Los días 28, 29 y 30 de Noviembre en la
Ciudad de Celendín nos reunimos alrededor de 80 mujeres defensoras de la
vida, el agua y la pachamama, de los distintos territorios del Perú:
Sur (Puno, Moquegua, Apurimac, Cuzco), Norte (Cajamarca, Piura,
La Libertad), Oriente (Amazonas, San Martín, Loreto) y Centro (Junín).
Dándonos cita en esta Cumbre para poder dialogar sobre nuestro rol como
defensoras ambientales, los impactos en nuestras comunidad, vidas y
cuerpos del cambio climático y los conflictos que enfrentamos en
nuestros territorios con empresas extractivistas. Juntas reflexionamos y
cuestionamos el rol del patriarcado dentro de nuestras organizaciones y
comunidades y su alianza con el capitalismo para destruir la
naturaleza, la comunidad y a las relaciones igualitarias entre hombres y
mujeres.
El primer día se inició en la Plaza de Armas de Celendín, con una Mística a la Pachamama, donde se hicieron presente los saludos y las fuerzas de luchas a través de la compañeras que arribaron de las distintas regiones, contagiando y convocando a la población con mucha alegría entre bailes y cantos.
En la Casa de las Promotoras de Salud las compañeras organizadas por macroregiones continuaron el trabajo compartiendo expectativas que tenían sobre la Cumbre de Mujeres y los principios que deberían regir nuestro trabajo colectivo . Este primer día culmino con mucho retos de trabajo para los dos siguiente días.
El reconocimiento de las distintas problemáticas que se viven por macroregiones en el Perú, mediante un mapeo colectivo, dio inicio a nuestra segunda jornada, focalizando de esta manera cómo estas afectan específicamente a la comunidad y a las mujeres. Un trabajo desde nuestras creatividades que nos permitió constatar la similitud de nuestros desafíos y apuestas de luchas.
Tras este compartir de problemáticas, se comenzaron a dar luces para la creación/afirmación de alternativas desde las apuestas organizacionales que cada una tiene dentro de sus territorios, buscando articulación con más organizaciones macroregionales, y de esta manera poder pensar en fortalecer nuestras estrategias contra el sistema patriarcal, capitalista y colonial. Nuestra larga jornada de trabajo se vio recompensada con un compartir de bailes y cantos, mostrando toda la riqueza de la expresión creativa de las mujeres, buscando otras formas de compartir nuestra fuerza en la lucha.
El último día fue de intenso debate, pues producto de los días anteriores de reconocimiento y encuentros elaboramos y discutimos los puntos de nuestro pronunciamiento para incidir en la Cumbre de los Pueblos y la COP 20, buscando consensos y puntos comunes mujeres luchadoras, campesinas, urbanas pero también diversas.
Esta Cumbre culminó con un grito en común entre todas las mujeres, un grito enunciado en letras y dibujos en nuestra bandelora y que da señas de la continuidad del movimiento de mujeres luchadoras firmes y convencidas que el camino es luchar y seguir trabajando en comunidad: ¡Mujeres tejiendo el Buen Vivir!
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