La comunidad trans -travestis, transexuales, transgénero- está a punto de alcanzar en la Argentina, con el inminente dictado de la ley de Identidad de Género, un logro histórico que establecerá una referencia de alcance internacional.
"Es un problema mundial con distintos desarrollos según los países y las culturas. El proyecto de ley argentino traduce propuestas legislativas de muchísima superioridad respecto de otros países", sostuvo Alba Rueda, una militante trans que asesora al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Rueda, dirigente de la organización 100% Diversidad y Derechos, dijo que en comparación, "en España y Uruguay, por ejemplo, el reconocimiento de la identidad, que conlleva entre otras cosas el acceso a la salud, depende de lo que dictamine un tribunal".
En cambio, el proyecto de ley argentino -con dictamen favorable en Diputados y próximo a ser tratado en el recinto- reconoce el sexo que la propia persona perciba sobre sí misma.
"El respeto a la autopercepción está presente tanto en el proyecto de ley a consideración del Congreso como en algunas recientes medidas administrativas", destacó Rueda.
La militante se refirió a resoluciones de las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Sociales y Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, que en todos sus trámites reconocen el sexo que la persona declare. Más recientemente, adoptaron la misma actitud la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Nacional del Litoral.
La activista subrayó que "la Argentina ha establecido antecedentes en ese sentido que la ponen a la vanguardia".
"En toda América, organismos como el Inadi (Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) sólo hay aquí y en México", señaló.
"Y eso habla de que, como país, los argentinos trabajamos los derechos humanos básicos y eso no es un dato menor, es absolutamente fundante", remarcó.
Rueda pone de relieve dos aspectos de la legislación que madura en la Cámara de Diputados, que cuenta con el respaldo de las organizaciones sociales con esta temática.
"Por un lado, reconoce las identidades trans por la elección del nombre y del sexo en la certificación de la ciudadanía, o sea, en el DNI; y por otro, garantiza el acceso a la salud, el reconocimiento a la salud integral", apuntó.
La experta recordó que "aún está vigente un decreto de (el dictador de 1966 a l969, Juan Carlos) Onganía que prohíbe el cambio de sexo, fuera de la intervención judicial".
"Eso se tradujo para nosotras en la exclusión del acceso a la salud. Si una solicita un tratamiento de hormonización, la colocación de prótesis mamarias o procesos quirúrgicos se nos rechaza. Así se nos arrojó a la clandestinidad, con riesgo para nuestras vidas. Y efectivamente se cobró la vida de muchas compañeras", acusó.
La dirigente defendió el derecho a las modificaciones corporales, "porque el basamento de la identidad está fundado en la expresión de género, y esto tiene que ver con la socialización de la imagen corporal, con la apariencia".
Rueda habla por propia experiencia. Ella, que nació varón, sufrió, a partir del desarrollo de su sexualidad, la complejidad de ser aceptada por su familia, el señalamiento discriminatorio en la escuela, la incomprensión y el rechazo de la sociedad en general.
"Todas las personas trans asumimos una identidad exteriorizada socialmente y esto se traduce en una condición de vida cruzada por la exclusión social, por los obstáculos para el ejercicio de derechos humanos básicos", reflexionó.
Ese conflicto determinó en su vida un temprano enrolamiento en la militancia social.
"Asumo mi identidad y empiezo a comprender que no es exclusiva sino de muchas personas, para las que el destino parece ser sólo la prostitución, algo que al menos yo no acepté", agregó.
Aquel compromiso la llevó desde sus primeras participaciones en acciones públicas en la Facultad de Filosofía y Letras a integrar, este año, el primer grupo de 14 personas trans que logró una decisión favorable a un recurso de amparo, de la jueza Elena Liberatori, y así obtuvo su documento con la identidad elegida.
"Bueno, en realidad, la primera que logró su reconocimiento por vía judicial fue Florencia Trinidad (la actriz y vedette Flor de la V), en diciembre de 2010", precisó.
Rueda exhibió su DNI, el primero que consagra este derecho en su natal provincia de Salta, con su nombre de mujer, Alba, y una F en el casillero que indica sexo.
"Me lo dieron el 7 de abril, el día de mi cumpleaños", dijo con orgullo.
Rueda, dirigente de la organización 100% Diversidad y Derechos, dijo que en comparación, "en España y Uruguay, por ejemplo, el reconocimiento de la identidad, que conlleva entre otras cosas el acceso a la salud, depende de lo que dictamine un tribunal".
En cambio, el proyecto de ley argentino -con dictamen favorable en Diputados y próximo a ser tratado en el recinto- reconoce el sexo que la propia persona perciba sobre sí misma.
"El respeto a la autopercepción está presente tanto en el proyecto de ley a consideración del Congreso como en algunas recientes medidas administrativas", destacó Rueda.
La militante se refirió a resoluciones de las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Sociales y Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, que en todos sus trámites reconocen el sexo que la persona declare. Más recientemente, adoptaron la misma actitud la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Nacional del Litoral.
La activista subrayó que "la Argentina ha establecido antecedentes en ese sentido que la ponen a la vanguardia".
"En toda América, organismos como el Inadi (Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) sólo hay aquí y en México", señaló.
"Y eso habla de que, como país, los argentinos trabajamos los derechos humanos básicos y eso no es un dato menor, es absolutamente fundante", remarcó.
Rueda pone de relieve dos aspectos de la legislación que madura en la Cámara de Diputados, que cuenta con el respaldo de las organizaciones sociales con esta temática.
"Por un lado, reconoce las identidades trans por la elección del nombre y del sexo en la certificación de la ciudadanía, o sea, en el DNI; y por otro, garantiza el acceso a la salud, el reconocimiento a la salud integral", apuntó.
La experta recordó que "aún está vigente un decreto de (el dictador de 1966 a l969, Juan Carlos) Onganía que prohíbe el cambio de sexo, fuera de la intervención judicial".
"Eso se tradujo para nosotras en la exclusión del acceso a la salud. Si una solicita un tratamiento de hormonización, la colocación de prótesis mamarias o procesos quirúrgicos se nos rechaza. Así se nos arrojó a la clandestinidad, con riesgo para nuestras vidas. Y efectivamente se cobró la vida de muchas compañeras", acusó.
La dirigente defendió el derecho a las modificaciones corporales, "porque el basamento de la identidad está fundado en la expresión de género, y esto tiene que ver con la socialización de la imagen corporal, con la apariencia".
Rueda habla por propia experiencia. Ella, que nació varón, sufrió, a partir del desarrollo de su sexualidad, la complejidad de ser aceptada por su familia, el señalamiento discriminatorio en la escuela, la incomprensión y el rechazo de la sociedad en general.
"Todas las personas trans asumimos una identidad exteriorizada socialmente y esto se traduce en una condición de vida cruzada por la exclusión social, por los obstáculos para el ejercicio de derechos humanos básicos", reflexionó.
Ese conflicto determinó en su vida un temprano enrolamiento en la militancia social.
"Asumo mi identidad y empiezo a comprender que no es exclusiva sino de muchas personas, para las que el destino parece ser sólo la prostitución, algo que al menos yo no acepté", agregó.
Aquel compromiso la llevó desde sus primeras participaciones en acciones públicas en la Facultad de Filosofía y Letras a integrar, este año, el primer grupo de 14 personas trans que logró una decisión favorable a un recurso de amparo, de la jueza Elena Liberatori, y así obtuvo su documento con la identidad elegida.
"Bueno, en realidad, la primera que logró su reconocimiento por vía judicial fue Florencia Trinidad (la actriz y vedette Flor de la V), en diciembre de 2010", precisó.
Rueda exhibió su DNI, el primero que consagra este derecho en su natal provincia de Salta, con su nombre de mujer, Alba, y una F en el casillero que indica sexo.
"Me lo dieron el 7 de abril, el día de mi cumpleaños", dijo con orgullo.
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