En la región zapoteca de Oaxaca, en México, está extendida la cultura Muxe. Las personas muxes son nacidas con sexo masculino que asumen roles femeninos en cualquiera de los ámbitos social, sexual y personal, por convención personal y elección familiar.
Lo más parecido que existe en la cultura occidental es considerado hoy día como travestismo, transgénero o transexualidad. En el caso de las personas muxe, hay quienes si llegan a retocarse los pechos o la cara, pero nunca sus miembros sexuales, por lo que en ese aspecto, son consideradas como mujeres transgeneros.
Llevan el pelo largo, vestidos, maquillaje y se comportan como señoritas. Su entrenamiento y educación para convertirse en muxes empieza en la adolescencia, en torno a los 13 años, y sus funciones en beneficio de la cultura zapoteca son muchas, por lo que son tan valoradas.
En el ámbito social, las personas muxes se encargan de diseñar y bordar los suntuosos trajes regionales de las mujeres, sus adornos florales para el cabello y vestidos de gala para bodas, hacen comida tradicional y dirigen los bailes. También se encargan de cuidar a sus padres, madres y personas ancianas cuando se quedan solos.
Otra función importante de las personas muxes en las comunidades zapotecas es la iniciación sexual de los varones. Mientras que las mujeres deben conservar su virginidad hasta el matrimonio, los varones pueden aprender y practicar todo lo relacionado al sexo a través de las enseñanzas del muxe. Este tipo de enseñanzas constituyen una serie de problemas, como la proliferación del VIH, el machismo, el maltrato…
Pese a todo, las personas muxes son tan importantes en esta cultura, que tienen su propia fiesta: “Vela de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro”, en la que toda la comunidad las recibe con entusiasmo.
Fotografía por Erin Lee Holanda
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