Una orden secreta con la firma del jefe del Mando Central estadounidense, general David Petraeus, autorizó en septiembre ampliar significativamente las operaciones militares secretas en países de Oriente Próximo, Asia Central y el Cuerno de África con el objetivo de desmantelar redes extremistas islamistas y abortar intentos de atentados contra Estados Unidos, según informaba el martes ayer el diario The New York Times tras haber tenido acceso a documentos militares y fuentes del Pentágono.
Fuerzas de la Unidad de Operaciones Especiales no solo serán enviadas a países hostiles a EE UU, como Irán o Somalia; países amigos como Arabia Saudí o Yemen también tendrán estos comandos infiltrados en sus territorios. La orden representa un incremento significativo sobre las actividades militares encubiertas ordenadas por el ex presidente George W. Bush en el apogeo de la guerra contra el terrorismo. También pone de manifiesto que la Administración de Barack Obama está definiendo el escenario ante una posible acción militar contra el régimen de los ayatolás si el asunto de su programa nuclear no se resuelve mediante la diplomacia.
Países amigos
El objetivo de la directiva es crear redes que puedan "penetrar, interrumpir, derrotar o destruir" a Al Qaeda y otros grupos combatientes, así como "preparar el entorno" para ataques contra fuerzas militantes locales, según el documento. Sin embargo, la orden no alude a ataques contra ninguna nación.
Lo que es un intento de romper la dependencia que el Ejército de EE UU tiene de la CIA y otras agencias de espionaje para lograr información de países en los que no hay presencia de tropas norteamericanas levanta interrogantes y no menos preocupaciones sobre los resultados finales.
Para empezar, la intromisión militar puede dificultar las relaciones de Washington con los considerados países amigos. Tampoco es desdeñable la perspectiva de la captura de uno de estos militares, que asumen un papel que no les es propio y podrían ser considerados espías: no tendrían derecho a las garantías establecidas por la Convención de Ginebra para los prisioneros de guerra.
Las operaciones a las que se refiere la directiva denominada Orden Ejecutiva Unitaria de Fuerzas de Guerra no Convencionales no están definidas, y es una incógnita lo que el Ejército ha hecho para llevarlas a cabo.
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