miércoles, 1 de agosto de 2012

Varias ciudades colombianas realizan acciones contra explotación de la industria minera y energética

Adital

En la mañana de este miércoles, 1º de agosto, comenzó la "Primera Jornada Nacional de Movilización: Defendamos la vida, frenemos la locomotora minero-energética”, que se realizó en 21 ciudades colombianas y en Toronto, Canadá. La iniciativa fue de grupos sociales y ambientales que cansados de ver a la población colombiana ser afectada por megaproyectos mineros y energéticos, decidieron iniciar una campaña conjunta para darle visibilidad a los procesos de resistencia y de concientización.

Durante todo el día fueron realizadas actividades de protesta y concientización. En la capital colombiana, Bogotá, una "marcha carnaval” comenzó a las 10h de la mañana en el Parque Nacional y terminó en la Plaza Bolívar con un concierto. La misma acción ocurrió en Riohacha, Guajira y en Bucaramanga, Santander. En Valledupar, César, se realizó el Festival por la Vida y en Medellín, Antioquia, fue organizado un acto académico en la Universidad Nacional.

Ambientalistas y activistas sociales y políticos también realizaron acciones en Cali, Barranquilla, Riohacha, Cajamarca, Caucasia, Villavicencio, entre otras. A nivel internacional se realizó al medio día, en la ciudad de Toronto, Canadá, una concentración en el Queen's Park. Canadá es hoy el país con mayor participación en la industria de extracción de recursos de las Américas.

La población colombiana, así como de otros países de América Latina sufre constantemente por los perjuicios causados por las actividades minero-energéticas impulsadas por el gobierno nacional y por empresas transnacionales. A contramano de las propagandas que muestran ventajas económicas, financieras, generación de empleos y desarrollo para las regiones, lo que se ve es la utilización indebida y abusiva de los recursos naturales, la invasión de tierras indígenas sagradas, contaminación ambiental, perjuicios a la salud y, consecuentemente, caída de la calidad de vida.

La prosperidad prometida mediante las actividades minero-energéticas ya no atrae más la atención de parte de la población, ya que Colombia es un país donde las riquezas naturales contrastan con los niveles de pobreza. En el informe, las Naciones Unidas muestran que Colombia es el tercer país más desigual del mundo, aún teniendo una alta concentración de riquezas. La verdad es que éstas están en manos de grandes empresas nacionales y extranjeras que utilizan estos recursos y la mano de obra barata del país.

Entre los innumerables perjuicios ambientales y sociales causados a las comunidades urbanas y rurales por la "locomotora minero-energética”, los/las organizadores/as de la Primera Jornada Nacional de Movilización señalan los problemas causados al territorio y a la cultura de varios pueblos, sobre todo a los indígenas. El entorno de varios territorios es modificado para dar espacio a canteros de obras y minas a cielo abierto.

El agua, los ríos y la biodiversidad también son afectados directamente por obras como hidroeléctricas, minería, explotación petrolera y expansión de la agroindustria energética. Tales actividades ya causaron estragos tales como desertificación, inundaciones, contaminación y agotamiento de fuentes de agua.

La seguridad alimentaria es otro problema que se ha visto agravado por los megaproyectos mineros y energéticos. Las tierras que deberían ser usadas para la producción alimentaria terminan siendo privatizadas y dando espacio a las grandes obras. El resultado es dependencia alimentaria, hambre y sed en diversas comunidades.

Ausencia de trabajo digno, persecución gubernamental a la pequeña minería tradicional, modificación de las economías tradicionales, perjuicios a la paz y a la buena convivencia social y ruptura del tejido comunitario son otros problemas denunciados por las comunidades afectadas por la ‘locomotora minero-energética’.

Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com


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