En la zona dicen que la maquinaria del municipio Villa Tunari amplía la carretera de ripio que llega hasta Ichoa, límite de la línea roja que protege al TIPNIS.
lunes, 21 de agosto de 2017
Beatriz Layme / Enviada especial al TIPNIS
El canto de los pájaros y grillos es reemplazado por el "rugido”
del motor de la maquinaria pesada, las amoladoras y aparatos para
soldar, que operan los obreros, al menos 15 en cada uno de los tres
puentes que se construyen de forma acelerada en el TIPNIS.
En paralelo, aproximadamente a ocho kilómetros, una topadora del
municipio de Villa Tunari ensancha la vía de ripio que llega hasta
Ichoa, una población habitada por colonos y que está al límite de la
línea roja. Esta demarcación se trazó en 1990, durante el gobierno de
Jaime Paz Zamora, para proteger a las comunidades indígenas.
Las obras avanzan ante la vigilancia de los colonos, quienes se
organizaron con el objetivo de evitar que "forasteros” saquen
fotografías del avance y "vayan a entregarlas a la oposición que está en
contra de la construcción de la carretera” Villa Tunari-San Ignacio de
Moxos, nos advierte uno de ellos.
El primer puente es construido sobre el río Isiboro, tendrá una
extensión de 250 metros de largo y su costo es de 4,9 millones de
dólares. Ahí ya tienen listas las vigas de hormigón, la base de la
infraestructura. Un grupo de tres obreros alista el encofrado metálico
para el vaciado del segundo pilote; otros dos realizan excavaciones.
Tres trabajadores -que están metros más arriba sobre el río de
aguas cristalinas, en el que se ven algunos pececillos-, con ayuda de un
tractor y una volqueta, que exhiben el logotipo de la ABC
(Administradora Boliviana de Carreteras), extraen del río la materia
prima que pasará primero por un proceso de selección desde arena fina,
corriente y grava.
Aproximadamente a dos kilómetros se erige el segundo puente, el
Ibuelo, nombre del río sobre el que se construye. Esta obra será de una
extensión de 120 metros de largo y su costo es de 2,3 millones de
dólares.
En este lugar, los obreros ya tienen casi todo listo para el
vaciado del pilote (las bolsas de cemento, la arena y la grava). Sólo
falta que terminen de soldar el esqueleto de acero. A un costado del río
están dos gigantes mezcladoras, denominadas "Mixers”.
A una distancia más alejada de donde se construye el puente Ibuelo,
y a pocos metros de la población de Bolívar, habitada por colonos,
cuatro obreros "perforan el río” para asentar las bases del primer
pilote del puente Sazsama de 150 metros de largo, y que cuenta con una
inversión de 2,7 millones de dólares.
Los obreros trabajaron hasta las cuatro de la madrugada, mientras
otros seis preparaban el resto de los materiales que requerirán para la
construcción del puente.
Luego de esa faena, trasladan el taladro gigante al otro extremo
del río, donde a pocos metros está la comunidad indígena Santísima
Trinidad. Ahí realizarán el mismo proceso de perforación para asentar
las bases del segundo pilote.
Cuando dejan de funcionar las maquinarias recién se logra escuchar
el canto de los grillos y de los pájaros que salen de sus nidos
colgantes.
En los tres puentes Isiboro, Ibuelo (que son construidos por Amvi) y
Sazsama (edificado por Sergut) no existen restos de alguna
infraestructura antigua. Sólo hay gaviones, los cubos de malla olímpica
rellenos de piedra.
El ministro de Obras Públicas, Milton Claros, admitió, el 9 de
agosto, que la ABC realiza la construcción de los puentes en el
Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
No obstante, en aquella oportunidad, la autoridad sostuvo que los
mismos "son reconstrucciones” y que no estaban siendo edificados "en el
núcleo” del territorio indígena.
"El tema de las obras de rehabilitación son fuera del núcleo (del
TIPNIS), están cerca a la comunidad Isinuta”, precisó el ministro
Claros.
Ensanche de la vía
Son las 9:00 y la maquinaria pesada del municipio de Villa Tunari
inicia su trabajo cerca a la comunidad de Ichoa. El equipo amplía la
carretera de ripio; por detrás, un rodillo de acero se encarga de
compactar la tierra.
"El municipio de Villa Tunari siempre envía la maquinaria para que
haga el mantenimiento de la carretera, es necesario porque hay
hundimientos en algunos sectores y para el transporte es complicado”,
explica Martín Felipe Fernández, mientras nos observa, con actitud
vigilante, por el retrovisor de su moto taxi.
La vía "es necesaria”, comentan algunos colonos de Ichoa, que
comparten una gaseosa popular de la Cascada. Aseguran que la senda les
permitirá transportar sus productos, como la yuca y el plátano, hasta el
mercado campesino de Cochabamba; además, la carretera les posibilitará
-expresan- llevar la coca hasta la población de Aroma, donde está el
mercado de la hoja del Consejo Indígena del Sur (Conisur), ubicado en el
Polígono 7 del TIPNIS.
Los habitantes de la zona admiten que los grandes beneficiados de
la carretera serán ellos y no los indígenas. "Ellos (los indígenas) son
flojos, no les gusta trabajar, mientras nosotros nos sacrificamos desde
las cuatro de la mañana”, dice don Juan, un colono que llegó a la zona
hace 30 años.
La vía de ripio, que inicia desde la población de Isinuta y termina
en Ichoa, es transitada desde las dos de la mañana. La mayoría de los
vehículos no son modernos, son de hace casi siete décadas.
Los pasajeros suben a los mismos -sin dificultad- por una escalera
de acero. También circulan los denominados "suribies”, muchos de ellos
no tienen placa, son "chutos”.
La carretera
- Tramos Según la ABC, la inversión prevista para la ejecución de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos es 415 millones de dólares y se extiende 306 kilómetros. Está dividida en tres tramos: el primero es de Villa Tunari a Isinuta (47 km) y ya fue concluido, el segundo tramo es de Isinuta a Monte Grande (177 km) y el tercer tramo abarca desde Monte Grande hasta San Ignacio de Moxos (82 km).
- Inicio En junio de 2011, el presidente Evo Morales inauguró el proyecto con una ceremonia en Villa Tunari, pero la ejecución quedó paralizada luego que en octubre de 2011 entrara en vigencia la norma que declaró intangible al TIPNIS (Ley 180). Seis años después, no obstante, el Gobierno promulgó la nueva ley que da "luz verde” para continuar la construcción de la carretera.
"Tanto sacrificio ¿para qué? (el presidente) Evo Morales dice que
es indígena que escucha al pueblo, cuando sólo beneficia a sus
colonos”, afirma la indígena María Luisa, quien pese a estar embarazada
marchó en 2011, junto a otros originarios, en contra de la
construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos.
Hace seis años, cerca de 1.500 indígenas se movilizaron en contra
del plan del gobierno de Morales de construir una vía atravesando el
corazón del TIPNIS.
Recorrieron 500 kilómetros, desde Trinidad hasta la sede de
Gobierno. El 11 de septiembre, la caravana fue interrumpida por la
represión de efectivos policiales.
"Así embarazada me han arrastrado los policías, todo por defender
mi casa, pero fue en vano”, lamenta María Luisa, quien llora al
recordar ese momento.
Pese a la intervención, en aquella oportunidad, los originarios se reorganizaron y continuaron la caminata.
Esa marcha indígena logró, el 24 de octubre de 2011, que el
presidente Morales promulgue la Ley 180, que declaró la intangibilidad
del TIPNIS y vetó la construcción de la carretera Villa Tunari-San
Ignacio de Moxos.
Sin embargo, seis años después y pese a las protestas de
rechazo de los indígenas, el Primer Mandatario promulgó la ley que
anula la intangibilidad y da paso a la construcción de la vía.
En criterio del presidente Morales, son las ONG, fundaciones y
activistas que se oponen a la ley; y los vinculó con el imperio, pues
enfatizó que con esa postura pretenden evitar el desarrollo de los
pueblos indígenas que viven al interior del TIPNIS.
"A ellos no les interesa que el movimiento indígena tenga escuelas,
hospitales, luz o carretera, no les interesa, pero usan al movimiento
indígena, usan la ecología para vivir bien”, sostuvo, antes de reprochar
que estos sectores cuestionen esta nueva ley desde sus casas en las
ciudades y no desde el TIPNIS.
Punto de vista
Adolfo Chávez Dirigente de la CIDOB
"Carretera sólo para cocaleros”
El Gobierno quiere la carretera sólo para la expansión de la
siembra de coca, para que se cumpla su Ley de Coca, que es de 22.000
hectáreas.
También buscan avasallar el TIPNIS para la exploración de hidrocarburos y minería; además para el "pirateo” de maderas.
Ya en el Polígono 7, lo que queda en Conisur, del trópico, ya están
parcelados. Además, ya hay avasalladores que son los cocaleros.
Las consecuencias de todo esto será la contaminación de las aguas de los ríos.
Dicen que su ley, que anuló la intangibilidad del TIPNIS, protege a
los indígenas, mentira. En la norma no se menciona que las comunidades
protegerán sus territorios por sus usos y costumbres, o sea el castigo
tradicional.
No respeta el ámbito jurisdiccional de las comunidades. Los
vivientes del TIPNIS estarían renunciando al derecho de sancionar por
usos y costumbres.
Además, no se respetan las leyes. La línea roja que protege al
TIPNIS ya la han cruzado, la han invadido los colonos, los cocaleros.
¿Por qué el Gobierno no expulsa a esos avasalladores?
Asimismo, la nueva ley no toma en cuenta al comité de gestión del
área protegida del TIPNIS, su plan estratégico no es tomado en cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario