Jaime Velázquez
Johannesburgo, 7 abr (EFE).- Joyce Banda, vicepresidenta de Malaui, condenada al ostracismo por el presidente Bingu wa Mutharika, se ha convertido en la primera jefa de Estado del país africano tras la muerte a los 78 años de su predecesor.
Alejada de la mayoría de sus funciones desde 2010 por las luchas internas en su formación política, el gobernante Partido Democrático Progresista (PDP), Banda tiene ahora la difícil tarea de lidiar con un Gabinete que hasta el último momento trató de apartarla del poder.
Banda fue expulsada del PDP por el propio Mutharika, en una maniobra para colocar a su hermano, Peter Mutharika, en la línea de sucesión, y afronta ahora un Parlamento en el que su nueva formación, el Partido del Pueblo, carece de representación.
La nueva presidenta de Malaui, de 62 años de edad, tiene una amplia experiencia en las tareas de gobierno.
Graduada en Educación infantil y activista en la defensa de los derechos de la mujer, fue ministra de Género, Bienestar infantil y Servicios comunitarios durante el primer mandato de Mutharika, antes de obtener la cartera de Exteriores en el año 2006.
Tras las elecciones de 2009, en las que resultó reelegido Mutharika, Banda fue nombrada vicepresidenta de la República de Malaui, cargo que ha ocupado hasta su investidura como jefa de Estado.
Joyce Banda, que hasta entonces había ocupado un puesto prominente en el PDP, rompió definitivamente con el partido en 2010, cuando fue expulsada de la formación por "actividades contrarias al partido".
El Presidente la excluyó de los consejos de ministros y trató de arrebatarle, sin éxito, la vicepresidencia.
La vicepresidenta permaneció en el Parlamento y fundó su propia organización, el Partido del Pueblo (PP), con el que está previsto que acuda a las elecciones previstas en 2014.
Banda nació el 12 de abril de 1950 en la localidad de Malemia, en la región de Zomba (sur), y adquirió a los 25 años su conciencia política en el seno del movimiento feminista de Kenia, que le dio las fuerzas suficientes para abandonar junto a sus tres hijos un matrimonio marcado por los abusos y el maltrato.
Está casada con Richard Banda, jefe de Justicia de Malaui hasta el año 2002.
Antes de iniciar su carrera en la Administración, Banda creó en 1997 la fundación que lleva su nombre con el dinero obtenido al ganar el Premio del Liderazgo por el Fin de la Hambruna en África, otorgado por la organización americana Proyecto contra el Hambre.
En 1990, la nueva presidenta de Malaui fundó la Asociación Nacional de Mujeres Emprendedoras, que en la actualidad cuenta con una red de 70.000 negocios en manos femeninas.
Banda ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su contribución a la educación de su pueblo, el bienestar infantil y la dignidad de las mujeres malauíes.
Su popularidad ha ido en aumento desde julio de 2011, cuando el Gobierno de Mutharika respondió con extrema contundencia a una protesta por el alza de precios y la falta de carburantes y divisas extranjeras.
Los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes dejaron 18 muertos, y muchos malauíes echaron en falta la figura de Banda, apartada de un gabinete que se escoraba cada vez más hacia el personalismo del presidente.
La crisis desatada tras el fallecimiento de Mutharika y las maniobras de varios ministros para apartarla del poder en favor del hermano del presidente han acabado por acrecentar aún más la popularidad de la actual presidenta.
La toma de posesión de Banda, a quien le corresponde constitucionalmente el derecho a sustituir al fallecido presidente, ha supuesto para los malauíes un respaldo al orden democrático del país, que sólo en el año 1994 logró deshacerse de treinta años de dictadura. EFE
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