La organización Human Rights Watch (HRW) acusó hoy a las autoridades
birmanas de llevar a cabo una "campaña de limpieza étnica" contra la
comunidad musulmana rohingya, tras documentar la existencia de fosas
comunes y el desplazamiento forzado de esta minoría.
"Lo que hemos grabado es que el Gobierno birmano y las fuerzas de
seguridad son responsables de ataques contra los rohingyas en los que se
cometieron crímenes contra la Humanidad", dijo el subdirector de HRW en
Asia, Phil Robertson, en una rueda de prensa en Bangkok.
Durante la presentación del informe "Todo lo que puedes hacer es
rezar: Crímenes contra la humanidad y limpieza étnica de los musulmanes
rohingyas en el estado birmano de Arakan", Robertson afirmó que la
violencia entre las comunidades budistas y musulmana en 2012 no fue
espontánea.
Responsabilizó de los disturbios a monjes budistas y a las
autoridades nacionales y locales de Arakan, un estado rebautizado
oficialmente Rakhine y situado en el oeste de Birmania (Myanmar).
"Aunque se tiende a describir la violencia como algo esencialmente
comunal, nuestra investigación confirma que las fuerzas del Estado
estaban implicadas en la violencia", declaró el subdirector de HRW en
Asia.
Las fuerzas de seguridad "destruyeron mezquitas, llevaron a cabo
arrestos masivos de forma violenta y bloquearon la ayuda a los
musulmanes desplazados", y en algunos "ayudaron a los grupos budistas" y
en otros se mantuvieron al margen, según el informe.
La organización no gubernamental con sede en Nueva York hizo un
llamamiento a la Unión Europea (UE) para que reconsidere sus planes de
levantar de forma definitiva todas las sanciones contra Birmania,
excepto las referidas al armamento.
"No sabemos si esto es lo que el comité del Premio Nobel esperaba
cuando otorgó el galardón a la UE, pero nuestra visión es que este paso
es prematuro y desafortunado", dijo el activista en todo sarcástico.
Robertson también criticó a la líder opositora y nobel de la paz,
Aung San Suu Kyi, por no condenar los abusos en Rakhine y preferir "no
tomar partido".
HRW consideró demasiado baja la cifra de 211 personas que, según las
autoridades birmanas, murieron en los brotes de violencia de junio y
octubre del año pasado entre musulmanes y budistas en Rakhine.
Otras 43 personas perdieron la vida el pasado marzo en un rebote de
la violencia sectaria en la región central de Birmania (Myanmar).
El informe de HRW, que recoge más de un centenar de entrevistas,
incluye pruebas de un plan para forzar a los rohingyas a abandonar del
país haciendo insoportable su vida en los campos de desplazados.
Miles de rohingyas han viajado hacia Sri Lanka, India, Tailandia o
Malasia en peligrosas travesías marítimas en las que desafiaban la
muerte y la detención a su llegada.
Durante los disturbios en Rakhine se cavaron fosas comunes y HRW
documenta cuatro, una de ellas abierta por los propios desplazados
rohingyas cerca de Sittwe, la capital del estado, para enterrar 18
cadáveres de musulmanes, algunos de ellos con heridas de bala, que les
entregaron soldados.
"Los soldados estaban enviado el mensaje -en línea con la política de
limpieza étnica- de que los rohingyas deben abandonar el país de forma
permanente", señaló la organización de derechos humanos.
Robertson alertó de que se cierne una crisis humanitaria para los más
125.000 rohingyas hacinados de forma forzosa en campos de desplazados
que, en muchos casos, se inundarán cuando empiece la estación lluviosa,
entre mayo y junio, porque fueron improvisados sobre arrozales.
"También se puede decir que la crisis humanitaria ya está allí y que solo va a empeorar", manifestó el activista.
La comunidad budista, mayoritaria, también sufrió la violencia y los
desplazamientos, pero su situación es "notablemente mejor" y cuentan con
la asistencia de las autoridades, según HRW.
Robertson manifestó que la campaña de limpieza étnica continúa en
Rakhine, instó a las autoridades a frenar las detenciones masivas y
pidió la creación de una comisión internacional independiente para
investigar la violencia.
HRW reclamó a Birmania la revisión de las leyes que niegan la
ciudadanía a los rohingyas y los clasifican de "inmigrantes bengalíes",
aunque tampoco son reconocidos como nacionales en la vecina Bangladesh.
No hay comentarios:
Publicar un comentario