ROMA, Italy, oct. 4 (UPI) -- La
tragedia de la isla de Lampedusa, dejo al descubierto la falta de
respuestas de Europa a la inmigración africana, donde el hambre empuja a
la gente a arriesgar sus vidas.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, 25.000
refugiados murieron en el Mediterráneo en los últimos 20 años; de esas
muertes, 2000 ocurrieron en 2.011 y 1.700 el año pasado. Desde hace
años, y a pesar de que la crisis le restó atractivo a Europa como
destino, varios Estados, hacen frente a un creciente flujo migratorio.
Italia, Grecia, Malta y Chipre, lamentan la falta de solidaridad de
sus socios europeos. Según las reglas actuales, corresponde que el
primer país al que llega un inmigrante debe administrar su pedido de
asilo y su alojamiento. Este sistema, denunciado en la Unión Europea,
por su su falta de solidaridad, no cambia desde que fue instaurado, en
2003.
De un país de Europa a otro, los demandantes de asilo se enfrentan a
importantes disparidades respecto del acceso a los cuidados médicos o
una asistencia jurídica, gratuita o no. En junio, un informe del
Servicio Jesuita para los Refugiados denunció la "falta de humanidad"
del sistema de asilo europeo. Con hechos como Lampedusa no hay nada.
LATAM: Reporte
(ega)
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