Texto y foto: Ana Apaza
Campesinos, colonizadores e indígenas apoyaron en 2009, como miembros
del Pacto de Unidad, la aprobación de la nueva Constitución Política
del Estado (CPE) que impulsó el gobierno del Movimiento Al Socialismo
(MAS), como parte del “proceso de cambio” para un Estado Plurinacional; a
casi cinco años, expertos coinciden en señalar, por separado, que el
movimiento indígena, a raíz de la división en la CIDOB y el CONAMAQ,
está en crisis, cooptado y debilitado, pero no destruido.
La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) y el Consejo
Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) se alejaron en 2011
del Pacto de Unidad, un frente aliado al gobierno del presidente Evo
Morales, luego de la VIII marcha en defensa del Territorio Indígena y
Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), por donde los indígenas
rechazaban la construcción de una carretera, promovida por el MAS.
Actualmente el Pacto de Unidad sólo tiene representación de sectores
campesinos, colonizadores (interculturales) y de los directorios
paralelos de la CIDOB y el CONAMAQ, presididos por Melva Hurtado e
Hilarión Mamani, respectivamente, quienes con apoyo del Ejecutivo,
lograron, entre 2012 y 2014, tener el control de las sedes de sus
organizaciones, ubicadas en las ciudades de Santa Cruz y La Paz.
Para el sociólogo David Mendoza, el movimiento indígena, desde su
aparición en 1990, cuando se da la primera marcha en defensa de la
“Tierra y Territorio”, buscó siempre el respeto de sus percepciones
políticas, su cosmovisión y su mundo, en relación a la protección de la
Madre Naturaleza como se conoce en tierras bajas o Pachamama (Madre
Tierra), en tierras alta, que a criterio del experto, el MAS olvidó una
vez que llegó al poder. Dijo que es una contradicción que en un gobierno
denominado “indígena”, se provoquen estas fracturas.
“Tal vez diríamos que (el movimiento indígena) está en crisis, eso
demuestra que hay una crisis de liderazgo, una crisis ideológica, una
crisis de representación (…) en este caso es mucho más complicado y
mucho más crítico cuando un Estado que se dice, que es para algunos, pro
indígena y que respeta a los pueblos indígenas y que su base
fundamental son los pueblos indígenas, los sindicatos, trate de
arremeter contra las organizaciones sociales”, declaró Mendoza a la
Agencia de Noticias Indígenas de Erbol.
“Vieja tradición de división”
El historiador Fernando Cajías recordó que a lo largo de la historia
del movimiento indígena, éste no fue muy unido. Puso como ejemplo la
sublevación de Tupac Katari y Tupac Amaru, con quienes no todos los
caciques de sus bases estuvieron de acuerdo y contribuyeron en sus
derrotas, por lo que definió como una “vieja tradición de división” lo
que pasa a la fecha con la CIDOB y el CONAMAQ.
Indicó que el fraccionamiento en ambos sectores, causa que sus
reivindicaciones, como el de tierra y territorio, pierdan poder de
influencia, considerando que la lucha iniciada en los años 90’ por los
pueblos de tierras bajas del país fue reconocida y con mayor fuerza, por
la unidad de estos sectores en el Pacto de Unidad, en la Asamblea
Constituyente para una nueva Carta Magna.
“El movimiento indígena a lo largo de su historia no fue un
movimiento muy unido, por eso es que sufrieron todos los avatares (…)
indudablemente, desgraciadamente hay una vieja tradición de división,
lastimosamente todo esto que se vivió en los últimos años de los avances
se debió a una unidad muy fuerte”, manifestó.
Si bien para Cajías y el sociólogo David Mendoza, el movimiento
indígena no está destruido, éste sufrió un retroceso en su lucha.
Mendoza dijo que el MAS trata de cooptar liderazgos para poderlos
“instrumentalizar”, dividiendo a la CIDOB y a el CONAMAQ, lo que a su
juicio demuestra autoritarismos de parte del gobierno.
“Si no hay debate y hay solamente una acción directa, así de poder,
porque están en el gobierno y tienen los medios para poder arrinconar a
un grupo indígena, en desmedro de otros, yo creo que ahí hablamos de un
abuso de poder y de autoritarismo (porque) si hoy día se están entrando
al CONAMAQ y a la CIDOB, mañana entrarán a la universidad, pasado a la
Iglesia, pasado estarán a donde se les ocurra que no están de acuerdo
con lo que dice el gobierno porque ya quieren eliminar pues la crítica y
la autocrítica”, afirmó.
Al igual que Cajías, Mendoza señaló que históricamente los movimiento
indígenas fueron un problema para el Estado Colonial, para el Estado
neocolonial, como en el actual Estado, por lo que se opta por
dividirlos, cuando dejan de ser útiles.
“El movimiento indígena ha apoyado en su momento al nuevo gobierno,
pero cuando nuevamente el movimiento indígena toma conciencia y ve que
sus intereses no son los que refleja el Estado, entonces toma una
posición crítica frente a la situación y al Estado, entonces qué hace el
Estado, el Estado trata de doblegar a estos movimientos indígenas,
sobre todo en este caso con el TIPNIS con el que el Estado ha tratado de
imponer su punto de vista, su política, su criterio”, aseveró.
“Proceso de cambio” con algunas mentiras
En tono más conciliador, el antropólogo jesuita Xavier Albó dijo que
aprobar una Constitución diferente a la que se elaboró en la Asamblea
Constituyente, donde sectores campesinos, colonizadores e indígenas- con
situaciones distintas-, entre otros, consensuaron la redacción, en
medio de presiones, denotó que las cosas no eran lo que parecían y que
el MAS tenía otros planes para los indígenas, al consolidar los dos
tercios en la Asamblea Legislativa.
Dijo que esto se vio más en el tratamiento de la Ley de Deslinde
Jurisdiccional, por lo que se animó a señalar que el “proceso de cambio”
del MAS tiene algunas mentiras.
“(Ya en el poder) se notó que desde los que tenían el control del
poder había cosas dichas en la Constitución que no les gustaba, la
primera señal mala para mí fue la Ley de Deslinde Jurisdiccional (…) el
primer momento que se vio que con los dos tercios, el gobierno tenía
quizás otro plan”, indicó.
Frente a la división del CONAMAQ y la CIDOB, Albó dijo que lo que
quiere el MAS es el control de los indígenas. No descartó que el actual
gobierno pueda seguir con el “proceso de cambio”, si es capaz de ser más
plural.
“Yo no lo descarto (que el MAS) pueda seguir (con el ‘proceso de
cambio’), pero tienen que abrirse a ser más plural (…) Yo creo que hay
que ayudar al Evo y al Álvaro y al MAS y a todo eso a que tengan más
capacidad de pluralismo (…) No (el movimiento indígena) no está
destruido, un poco descalabrado sí, es decir ha sido sacudido y quiere
ser cooptado, eso es evidente”, aseguró.
Definió al Primer Mandatario como indígena colonizador, cocalero y
colla, con otro sistema de vida, otras experiencia, por lo que a su
parecer, hace difícil que Morales comprenda a los pueblos indígenas de
tierras bajas.
Temor de hablar
Entre algunos dirigentes que participaron de las marchas en defensa
del TIPNIS y actualmente son representantes de las regionales de la
CIDOB, existe temor de hablar de una injerencia del MAS en las
organizaciones indígenas.
Desde la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP) se informó
que el gobierno cuenta con una lista de los líderes indígenas que son
contestarios, por la reivindicación de sus derechos y sus demandas, a
los que en los ministerios les cierran las puertas para no atender las
exigencias que tienen en sus comunidades.
Anteriormente, el presidente de la CPILAP, Celín Quenevo, denunció
que el gobierno prefería trabajar con José Ortiz, quien fue suspendido
de su cargo por supuestamente no tomar decisiones con sus bases y
responder a los intereses del Ejecutivo.
Ángel Durán, a quien los ocho pueblos del norte paceño eligieron en
2013 como su presidente, también pasó por esta situación, de tal forma
que éste decidió dejar la dirección de la CPILAP a Ortiz para que los
proyectos de los indígenas no se vean perjudicados.
Un panorama similar se vivió la pasada gestión en la Central de
Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO), donde Rosa Chao
era la principal representante, pero algunos ministerios prefirieron
trabajar con Gumercindo Pradel, quien guió la marcha para anular la Ley
180 de protección del TIPNIS. Actualmente la CPITCO cuenta con nueva
dirigencia, que coordina tareas con la CIDOB de Hurtado.
En el CONAMAQ, la situación no es distinta, ya que luego de la
violenta toma de la sede de esa organización de pueblos de tierras
altas, el 14 de enero del presente año, al frente de Hilarion Mamani, el
Pacto de Unidad del MAS acogió a Mamani como miembro del Fondo de
Desarrollo Indígena, Originario Campesino (Fondioc), anulando la
representación de Freddy Bernabé, elegido en el VIII Jach’a Tantachawi
(Gran Reunión), para viabilizar proyectos productivos de los 16 suyus.
El exmallku del Consejo de Ayllus y Markas, Antonio Machaca, dijo que
no son opositores al gobierno del presidente Evo Morales y que sólo
“defienden sus derechos de tierra territorio y recursos naturales”, por
lo que prefiere que los llamen independientes.
De igual forma se expresó Blanca Cartagena, asambleísta indígena suplente del pueblo Tacana.“De los que han sido elegidos por el gobierno, porque eso no podemos
ocultarlo, hasta ahora no se ha visto ningún avance (…) si el Presidente
es consciente por lo menos hará algo en alianza con el sector que él
cree le es fiel. El otro sector jamás se ha desligado, nunca ha pensado
alejarse del gobierno, sino que ha luchado por intereses comunes y que a
eso se lo ha visto de mala manera, por luchar y pelear por los
derechos”, lamentó.
El sabio guaraní, José Domingo Veliz, admitió que el movimiento
indígena está dividido, pero aseguró que pese a ello los pueblos están
en coordinación porque para él son sólo los dirigentes quienes se
parcializaron al gobierno.
“El movimiento indígena de Bolivia está dividido, pero en sí todos
somos muy diferentes. Yo estuve viendo que los pueblos indígenas están
en coordinación y si están en coordinación entre los pueblos indígenas,
es señal de que están unidos. Algunos dirigentes están queriendo irse
con algunos partidos políticos, eso hace ver que la organización
indígena está dividida”, puntualizó.
Texto y foto: Ana Apaza
Campesinos, colonizadores e indígenas apoyaron en 2009, como miembros
del Pacto de Unidad, la aprobación de la nueva Constitución Política
del Estado (CPE) que impulsó el gobierno del Movimiento Al Socialismo
(MAS), como parte del “proceso de cambio” para un Estado Plurinacional; a
casi cinco años, expertos coinciden en señalar, por separado, que el
movimiento indígena, a raíz de la división en la CIDOB y el CONAMAQ,
está en crisis, cooptado y debilitado, pero no destruido.
La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) y el Consejo
Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) se alejaron en 2011
del Pacto de Unidad, un frente aliado al gobierno del presidente Evo
Morales, luego de la VIII marcha en defensa del Territorio Indígena y
Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), por donde los indígenas
rechazaban la construcción de una carretera, promovida por el MAS.
Actualmente el Pacto de Unidad sólo tiene representación de sectores
campesinos, colonizadores (interculturales) y de los directorios
paralelos de la CIDOB y el CONAMAQ, presididos por Melva Hurtado e
Hilarión Mamani, respectivamente, quienes con apoyo del Ejecutivo,
lograron, entre 2012 y 2014, tener el control de las sedes de sus
organizaciones, ubicadas en las ciudades de Santa Cruz y La Paz.
Para el sociólogo David Mendoza, el movimiento indígena, desde su
aparición en 1990, cuando se da la primera marcha en defensa de la
“Tierra y Territorio”, buscó siempre el respeto de sus percepciones
políticas, su cosmovisión y su mundo, en relación a la protección de la
Madre Naturaleza como se conoce en tierras bajas o Pachamama (Madre
Tierra), en tierras alta, que a criterio del experto, el MAS olvidó una
vez que llegó al poder. Dijo que es una contradicción que en un gobierno
denominado “indígena”, se provoquen estas fracturas.
“Tal vez diríamos que (el movimiento indígena) está en crisis, eso
demuestra que hay una crisis de liderazgo, una crisis ideológica, una
crisis de representación (…) en este caso es mucho más complicado y
mucho más crítico cuando un Estado que se dice, que es para algunos, pro
indígena y que respeta a los pueblos indígenas y que su base
fundamental son los pueblos indígenas, los sindicatos, trate de
arremeter contra las organizaciones sociales”, declaró Mendoza a la
Agencia de Noticias Indígenas de Erbol.
“Vieja tradición de división”
El historiador Fernando Cajías recordó que a lo largo de la historia
del movimiento indígena, éste no fue muy unido. Puso como ejemplo la
sublevación de Tupac Katari y Tupac Amaru, con quienes no todos los
caciques de sus bases estuvieron de acuerdo y contribuyeron en sus
derrotas, por lo que definió como una “vieja tradición de división” lo
que pasa a la fecha con la CIDOB y el CONAMAQ.
Indicó que el fraccionamiento en ambos sectores, causa que sus
reivindicaciones, como el de tierra y territorio, pierdan poder de
influencia, considerando que la lucha iniciada en los años 90’ por los
pueblos de tierras bajas del país fue reconocida y con mayor fuerza, por
la unidad de estos sectores en el Pacto de Unidad, en la Asamblea
Constituyente para una nueva Carta Magna.
“El movimiento indígena a lo largo de su historia no fue un
movimiento muy unido, por eso es que sufrieron todos los avatares (…)
indudablemente, desgraciadamente hay una vieja tradición de división,
lastimosamente todo esto que se vivió en los últimos años de los avances
se debió a una unidad muy fuerte”, manifestó.
Si bien para Cajías y el sociólogo David Mendoza, el movimiento
indígena no está destruido, éste sufrió un retroceso en su lucha.
Mendoza dijo que el MAS trata de cooptar liderazgos para poderlos
“instrumentalizar”, dividiendo a la CIDOB y a el CONAMAQ, lo que a su
juicio demuestra autoritarismos de parte del gobierno.
“Si no hay debate y hay solamente una acción directa, así de poder,
porque están en el gobierno y tienen los medios para poder arrinconar a
un grupo indígena, en desmedro de otros, yo creo que ahí hablamos de un
abuso de poder y de autoritarismo (porque) si hoy día se están entrando
al CONAMAQ y a la CIDOB, mañana entrarán a la universidad, pasado a la
Iglesia, pasado estarán a donde se les ocurra que no están de acuerdo
con lo que dice el gobierno porque ya quieren eliminar pues la crítica y
la autocrítica”, afirmó.
Al igual que Cajías, Mendoza señaló que históricamente los movimiento
indígenas fueron un problema para el Estado Colonial, para el Estado
neocolonial, como en el actual Estado, por lo que se opta por
dividirlos, cuando dejan de ser útiles.
“El movimiento indígena ha apoyado en su momento al nuevo gobierno,
pero cuando nuevamente el movimiento indígena toma conciencia y ve que
sus intereses no son los que refleja el Estado, entonces toma una
posición crítica frente a la situación y al Estado, entonces qué hace el
Estado, el Estado trata de doblegar a estos movimientos indígenas,
sobre todo en este caso con el TIPNIS con el que el Estado ha tratado de
imponer su punto de vista, su política, su criterio”, aseveró.
“Proceso de cambio” con algunas mentiras
En tono más conciliador, el antropólogo jesuita Xavier Albó dijo que
aprobar una Constitución diferente a la que se elaboró en la Asamblea
Constituyente, donde sectores campesinos, colonizadores e indígenas- con
situaciones distintas-, entre otros, consensuaron la redacción, en
medio de presiones, denotó que las cosas no eran lo que parecían y que
el MAS tenía otros planes para los indígenas, al consolidar los dos
tercios en la Asamblea Legislativa.
Dijo que esto se vio más en el tratamiento de la Ley de Deslinde
Jurisdiccional, por lo que se animó a señalar que el “proceso de cambio”
del MAS tiene algunas mentiras.
“(Ya en el poder) se notó que desde los que tenían el control del
poder había cosas dichas en la Constitución que no les gustaba, la
primera señal mala para mí fue la Ley de Deslinde Jurisdiccional (…) el
primer momento que se vio que con los dos tercios, el gobierno tenía
quizás otro plan”, indicó.
Frente a la división del CONAMAQ y la CIDOB, Albó dijo que lo que
quiere el MAS es el control de los indígenas. No descartó que el actual
gobierno pueda seguir con el “proceso de cambio”, si es capaz de ser más
plural.
“Yo no lo descarto (que el MAS) pueda seguir (con el ‘proceso de
cambio’), pero tienen que abrirse a ser más plural (…) Yo creo que hay
que ayudar al Evo y al Álvaro y al MAS y a todo eso a que tengan más
capacidad de pluralismo (…) No (el movimiento indígena) no está
destruido, un poco descalabrado sí, es decir ha sido sacudido y quiere
ser cooptado, eso es evidente”, aseguró.
Definió al Primer Mandatario como indígena colonizador, cocalero y
colla, con otro sistema de vida, otras experiencia, por lo que a su
parecer, hace difícil que Morales comprenda a los pueblos indígenas de
tierras bajas.
Temor de hablar
Entre algunos dirigentes que participaron de las marchas en defensa
del TIPNIS y actualmente son representantes de las regionales de la
CIDOB, existe temor de hablar de una injerencia del MAS en las
organizaciones indígenas.
Desde la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP) se informó
que el gobierno cuenta con una lista de los líderes indígenas que son
contestarios, por la reivindicación de sus derechos y sus demandas, a
los que en los ministerios les cierran las puertas para no atender las
exigencias que tienen en sus comunidades.
Anteriormente, el presidente de la CPILAP, Celín Quenevo, denunció
que el gobierno prefería trabajar con José Ortiz, quien fue suspendido
de su cargo por supuestamente no tomar decisiones con sus bases y
responder a los intereses del Ejecutivo.
Ángel Durán, a quien los ocho pueblos del norte paceño eligieron en
2013 como su presidente, también pasó por esta situación, de tal forma
que éste decidió dejar la dirección de la CPILAP a Ortiz para que los
proyectos de los indígenas no se vean perjudicados.
Un panorama similar se vivió la pasada gestión en la Central de
Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO), donde Rosa Chao
era la principal representante, pero algunos ministerios prefirieron
trabajar con Gumercindo Pradel, quien guió la marcha para anular la Ley
180 de protección del TIPNIS. Actualmente la CPITCO cuenta con nueva
dirigencia, que coordina tareas con la CIDOB de Hurtado.
En el CONAMAQ, la situación no es distinta, ya que luego de la
violenta toma de la sede de esa organización de pueblos de tierras
altas, el 14 de enero del presente año, al frente de Hilarion Mamani, el
Pacto de Unidad del MAS acogió a Mamani como miembro del Fondo de
Desarrollo Indígena, Originario Campesino (Fondioc), anulando la
representación de Freddy Bernabé, elegido en el VIII Jach’a Tantachawi
(Gran Reunión), para viabilizar proyectos productivos de los 16 suyus.
El exmallku del Consejo de Ayllus y Markas, Antonio Machaca, dijo que
no son opositores al gobierno del presidente Evo Morales y que sólo
“defienden sus derechos de tierra territorio y recursos naturales”, por
lo que prefiere que los llamen independientes.
De igual forma se expresó Blanca Cartagena, asambleísta indígena suplente del pueblo Tacana.
“De los que han sido elegidos por el gobierno, porque eso no podemos
ocultarlo, hasta ahora no se ha visto ningún avance (…) si el Presidente
es consciente por lo menos hará algo en alianza con el sector que él
cree le es fiel. El otro sector jamás se ha desligado, nunca ha pensado
alejarse del gobierno, sino que ha luchado por intereses comunes y que a
eso se lo ha visto de mala manera, por luchar y pelear por los
derechos”, lamentó.
El sabio guaraní, José Domingo Veliz, admitió que el movimiento
indígena está dividido, pero aseguró que pese a ello los pueblos están
en coordinación porque para él son sólo los dirigentes quienes se
parcializaron al gobierno.
“El movimiento indígena de Bolivia está dividido, pero en sí todos
somos muy diferentes. Yo estuve viendo que los pueblos indígenas están
en coordinación y si están en coordinación entre los pueblos indígenas,
es señal de que están unidos. Algunos dirigentes están queriendo irse
con algunos partidos políticos, eso hace ver que la organización
indígena está dividida”, puntualizó.
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