El pasado 29 de mayo se celebró en Madrid la presentación de la Red Ecofeminista, compuesta por un grupo de mujeres de muy diversas procedencias y militancias, que consideran que la cuestión ecológica no puede desligarse de la cuestión de género. La red también busca visibilizar y reivindicar un “ecofeminismo crítico”, alejado de posiciones esencialistas, que apuesta por la superación de los estereotipos de género. De todo ello hablamos con Beatriz Gimeno, miembro de la red, en la siguiente entrevista.
Noticias Positivas: Dicen desde los movimientos ecologistas que si hay un futuro, a la fuerza tendrá que ser verde. Ustedes añaden que igualmente tendrá que ser feminista. ¿Dónde reside esta ligazón entre la ecología y el feminismo, entre la naturaleza y la mujer?
Beatriz Gimeno: En la Red Ecofeminista no creemos que las mujeres tengamos ninguna conexión especial con la naturaleza. Es más, esa conexión que históricamente se nos ha tratado de imponer es una de las razones de que el feminismo haya desconfiado siempre del ecologismo. Creemos que lo que hay es una situación de discriminación de las mujeres que nos coloca en una posición más dependiente de la naturaleza en ocasiones. Las mujeres de los países más pobres dependen mucho más de la agricultura de subsistencia y son también las primeras víctimas del cambio climático; son también las encargadas de sacar a sus familias adelante: de buscar agua, de cuidar el ganado, etc. Ellas trabajan la tierra, los bosques, el agua, etc., pero no tienen poder de decisión sobre nada.
Por ello, las mujeres son a veces más conscientes de lo que significan las agresiones a la naturaleza y están más dispuestas a implicarse en su defensa. Sin empoderar a las mujeres, sin garantizar la igualdad, no se conseguirá ser efectivo en la lucha contra la degradación ambiental. Eso por no hablar de la necesidad de tener control sobre la reproducción, necesaria desde el punto de vista ecológico.
Por otra parte, el patriarcado es no solo dominación de las mujeres, sino también de los recursos naturales. Los dominios sobre la naturaleza y sobre las mujeres tienen la misma génesis: la creencia de los varones de que están destinados a dominar a todos los demás seres vivos, naturaleza incluida, y a explotarlos.
N+: ¿Qué perfiles reúnen las impulsoras de esta Red Ecofeminista?
BG: Nos encuadramos dentro de un ecofeminismo crítico, no esencialista y de raíz ilustrada. Muchas venimos del movimiento feminista y hemos llegado a la conclusión de que el ecologismo político es absolutamente necesario. Otras venimos de la militancia ecologista y hemos hecho el camino inverso: pensar que el ecologismo sin feminismo no tiene sentido.
N+: Multitud de escuelas feministas consideran que el capitalismo es un sistema totalmente patriarcal. Por otro lado, es casi generalizada entre los ecologistas críticos la afirmación de que no es viable un crecimiento económico infinito en un planeta finito, como quiere el capitalismo. ¿Eso quiere decir que el ecofeminismo, por estar en conexión con ambas posturas, plantea necesariamente una superación del actual sistema económico?
BG: Claro. Ese es, de manera resumida, el vínculo. El ecologismo político tiene que ser superación del capitalismo y del patriarcado. No se puede dejar de explotar a la naturaleza si no dejamos de explotar a las mujeres entre otras cosas porque, como he explicado, además de que sería igual de injusto, porque somos, por circunstancias históricas y culturales, las encargadas de gestionar en parte nuestros vínculos con la naturaleza.
N+: Aunque actualmente hay muchos más hombres que mujeres en puestos de poder, no es menos cierto que también hay mujeres dirigiendo multinacionales, así como gobernando países o importantes regiones y ayuntamientos. ¿Pero hasta qué punto es positivo que haya mujeres a la cabeza de estructuras que defienden en ocasiones planteamientos económicos y sociales a menudo en las antípodas del ecofeminismo?
BG: Nosotras no pensamos que las mujeres seamos diferentes por el hecho de serlo, ni mejores ni peores. Que haya mujeres haciendo cosas que no nos gustan es como si hubiera hombres (como los hombres que hay) y nadie se plantea quitar a los hombres como género el poder sólo porque algunos de ellos hagan cosas con las que estamos en desacuerdo. Se plantea sustituirlos por otros, pero no se habla de su género. Exigirnos sólo a nosotras que seamos mejores es otra forma de discriminarnos, apartarnos y retrasar sine die la igualdad. Seremos iguales cuando nadie se empeñe en que representamos, por el hecho de ser mujeres, valores superiores o diferentes. En todo caso (incluso en el peor de los casos) la igualdad es un valor positivo. Nadie dice que haya que apartar a los negros del poder porque lo ejerzan igual que los blancos, por ejemplo.
N+: Ustedes plantean un ecofeminismo crítico en lucha contra los estereotipos. ¿Cuáles son actualmente los estereotipos patriarcales más acusados que habría que combatir en primer lugar?
BG: Todos, vivimos rodeadas, inmersas y determinadas por los estereotipos pero deshacer la idea de que somos seres más vinculadas a la naturaleza es uno de ellos y es uno de los más perniciosos puesto que ha servido para oprimirnos. A la naturaleza se la domina, a las mujeres también. No somos madres por naturaleza: parimos sí, pero eso que se llama “instinto maternal” se enseña, por ejemplo. No somos más sensibles, ni mejores, ni peores, no tenemos necesariamente otra visión de la vida, ni somos más emocionales por naturaleza, etc. Todo eso solo sirve para dividir el mundo en dos esferas que no son iguales en poder.
N+: Y frente a esos estereotipos, ¿qué alternativas propugnan?
BG: El género es un constructo que no tiene por qué adscribirse a un sexo concreto. Somos feministas que pensamos que la igualdad entre los hombres y las mujeres pasa necesariamente por una redistribución de las características genéricas.
N+: ¿Es la ecología una de las claves para esta superación de los estereotipos y la construcción de nuevas características genéricas?
BG: No necesariamente. Se puede ser ecologista y profundamente machista. La ecología es clave para el futuro de la especie humana y por eso lo somos, para transformar la ecología en ecofeminismo crítico, para que la revolución ecologista no nos traicione y nos deje fuera, como ha ocurrido siempre con todas las revoluciones.
N+: ¿Cómo piensan actuar para difundir estos mensajes? ¿como un movimiento social que promueve campañas dirigidas a la ciudadanía, como un think tank abierto a las administraciones públicas y a los partidos, o tal vez se emplearán ambas opciones?
BG: Ambas opciones. Por ahora queremos contribuir a dar una visión no esencialista del ecofeminismo y a crear conciencia; queremos posicionarnos en el movimiento feminista y en el ecologismo político. Más adelante iremos viendo.
DATOS DE CONTACTO:
Imagen: Beatriz Gimeno (en el centro), durante la presentación de la Red Ecofeminista. A su lado, Alicia Puleo (izquierda), autora de “Ecofeminismo para otro mundo posible” y Pilar Marcos (derecha), Responsable de la campaña de costas de Greenpeace.
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