta de resistencia
sin el apoyo de una obra escrita. Partiendo de esto, Truth de-construye
la categoría de mujer desde la que es negada, reivindicando su propia
identidad y un deseo por re-significar el término mujer. Cabe destacar
que debido a la privación del voto a las personas negras en el sur,
recién establecido, hubo una división incluso más marcada entre las
mujeres blancas y negras.
A raíz de una gran oleada de
linchamientos y abusos sexuales, Ida Wells, junto con otras mujeres,
organizaron el primer club de mujeres negras, inspirándose en sus
experiencias vitales para desarrollar la conciencia social. Aquí Wells
introduce el tema de como la intersección entre “raza” y género
construye de forma desigual la sexualidad de la población blanca y de la
población negra.
La opresión racial crecía. Los clubs de
mujeres fueron prohibidos e incluso en las marchas por el sufragio
femenino las mujeres negras fueron obligadas a caminar separadas de las
blancas. Aun así, este rechazo hacia la mujer negra trabajadora sirvió
como nexo de conexión entre ellas, cosa que no ocurrió con el feminismo
blanco de origen burgués.
El feminismo negro parte de una
no-categoría (no-mujer), y su estrategia es la de-construcción y luego
re-construcción de la categoría de mujer. Una figura importante en esta
reconstrucción fue Patricia Hill Collins, que expresó la importancia de
la auto-identificación de las mujeres negras como colectivo de lucha.
El principal espacio del discurso oculto
de las mujeres negras fue el de las cantantes de blues que
representaron su cultura popular y se enfrentaron a las imágenes
estereotipadas creadas por el discurso hegemónico. El blues muestra la
existencia de una tradición secreta, de un feminismo de clase
trabajadora entre las mujeres negras.
Nuevo discurso
La segunda ola de pensamiento feminista
negro coloca como centro de la desigualdad al racismo. En este momento
el feminismo negro británico toma el relevo, donde a raíz del movimiento
intelectual británico de la New Left, las feministas del Reino Unido
crean un discurso en relación al feminismo blanco. Autoras como Hazel
Carby y Pratibha Parmer ayudaron a incluir el género en intersección con
la “raza” en el Center for Contemporary Cultural Studies de la
universidad de Birmingham.
En cuanto al discurso post-colonial, Parmer en su libro Black Feminism: The politics of articulation,
deja abierta la cuestión de centrarse en como lograr el cambio social,
ya que anteriormente las identidades y los contextos de opresión lo
habían dejado en un segundo plano. Palmer propone generar un nuevo
discurso que armonice las diferencias entre las mujeres y ayude a crear
movimientos de reconstrucción. Las nuevas aportaciones al feminismo
negro girarán en torno a esta cuestión ya que las categorías raciales
cerradas sobre las que se construyó el primer pensamiento feminista
negro resultaron ser problemáticas en la lucha por la liberación.
El feminismo negro destacó por poner en
cuestión las identidades esencializadoras, ya que fueron las propias
mujeres las que sintieron el vacío de la no-representación. Fueron ellas
quienes demandaron un reconocimiento al margen de las categorías de
representación impuestas.
Como solían decir, lo importante no es
“quiénes somos” ni “de dónde venimos” sino “lo que juntas podemos llegar
a ser” porque ¿acaso no somos mujeres?
Artículo publicado en el Periódico En lucha / Diari En lluita
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