8 de junio de 2011: El informe sobre las violaciones de los derechos sindicales en el mundo, publicado hoy por la Confederación Sindical Internacional (CSI), revela que, durante todo el año 2010, empleadores y autoridades en la región de Asia y el Pacífico han privilegiado una vez más la violencia y la represión en respuesta a las demandas de diálogo social por parte de los sindicatos. Cerca de 1.000 sindicalistas asiáticos resultaron heridos en 2010, y un número similar fueron detenidos. En comparación con 2009, la CSI constata además un incremento en el número de activistas asesinados (12 en 2010 frente a 10 en 2009), así como en el número de amenazas de muerte dirigidas contra sindicalistas.
2010 ha sido un año particularmente duro en Bangladesh. Diversas protestas tuvieron lugar durante el año en el sector de la confección, reprimidas a menudo de forma brutal. Seis activistas pro derechos sindicales murieron a manos de la policía y de matones contratados por la patronal, decenas más resultaron heridos a consecuencia de la intervención policial para poner fin a las huelgas. Como en años precedentes, Filipinas es uno de los países donde la violencia ha sido más mortífera: tres dirigentes sindicales filipinos fueron asesinados en 2010. En la India, fue la policía la que mató a dos trabajadores que protestaban por la muerte de otro compañero. En Pakistán, el 6 de agosto, un dirigente del sector textil y un activista sindical fueron asesinados en las oficinas del sindicato momentos antes del inicio previsto de una huelga.
En la mayoría de los países de Asia, sindicalistas y activistas pro derechos de los trabajadores fueron arrestados, a menudo por haber participado en protestas y huelgas. Más de la mitad de las cerca de 900 detenciones registradas en Asia en 2010 tuvieron lugar en India. En Vietnam tres activistas sindicales fueron arrestados por distribuir panfletos antigubernamentales y organizar huelgas, siendo sentenciados a penas de entre siete y nueve años de prisión. También tuvieron lugar numerosas detenciones en Bangladesh, Corea del Sur y Pakistán.
El informe anual de la CSI denuncia el recurso de los empleadores y las autoridades a matones para agredir a los dirigentes y militares sindicales. Además de China y Bangladesh, ha sido el caso en India y en Filipinas. En la India, el 25 de agosto, unos matones agredieron a 60 trabajadores de Viva Global (VG), una empresa de la confección, después de que éstos hubieran iniciado una campaña intentando mejorar sus condiciones de trabajo. Dieciséis mujeres fueron brutalmente golpeadas. Uno de los matones fue identificado como un subcontratista utilizado por VG.
La represión antisindical se traduce a menudo en el despido de los trabajadores/as activos en la defensa de sus derechos. En Camboya, 817 trabajadores del sector de la confección fueron despedidos o suspendidos tras una huelga nacional en septiembre. En Tailandia, líderes y miembros del sindicato fueron despedidos apoyándose en acusaciones falsas de robo y negligencia. Hasta las enseñas más prestigiosas cometen acciones represivas de este tipo. En Maldivas, por ejemplo, el hotel de lujo Shangri-La Villingili Resort no dudó en despedir a 14 sindicalistas el 14 de abril, porque habían protestado contra el despido arbitrario de otros cuatro compañeros.
Otra tendencia generalizada en toda la región de Asia y el Pacífico es el creciente recurso a contratos de duración determinada, como en Camboya, Corea del Sur o Nueva Zelanda. En muchos casos, los trabajadores no se atreven a hacer valer sus derechos por miedo a que no les renueven el contrato temporal. Protestar de manera pacífica contra esta tendencia puede resultar peligroso. En Pakistán, el Vicepresidente del sindicato de la empresa Mari Gas fue torturado y secuestrado entre el 9 y el 11 de marzo a causa de su papel en las manifestaciones pidiendo la regularización de los trabajadores y la abolición del trabajo contractual.
El informe anual de la CSI denuncia numerosos casos de acoso, amenazas y discriminación contra los trabajadores y trabajadoras miembros de sindicatos independientes. En Corea del Sur, los funcionarios sindicalizados fueron hostigados hasta tal punto por las autoridades que su sindicato terminó siendo totalmente incapaz de seguir funcionando. En Tailandia, país donde los empleadores hacen gala de una actitud abiertamente antisindical, el Gobierno llega incluso a facilitar formación sobre cómo vigilar a los sindicatos. El informe constata asimismo la creación de sindicatos amarillos como una de las técnicas más utilizadas para debilitar los sindicatos independientes en Asia. Es el caso por ejemplo en Camboya, Corea del Sur, Indonesia o Filipinas.
Algunos países asiáticos, como Corea del Norte y Birmania, siguen prohibiendo en la práctica toda actividad sindical independiente. En China, Laos y Vietnam, la legislación prevé un sistema de monopolio sindical. El informe anual de la CSI revela no obstante que a pesar de las penas de prisión previstas para cualquiera que intente organizar un sindicato independiente, cada vez son más los sindicatos de empresa establecidos en China. El número de huelgas también se ha multiplicado en ese país en 2010, sobre todo en las empresas privadas, a pesar de la brutal represión por parte de la policía o los matones contratados por la patronal.
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