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En 2080 mueren 100.000 personas más al año por causas
relacionadas con el cambio climático, el doble que en la actualidad.
Muchos fallecen por las olas de calor, pero también por dolencias
asociadas al aumento de las temperaturas, riadas, tormentas o
enfermedades relacionadas con agua no purificada o intoxicaciones
alimentarias. La producción agrícola ha caído un 10%, las sequías se han
multiplicado por siete y afectan a 144 millones de personas cada año y
hay dos veces más riadas que en la década actual. Lo peor de este
escenario se vive en España y el resto de países del sur de Europa:
Portugal, Italia, Grecia, Chipre, Bulgaria.
Aquí los incendios
forestales ya arrasan el doble de terreno cada año, la demanda de
energía es creciente por las altas temperaturas y la industria del
turismo ha perdido 7.500 millones de euros de ingresos. En total, los
costes del cambio climático en la UE ascienden a 190.000 millones de
euros y España y el resto del sur se llevan la peor parte: más de 74.000
millones de euros en daños relacionados con el calentamiento, más que
cualquier otra región de la UE analizada en el estudio.
“Hay una clara concentración de los daños en el sur de
Europa, donde el impacto del calentamiento será unas 20 veces mayor que
en el resto de zonas”, explicaba ayer a Materia Juan Carlos Císcar, un economista del JRC que
ha coordinado este estudio encargado por la UE. El trabajo corresponde a
la segunda fase de un gran estudio sobre los impactos del calentamiento
en Europa llamado Peseta. Los primeros resultados de esta fase, Peseta
II, fueron presentados ayer en el Instituto de Prospectiva Tecnológica,
uno de los siete centros del JRC. El estudio completo, de más de 200
páginas, será publicado por la Comisión Europea en los próximos días,
según fuentes comunitarias.
El edificio es un oasis de ciencia en plena isla de la
Cartuja, en Sevilla. Sus científicos están instalados en la antigua sede
central de la Expo 92. Aquí se realizan estudios sobre qué es un
transgénico, qué impacto tiene en cada país reducir la producción de
leche, cuánto dinero se pierde en los atascos o herramientas para
calcular el precio de los cereales. Cada estudio está diseñado para
informar las nuevas leyes que preparan lo s políticos de la Unión sobre
organismos modificados genéticamente o la recientemente aprobada
política agraria común, por ejemplo.
El estudio sobre el cambio climático es uno de los más
complejos realizados por el IPTS. En él han participado 40
investigadores de varios centros durante 2 años. El estudio ha calculado
qué sucedería en la Unión en dos escenarios diferentes. Uno, no hacer
nada y dejar que el calentamiento global siga su curso sin medidas para
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto conllevaría
una subida media de las temperaturas de 3,5 grados en 2100. El otro
supone tomar decisiones “ambiciosas” para reducir las emisiones y que
estas queden a cero en la década de 2050.
En este escenario las
temperaturas medias suben dos grados. Para dibujar el futuro de Europa
en ambos escenarios primero se aplica un gran modelo informático que
reproduce la evolución del clima en base a los dos escenarios, y después
otros que hacen los mismo por sectores: agricultura, costas,
inundaciones, turismo…
Una de las conclusiones principales es que los daños del
peor escenario pueden reducirse con medidas dirigidas a la adaptación,
explica Císcar. Por ejemplo, el coste total del calentamiento puede
reducirse hasta los 130.000 millones de euros. El mayor impacto del
cambio climático será en la salud, costes sanitarios y muertes por el
calentamiento, y en este campo, estar en el escenario de los dos grados
puede salvar 20.000 vidas, según explicó Císcar durante la presentación.
“El trabajo pone de manifiesto en qué regiones y sectores hay que
priorizar la adaptación”, detalló.
Lo peor viene cuando uno se pone en la piel de un político
que tiene que usar estos datos para tomar decisiones. El propio trabajo
predice que en más corto plazo el cambio climático traerá beneficios
para algunos sectores analizados. Esto pasa, por ejemplo, con la
agricultura en España y el resto del sur de la UE. En las décadas de
2020 y 2030, el calentamiento hará crecer la producción agrícola en
estas regiones, admitió Císcar. Después, a medida que avance el tiempo y
el cambio global, sos beneficios irán disminuyendo hasta ser totalmente
contrarrestados por los impactos negativos.
Proyectar el impacto del cambio climático a más de 70 años
es un ejercicio de riesgo. La acumulación de factores impredecibles es
tan grande que los modelos pueden pintar escenarios alejados de la
realidad. Sin embargo, Císcar dice que su trabajo “se equivoca por
defecto”, es decir, da escenarios mejores de lo que pueden llegar a
estar. Por ejemplo no se ha considerado el impacto de la migración, ni
la posibilidad de cambios abruptos en el clima.
Tampoco cómo el impacto
del calentamiento en el resto del mundo pueden afectar a Europa. Todo
esto lleva a una “subestimación de los daños climáticos”, según Císcar.
Lo que sí se ha hecho es contabilizar cómo los impactos en unos países
dela UE revierten en otros, y el resultado es que los daños pueden ser
hasta un 25% mayores por impactos adicionales en el comercio.
También hay un margen de error al alta. En 70 años la
tecnología puede cambiar sustancialmente la producción agraria, la
medicina y los tratamientos para las dolencias más relacionadas con el
cambio climático y la producción de energías limpias. Todos esos
factores quedan fuera de los modelos del estudio, reconoce Císcar, lo
que influye en que la foto final sea más incierta de lo que debería.
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