CNN / Laura Smith-Spark
Aunque la práctica ha bajado en países donde no es tan común, unas 30 millones de niñas siguen en riesgo, según la Unicef
El más completo reporte hasta ahora
sobre la práctica de la mutilación genital femenina arroja nueva luz
sobre una práctica que afecta a decenas de millones de mujeres y niñas
en el mundo, según el Fondo para la Infancia de la ONU (Unicef, por sus
siglas en inglés).
Hay algunas noticias positivas sobre el
nuevo reporte de la UNICEF, que muestra que existe una tendencia a la
baja en la práctica en más de la mitad de los 29 países donde se
concentra.
Pero unas 30 millones de niñas siguen en
riesgo de ser mutiladas en la próxima década a menos de que se realicen
esfuerzos por eliminar la práctica.
Más de 125 millones de niñas y mujeres
viven actualmente con algún tipo de mutilación femenina en países
principalmente de África y Medio Oriente, de acuerdo con el reporte
Mutilación/ablación genital femenina: Resumen estadístico y exploración
de la dinámica del cambio.
La práctica, que conlleva serios riesgos
de salud y es visto por las Naciones Unidas como una violación a los
derechos humanos, se realiza en menor grado en otras partes del mundo,
aunque el número exacto de niñas y mujeres afectadas se desconoce, según
el reporte publicado este lunes.
La aceptación social y preservar la virginidad son las razones más citadas para realizar la práctica.
La adopción por parte de la Asamblea
General de la ONU en diciembre pasado de una resolución que intensifica
los esfuerzos contra la práctica marca “un hito en los esfuerzos
globales para terminar con la práctica”, según el reporte.
Pero la práctica continúa en algunos
países y grupos étnicos, a pesar de los esfuerzos de décadas para
eliminarla, y a pesar del hecho de que se aprobaron leyes en la mayor
parte de los países africanos, las cuales prohíben la mutilación en
todas las edades.
En algunas comunidades es requerida por cuestiones religiosas, mientras que en otras es dictada por la tradición.
“En muchos países, la prevalencia es
alta entre niñas y mujeres musulmanas. Sin embargo, la práctica también
se encuentra entre otras comunidades religiosas”, detalla el reporte de
Unicef.
La práctica es casi universal en
Somalia, Guinea, Djibouti y Egipto, de acuerdo con el reporte, pero solo
afecta a una de cada 100 niñas en Camerún y Uganda.
Algunas niñas son sometidas a la mutilación cuando aún son bebés, mientras que otras lo son cuando ya son adolescentes.
El grado de daño causado por la práctica también varía de comunidad a comunidad.
“En Somalia, Eritrea, Níger, Djibouti y
Senegal, más de una de cada cinco niñas han pasado por la forma más
radical de la práctica, conocida como infibulación, que involucra cortar
y suturar los genitales”, según el reporte.
La tendencia a la baja está más marcada en países donde es más prevalente, de acuerdo con el reporte.
En Kenia y Tanzania, las mujeres de
entre 45 y 49 años son tres veces más susceptibles a ser mutiladas que
las niñas de entre 15 y 19 años, reveló la Unicef. En Benin, la
República Central Africana, Iraq, Liberia y Nigeria, las adolescentes
son casi la mitad de susceptibles a ser mutiladas cuando tengan entre 45
y 49 años.
Otros países donde la práctica es más
común también han registrado tendencias a la baja, e incluyen Burkina
Faso y Etiopía, y en menor medida en Egipto, Eritrea, Guinea, Mauritania
y Sierra Leona.
También resalta una brecha entre el apoyo de las mujeres a la mutilación genital y su prevalencia.
“En la mayoría de los países
entrevistados, la mayoría de las niñas y mujeres que han pasado por la
práctica no ven beneficios y creen que la práctica debe de detenerse”,
afirma en el informe la especialista Claudia Cappa.
“Más madres están al tanto” de que la
mutilación genital femenina “puede llevar a la muerte de sus hijas o de
la niña”, afirma. “Entonces, hay mejor entendimiento de las
consecuencias que, por si mismo, es un progreso muy importante”.
Pero muchas madres que se oponen a la
práctica aun dejan que sus hijas sean mutiladas debido a cuestiones
sociales, según el estudio, lo que indica que “los esfuerzos para
terminar la práctica necesita ir más allá de un cambio en las actitudes
individuales y hacer frente a toda la comunidad".
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