En Hungría, por ejemplo, el gobierno ultranacionalista ha recuperado el antisemitismo del régimen fascista de Jozsef Nyiro y Albert Wass, cuyos escritos aparecen ahora en los libros de sus escuelas públicas. Tal gobierno utiliza (como lo hace también el gobierno español) la política de austeridad, instruida por la “troika” (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), para desmantelar el Estado del Bienestar así como los servicios públicos. Su mezcla de fascismo “light” con neoliberalismo está llevando a cabo un empeoramiento del bienestar de las clases populares, a las cuales intenta captar con un nacionalismo extremo xenófobo, atribuyendo su malestar a los inmigrantes.
Una situación semejante aparece en Eslovenia, existiendo un peligro muy acentuado que se presenta también en Bulgaria y en Rumanía, con un gran renacimiento del fascismo y nazismo en el Este de Europa. En estos países tales movimientos de ultraderecha están adquiriendo gran poder, sin que ello haya causado una alarma en el resto de Europa, en parte, porque las propuestas económicas que tales grupos están impulsando –el neoliberalismo- coinciden con las que está proponiendo la Troika, políticas, por cierto, que en ningún país donde tales políticas se están llevando a cabo responden a un mandato popular pues no estaban en los programas políticos de los partidos gobernantes (situación que se refleja claramente en España también).
La dilución de la Europa Democrática
Nos encontramos pues en una situación en la que gran parte de las políticas que se están hoy llevando a cabo en la mayoría de países de la Unión Europea (políticas que están debilitando enormemente los Estados del Bienestar en cada uno de estos países) se están haciendo, repito, sin que ninguna de tales políticas apareciera en los programas electorales de los partidos gobernantes. España es uno de los casos más acentuados de esta situación antidemócratica en la UE, en la que se están llevando a cabo políticas públicas contrarias y claramente opuestas a las prometidas durante la campaña electoral. Y por si ello no fuera poco, la incorporación a la UE de países del Este de Europa, con gran número de ellos dotados de instituciones muy poco representativas, dominadas muchas de ellas, por las ultraderechas, han acentuado todavía más la dilución de la Europa Democrática.
Estos datos, que extraigo del excelente artículo de John Weeks “Ode on a European Urn” (Social Europe Journal, 09.08.2012), señalan que hoy estamos viendo en Europa, dos hechos relacionados entre sí. Uno es el desmantelamiento de la Europa Social y el otro, que ha sido más silenciado en los medios, la destrucción de la Europa Democrática. La Europa democrática y social, que se había convertido en un punto de atracción y referencia a todas las fuerzas progresistas en el mundo está desapareciendo.
Como bien señala Weeks, como consecuencia de lo que está ocurriendo en la UE se tendría que cambiar el himno de la UE (la excelente 9ª Sinfonía de Beethoven) con su canto a la libertad pues no corresponde a la Europa presente. Para los movimientos democráticos que luchamos contra el fascismo en España, Europa significaba democracia, libertad y justicia social. Hoy, las elites gobernantes de Europa están imponiendo políticas (que el gobierno español dócilmente acepta) que están desmantelando el escasamente desarrollado Estado del Bienestar español, sin que la población de los distintos pueblos y naciones que constituyen España haya sido consultada. Las fuerzas democráticas, continuadoras de las generaciones que lucharon para conseguir la democracia en España, deberían replantearse su visión de Europa y su integración en ella. Nuestra pertenencia en ella está seriamente afectando el bienestar de nuestra ciudadanía.
Vicenç Navarro es catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra
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