El último informe sobre cambio climático
auspiciado por la ONU volvió a alertar por enésima vez; sin desarrollo
sostenible y equidad internacional, el riesgo de cambio climático es inminente. Y advierte; si los principales actores de la economía global persisten en la consecución
de sus intereses de forma individual, la mitigación del cambio climático será
inabordable y simplemente irrealizable.
Estas son las principales conclusiones que se infieren
a partir de la reciente publicación del quinto informe de evaluación elaborado
por los expertos y científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio
Climático (IPCC), donde se indica que en el
periodo comprendido entre los años 2000 y 2010, los gases de efecto invernadero
continuaron mostrando incrementos interanuales de 1 giga toneladas en términos equivalentes
de CO2 y que, por lo tanto, el ritmo de incrementos
anuales de dichas emisiones sigue manteniéndose en máximos históricos (a pesar
de la última crisis económica mundial de 2007 y 2008) y duplica los incrementos
medios registrados durante el periodo 1970-2000 (0,4 giga toneladas
interanuales más año tras año).
Las razones que explican esta circunstancia se
encuentran bien identificadas en dicho panel de expertos y consisten,
principalmente, en una intensificación creciente del uso de combustibles fósiles
(petróleo, carbón, gas) y en una mayor generación de procesos industriales.
Ambos factores sumaron 38 giga toneladas de
emisiones de CO2 en el año 2010, de un total de 49, siendo una consecuencia
lógica, en opinión de los expertos, de los constantes ritmos de crecimiento
económico y de la población experimentados a nivel mundial durante las últimas
décadas.
En términos concretos, las medidas
-consensuadas- que deberían tratar de mitigar el riesgo de cambio climático
(cuantificado en un incremento superior a los 2°C, sobre la temperatura
media del periodo pre-industrial) aluden a la disminución de la dependencia sobre
el carbón en el mix de suministro energético (actualmente genera más del 40% de
las emisiones de CO2 relativas a combustibles fósiles, por encima del
petróleo y el gas), a continuar
potenciando la generación de electricidad a partir de energías renovables (como
la eólica o la solar), a mejorar las tecnologías de captura y almacenaje de CO2
o a perfeccionar tanto las infraestructuras de transporte urbano como las
tecnologías del sector inmobiliario y residencial (se espera que casi el 70% de
la población mundial viva en entornos urbanos en el año 2050 frente al 52%
actual).
Queda por lo tanto, un largo pero apremiante camino
económicamente sostenible por recorrer.
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