martes, 17 de noviembre de 2009

Kosovo: El Gobierno de Pristina afirma que ha «aprobado el test de la democracia»


El Partido Democrático de Kosovo (DPK) del primer ministro Hashim Thaci se ha proclamado vencedor en las elecciones municipales del domingo. Unos comicios que la mayoría aquí describe como un éxito, a pesar de los desafíos al ser los primeros organizados por el Comité Electoral de Kosovo. No se registraron irregularidades ni hubo fraude, y votaron 80.000 personas más que en noviembre de 2007, cuando el Estado más joven de Europa -no reconocido por España ni otros cuatro países de la UE- estaba todavía bajo mandato de la ONU.

Más del 45 por ciento de los kosovares acudió a las urnas el domingo en todo el territorio excepto en el norte, en la dividida zona de Mitrovica dominada por la mafia y las políticas de Belgrado, donde la participación no llegó al 1 por ciento.

Kosovo «ha aprobado el test de la democracia», declaró ayer el primer ministro, Hashim Thaçi.

Mejoría gradual

«El domingo fue un día histórico para Kosovo», dice al grupo de periodistas españoles que estos días visitamos el país el diplomático estadounidense Fletcher Burton desde su oficina en ICO (International Civilian Office), la agencia que supervisa la independencia. «Estamos en el camino de la descentralización para construir un Estado moderno y multiétnico en el que se respetan los derechos de las minorías». Último punto, éste de los derechos de las minorías, clave para que nunca se repitan los horrores del pasado.

A esta minoría, la serbia, pertenecían 22 de los 74 candidatos (34 de ellos albaneses, el resto de origen bosnio, turco o montenegrino). La paradoja es que los serbios han perdido en dos municipalidades donde son mayoría: Strpce y Novo Brdo. «Menos de 1.000 serbios participaron en las elecciones de noviembre de 2007. Su realidad ha cambiado para mejor. Ya no son vistos como una extensión de Belgrado para desestabilizar Kosovo. Ya no tienen miedo de moverse libremente», apunta Ilir Deda, director del Instituto Kosovar para la Investigación Política y el Desarrollo (KIPRED). Otra cosa muy distinta es, de nuevo, el norte, donde ni serbios ni kosovares tienen libertad de movimientos.

También Nezrail Qahiti ejerció su derecho al voto hace dos días en su pequeño pueblo de Lubishte, 90 kilómetros al sur de Pristina. Qahiti tiene 59 años y siete hijos. Lo que no tiene es trabajo, al igual que el 40 por ciento de los kosovares (el paro aumenta hasta el 70 por ciento en Mitrovica). Por eso quieren entrar en la Unión Europea. Y piden al gobierno de España que reconozca su independencia. «Lo que hizo Solana por Kosovo cuando estaba al frente de la OTAN ya es suficiente por parte de España», bromea sentado en el salón de su casa.

Como él, muchos esperan la integración en esa promesa llamada Europa. Y añoran los tiempos en los que podían viajar libremente, sin visado, cuando la Yugoslavia de Tito cerraba acuerdos de emigración circular. Ahora los croatas son los únicos de la zona que no necesitan visado. Y los kosovares, los más aislados. «Sólo podemos viajar sin visado a cuatro países: Albania, Montenegro, Macedonia y Turquía. Somos uno de los países más aislados del mundo y estamos en plena Europa», subraya Muhamet Mustafa, fundador de Riinvest Institute.


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