Desde el 8 de marzo,
desde los cuatro puntos cardinales del Ecuador,
ríos de gente con vida se dirigirán hacia Quito,
manifestando por el Agua, la Vida y la Dignidad de los Pueblos.
Preparan una agresión brutal contra la Pachamama en el Ecuador. Poderosas transnacionales se aprestan a abrirle inmensas perforaciones mineras y petroleras en nacientes de agua y territorios de alta biodiversidad como la Cordillera del Cóndor, el Parque Nacional Yasuní, Intag, Molleturo, Limón, Santa Isabel, Esmeraldas o el Kimsacocha. Al mismo tiempo, cientos de personas están siendo acusadas de terroristas por reclamar respeto para los derechos de la naturaleza y derechos humanos fundamentales como el derecho al agua, a la tierra, a participar en las decisiones que afectan sus vidas y las vidas de sus hijas e hijos. Miles están siendo despedidas de sus trabajos en sectores estatales, despojadas del derecho elemental a usar la palabra para protestar.
No queremos conformarnos con sobrevivir en un país devastado, en un país donde reine el miedo o la indiferencia, en un país con realidades paralelas de ríos muertos y de carreteras idílicas, de gente "feliz"con su puñado de dólares dados por el Estado y de gente enferma por la contaminación minera y petrolera, de gente que se consume en el consumismo y de gente con su selva destruida, muerta en vida, sin memoria ni identidad, privada de su condición humana, reducida a un despojo indígena entre árboles y animales acribillados.
Queremos marchar por el Agua, la Vida y la Dignidad de los Pueblos, marchar hacia la vida esplendorosa, hacia la nueva civilización, hacia el verdadero Sumak Kawsay, donde nos reconozcamos hermanas y hermanos del árbol, del pájaro y la bacteria, hermanas y hermanos de las gotas de la lluvia, indígenas del planeta Tierra, hijas e hijos de la única Madre, hermanas y hermanos con iguales derechos.
El 8 de marzo, por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, saldremos desde la Cordillera del Cóndor, desde los páramos de Molleturo, desde el Río Grande de Chone, desde las lagunas del Kimsacocha, desde los bosques primarios de Intag, desde Santa Isabel, desde las selvas del Yasuní, desde los manglares esmeraldeños, desde los valles de Loja, desde las cumbres de Bolívar, desde millares de comunidades de este país infinito, y nos dirigiremos hacia Quito, a paso lento, llamando a la conciencia, llamando al cambio, a recobrar el verdadero sentido de ser Vida dentro de la Vida. Seremos como gotas de agua diminutas que van inundando los caminos, campos y ciudades con el gran río de la vida, con sus cantos, colores, músicas, sentires y culturas.
Sabemos que intentarán represar a esta gran Marcha, desviar la corriente, desunir a sus millones de gotas, evaporar nuestras voces, ensuciar y contaminar los sentidos, llamándonos infantiles, locos por preferir el agua al oro, protesta sin propuesta, asalariados de las ONGs, ilegítimos, subversivos por tomarnos las vías con nuestros pies y nuestras voces. Dirán que nunca debimos haber existido, que no tenemos por qué existir. Dirán que nos mueven intereses políticos. Pero estamos preparados para desmentir tales acusaciones con nuestras palabras, pero sobre todo con nuestros actos, con la verdad, con la voz clara, la mirada transparente y el corazón puro, para hacer escuchar nuestras ideas, las propuestas que tenemos, sin caer en provocaciones, con estrategias siempre pacíficas, jamás violentas, con fiesta, con cultura, con vida, cuidando cada paso de la Marcha, cuidando la transparencia de las gotas.
¿Queremos que años después, cuando el Yasuní, la Cordillera del Cóndor, Intag, el Kimsacocha o el hogar donde nacimos, sean un triste recuerdo, rodeados de minas, de coladas tóxicas, de bosques exterminados por el petróleo o las represas, desprovistos de dignidad, de salud y de vida por un grupo de personas que se tomaron el poder, sintamos que pudimos haber hecho algo y no hicimos nada? ¿Cómo podremos mirar a los ojos de nuestras hijas e hijos?
Hacemos la Marcha por el Agua, la Vida y la Dignidad de los Pueblos para cambiar la historia, para cambiar el rumbo del país y encaminarnos hacia la Vida Esplendorosa, hacia el Sumak Kawsay de los derechos para los seres humanos y para la Madre Tierra. Esta es nuestra Marcha, es tu Marcha, es la Marcha de todos y todas. Que Marchen los niños y las niñas, los jóvenes y las jóvenes, los abuelos y las abuelas, que Marchen junto a los animales, porque todos somos hijos e hijas de la Vida, nos acompaña la fuerza de nuestros ancestros. Gota a gota, vamos conformando el Gran Río de la Vida.
PRENSA PACHKUTIK
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