Unos 500 inmigrantes subsaharianos intentaron esta madrugada entrar en
la ciudad española de Melilla, en el norte de África, y de ellos un
centenar consiguieron superar la valla de la frontera con Marruecos en
dos asaltos simultáneos.
Los dos asaltos se han producido en las inmediaciones de
un puesto fronterizo, situado en una zona próxima al aeropuerto
melillense.
La delegación del Gobierno español en
Melilla informó que los alrededor de 500 inmigrantes se han enfrentado
“abiertamente” al servicio de vigilancia y custodia de la frontera que
lleva a cabo la Guardia Civil.
A consecuencia de las
“extremas circunstancias” en que los inmigrantes han protagonizado los
asaltos, once de ellos resultaron heridos y recibieron asistencia
sanitaria en un hospital de la zona.
Nueve de ellos
sufrieron contusiones y cortes, uno resultó herido con fracturas en
ambas muñecas y otro se encuentra en observación por una “patología
traumatológica” que posiblemente requiera de intervención quirúrgica.
Todos menos este último han sido dados de alta.
Un
total de 84 adultos y 11 menores en apariencia que entraron a Melilla
esta madrugada ya han sido interceptados y puestos a disposición de la
Policía Nacional española, en aplicación de la Ley de Extranjería.
El delegado del Gobierno español en Melilla, Abdelmalik El Barkani,
destacó “la gran labor” que desempeña la Guardia Civil en defensa de
la frontera del sur de Europa, en las lindes marítimas y terrestres de
la ciudad española.
Asimismo, condenó a aquellos que
respaldan “el quebrantamiento” de dichas fronteras y que, “consciente
o inconscientemente” , cooperan de tal modo con las mafias que se
lucran de la explotación y tráfico de seres humanos.
La última entrada masiva de inmigrantes en Melilla se produjo el pasado 9
de julio, un día antes del inicio de mes de Ramadán, una circunstancia
que, según las fuentes policiales, puede estar siendo utilizada en la
organización de los últimos asaltos.
A este respecto,
la hora elegida por los inmigrantes en los asaltos de la madrugada de
hoy ha podido coincidir con la ruptura del ayuno y rezo de las soldados
marroquíes que colaboran, al otro lado del vallado, en el control de la
inmigración.
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