lunes, 10 de febrero de 2014

Europa, preocupada por el referendo suizo que limita la inmigración

El referendo a través del cual Suiza votó ayer volver a limitar la entrada de trabajadores de países de la Unión Europea (UE) generó profunda preocupación en el seno de los Veintiocho, cuyos mandatarios auguraron serias dificultades.El gobierno de la canciller alemana, Angela Merkel, tomó hoy nota desde el "respeto" del resultado del referendo, pero advirtió de los "importantes problemas" que plantea.

En rueda de prensa, el portavoz de la Cancillería, Steffen Seibert, aseguró que serán complicadas las conversaciones y negociaciones que deben iniciarse entre la UE y Suiza después de que la mayoría de los votantes apoyara las cuotas para la inmigración.

"Nuestro interés debe ser proteger una relación lo más estrecha posible entre la UE y Suiza", añadió el portavoz de Merkel, según informa la agencia de noticias EFE.

Los suizos decidieron ayer a través de un referendo, con una ajustada aprobación del 50,3%, volver a limitar la entrada de ciudadanos de países de la UE a su mercado laboral mediante el establecimiento de cuotas anuales de aquí a tres años.

Propuesta por el partido de extrema derecha Unión Democrática de Centro (UDC), también restablece el principio de preferencia por el trabajador nacional frente al extranjero, que estaba abolida para todos los trabajadores procedentes de alguno de los países de la Unión.

En opinión de Berlín, tienen que ser las autoridades suizas quienes se dirijan a Bruselas para explicar y aclarar cómo aplicarán el resultado del referendo.

"Es preocupante. Hablaremos de ello en el Consejo Europeo", manifestó por su parte la ministra de Asuntos Exteriores italiana, Emma Bonino, quien admitió "un impacto muy importante" y que la cuestión se abordará en el encuentro como punto extraordinario.

En la misma línea se manifestó el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, al calificar de "preocupante" la iniciativa de introducir cuotas para la restricción de la inmigración europea a su mercado laboral votada ayer en Suiza.

"Es una mala noticia a la vez tanto para Europa como para los suizos, porque que Suiza se repliegue sobre sí misma los va a penalizar", indicó Fabius en la emisora RTL.

El jefe de la diplomacia gala recordó que desde 1999 la UE mantiene con ese país una serie de acuerdos, principalmente en materia de libertad de trabajadores, que tendrán que volver a discutirse.

"Hay una cláusula que dice que si uno de los elementos se cuestiona, en concreto aquí el de la libre circulación de trabajadores, todo cae. Eso quiere decir que habrá que renegociar", señaló el ministro.

Fabius tachó además de paradójica la iniciativa helvética, "porque Suiza realiza el 60% de su comercio exterior con la UE", y aunque goza "de una buena situación económica", no puede calificarse en solitario como "una potencia económica considerable".

Por su parte, el ministro de Exteriores británico, William Hague, admitió que tienen que "respetar el resultado democrático" del referendo en Suiza, pero coincidió en que "tendrá que haber negociaciones de qué significa esto en la práctica entre la UE y Suiza".

"No quiero prejuzgar lo que saldrá de estas negociaciones", advirtió no obstante Hague, según informa la agencia de noticias Europa Press.

El ministro de Exteriores belga, Didier Reynders, dejó en claro que "el de libre circulación es un principio fundamental" y recordó a las autoridades suizas que se pueden "gestionar los flujos migratorios muy bien respetándolo y abordando correcta y serenamente" los problemas "dentro de las reglas europeas".

Su par de Luxemburgo, Jean Asselborn, aseguró que si bien la decisión de los suizos debe ser "respetada", advirtió que la misma "tendrá ciertamente consecuencias".

"No se puede liquidar la libre circulación, no se puede por una parte tener un acceso privilegiado al mercado interno de la UE y por la otra diluir la libertad de circulación", precisó el funcionario luxemburgués.

La Comisión Europea lamentó ayer el resultado del referendo suizo, argumentando que "va en contra del principio de libre circulación de personas entre la UE y Suiza" pactada en virtud del conocido como Acuerdo de Schengen.

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