martes, 20 de julio de 2010

Secuela de la crisis Austeridad = más desempleo


Periódico La Jornada
Martes 20 de julio de 2010, p. 27


El desempleo ha tenido un fuerte ascenso en muchos países a consecuencia de la recesión global. Aunque la economía mundial se recupera, las políticas entran en una fase de austeridad que pone en peligro la demanda y la creación de empleos en el mundo desarrollado, lo cual podría conducir a un largo periodo de alto desempleo.

En particular, the Economist Intelligence Unit prevé que todavía en 2014 el desempleo estará sustancialmente arriba de los niveles anteriores a la crisis en los países europeos que tienen problemas fiscales, así como en Estados Unidos.

La Organización Mundial del Trabajo (OIT) estima que 34 millones de personas perdieron su empleo entre 2007 y 2009 a consecuencia del parón económico global. Las tasas registradas de desempleo se elevaron en forma dramática durante este periodo. En EU se elevó de 4.6% al principio de 2007, a 10% al final de 2009. En España pasó de 8.2% a un perturbador 19% en el mismo periodo.

Ahora que la economía global vuelve a crecer, comienzan a mejorar las perspectivas de empleo, lo cual refleja un fortalecimiento de la demanda en muchos países. Sin embargo, esta mejora es dispareja y el descenso del desempleo ha sido marginal hasta ahora. Los datos mensuales más recientes de la OIT señalan una caída fraccional de 0.2 puntos porcentuales en la tasa global de desempleo, según informes de 60 países, en comparación con un año antes. Esta mejora es por completo resultado del progreso en el mundo en desarrollo. Las tasas anuales de desocupación han seguido elevándose en los países desarrollados, aunque a un ritmo más lento.

La naturaleza dual de la recesión global y la recuperación subsecuente refuerza este cuadro. En general los países ricos han sido más golpeados por la crisis financiera y económica que los grandes mercados emergentes, y muchos han visto elevaciones equivalentes en el desempleo. EU, con su mercado laboral relativamente flexible, ofrece quizás el ejemplo más patente de los efectos de la recesión en este indicador. La economía ha perdido 7.4 millones de trabajos desde que el desempleo registró su punto más alto, en noviembre de 2007.

Dos indicadores claves de la continua debilidad del mercado laboral en EU son los altos números de desempleo a largo plazo y las personas en trabajos de medio tiempo. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de ese país (BLS, por sus siglas en inglés), el número de personas que han estado desempleadas durante 27 semanas o más es ahora de 6.8 millones, por arriba de los 5 millones de los dos años pasados. La débil economía también ha orillado a muchas personas a buscar trabajos por horas; datos de la BLS muestran que hoy trabajan 3.1 millones de personas más que hace dos años a medio tiempo por razones económicas, ya sea por malas condiciones de negocios o por no encontrar empleo de tiempo completo.

Las tasas de desempleo se mantienen altas en muchos países pese a la actividad económica. Por lo regular se considera que el empleo y el desempleo son indicadores rezagados, porque las empresas se muestran reacias a recontratar en tanto no confíen en que los negocios mejoran, así que tal vez algo del reciente repunte en la producción económica no se haya filtrado hacia los datos de empleo. En EU la tasa de desempleo civil era de 9.5% en junio pasado, cuando al final del año anterior era de 10 por ciento.

Al mismo tiempo, gran parte de la recuperación de la actividad económica global ha sido impulsada por factores temporales, como el fin de la liquidación de inventarios y del estímulo fiscal. Estos efectos no pueden durar, así que será difícil que el crecimiento económico global de 2011 continúe a un nivel capaz de sustentar una recuperación del empleo. Se perderán todavía más trabajos cuando el crecimiento global vuelva a reducirse. La OIT estima que los estímulos fiscales discrecionales crearon o salvaron casi 15 millones de empleos en los países del G-20 en 2009-10. La implicación obvia, y ominosa es que algunas de estas ganancias podrían revertirse al retirarse el estímulo. Prevemos que el crecimiento del PIB de EU se debilitará de 3.3% este año a 2% el próximo, y el crecimiento global (en términos de paridad de poder de compra) se reducirá de 4.2 a 3.6%.

El problema se complica por el cambio de políticas hacia la austeridad fiscal en varios países. La crisis de deuda soberana en la zona euro ha presionado a los gobiernos a hacer recortes en el sector público. Esta presión se ha extendido más allá de la zona euro, como ilustran los planes de reajuste trazados por el gobierno británico. Estos factores conducirán directamente a pérdidas de empleos o harán más difícil crearlos. Aun en EU, que tiene importantes debilidades fiscales pero no está bajo la misma presión inmediata que los mercados europeos, el déficit fiscal se ha vuelto un asunto de tal prominencia política, que hay poco apetito para conceder nuevos estímulos. El Senado de ese país acaba de negarse a aprobar una iniciativa que extendería los beneficios de desempleo, y es poco probable que se conceda un nuevo gasto sustancial para crear empleos.

Finanzas débiles

La debilidad de las finanzas del sector público en muchos países es perjudicial para el empleo no sólo por la perspectiva de redundancias al recortarse los presupuestos gubernamentales, sino también porque no es probable que el sector privado, en la mayoría de los casos, sea lo bastante fuerte para tomar la estafeta. De hecho, en buena medida es el apoyo del sector público, en forma de estímulo fiscal, el que ha producido la recuperación del sector privado que se ha experimentado hasta ahora. Sin este respaldo, se expone a un retorno a condiciones más difíciles.

Además, los recortes de empleos en el sector público reducirán el gasto de consumo y dificultarán que las compañías privadas se mantengan redituables y contraten y retengan personal. El ambiente más hostil también conducirá a congelar salarios, reducir prestaciones y debilitar la capacidad de los trabajadores de negociar aumentos de sueldo, todo lo cual se agregará a las dificultades económicas de los hogares y minará aún más el gasto de consumo. De hecho, nuestras previsiones para los países de la OCDE indican que los salarios no podrán mantenerse al ritmo de la inflación en GB, España, Grecia, Irlanda y Holanda en 2011.

Las implicaciones para el empleo en países a escala individual en los próximos cinco años siguen siendo ambivalentes. En términos amplios, dentro de la OCDE los que tienen peores perspectivas son Islandia, los países de la periferia sur de la zona euro, GB y EU. De aquí a 2014, en esos países el empleo no se acercará siquiera a recuperar los niveles anteriores a la crisis. En España se prevé que la tasa de desempleo estará aún en 15.6% en 2014, unos siete puntos porcentuales arriba del nivel de 2007. En GB será de 8.3% y en EU de 7.4. Alemania será una honrosa excepción: el desempleo caerá a 5% en promedio, de 8.4% en 2007. Sin embargo, esto refleja el hecho de que las reformas laborales relativamente recientes en ese país han reducido el desempleo en comparación con los años anteriores a la crisis global.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya





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