jueves, 22 de octubre de 2009

Qué se puede esperar de la segunda vuelta electoral en Afganistán


Siete de noviembre. Solo 17 días para superar los enormes desafíos que acarrea una segunda vuelta creíble entre el presidente saliente Hamid Karzai y su principal rival Abdulá Abdulá.

Creíble, o dicho de otra manera, legítima. Según la Comisión Electoral Independendiente, solo el 38,7 % de los afganos acudió a votar el pasado veinte de agosto.

En un intento de luchar contra el fraude, Naciones Unidas ha anunciado la sustitución de más de la mitad de los observadores afganos, unos 200, culpables o cómplices de irregularidades. Su secretario general Ban Ki-Moon asegura que el fraude no se repetirá.

Pero, ¿les pueden quedar aún ganas a los sufridos afganos de ir a votar? ¿No están hastiados de tanta infamia, fraude, corrupción y, sobre todo, inseguridad?

Inseguridad que comparten los soldados de la Isaf, la misión de la OTAN, cuyo número de bajas bate récords.

La violencia talibán se ha intensificado desde la primera vuelta de agosto. Solo en Kabul, cinco ataques suicidas. Las fuerzas afganas e internacionales se ven incapaces de controlar la situación. Todo el mundo espera impaciente la nueva estrategia estadounidense.

El presidente Barak Obama es presionado por los respublicanos y por una parte del ejército. El general McChrystal, responsable de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, le pide 40 mil efectivos suplementarios. Una medida a la que se oponen tanto demócratas como la mayoría de sus compatriotas.

Washington podría anunciar su decisión al respecto incluso antes de la segunda vuelta de los comicios presidenciales.

Para fin de año habrá 68 mil soldados estadounidenses sobre el terreno. Sus principales objetivos, asegurar la protección de civiles, combatir a los talibanes y formar a las fuerzas afganas.

Se trata de afganizar el conflicto, como explica este analista entrevistado por euronews:

“En principio, la afganización es, por supuesto, el único camino. “El pueblo de Afganistán debe ser el responsable, en última instancia, de resolver esta guerra y de llevar la paz al país.

Se apoyan en el respaldo de la comunidad internacional. Pero debemos tener cuidado con la palabra “afganización”. Abarca una amplia gama de cuestiones políticas”.

El nuevo secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen reúne el viernes en Bratislava a los ministros de defensa de la Alianza Atlántica. La nueva estrategia de Washington les atañe directamente. Especialmente, el refuerzo de tropas, al que sus países también deberán contribuir.

Pero no existe unanimidad entre sus miembros. Italia y Gran Bretaña han enviado o enviarán más efectivos. Otros, como Francia, se resisten.

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