lunes, 1 de abril de 2013

Perú: Racismo en los colegios, ¿qué hacer?


Wilfredo Ardito Vega
Catedrático universitario. Activista de derechos humanos. Master en Derecho Internacional de los DH y Doctor en Derecho.
Adital
 



-En mi colegio felizmente nunca hemos tenido casos de racismo. Aunque sí, había una chica selvática, una charapita. A ella sí la fastidiaban, claro… pero ya se fue del colegio.
Así decía la directora de un colegio nacional de mujeres de Magdalena hace unos años.

Una de las razones por las que el racismo se mantiene en los colegios peruanos es la negativa de los profesores a reconocer un problema que tienen ante sus propios ojos. Se acepta como natural burlarse de un niño por sus rasgos físicos o por tener apellido indígena. Los escolares limeños suelen discriminar a todos los provincianos, los de la costa y la selva a los serranos y en la sierra maltratan a quienes vienen de las zonas rurales.

Muchas de las situaciones que actualmente se denominan bullying son formas de maltrato racista. Se sabe de casos muy graves, como golpizas violentas o inclusive de niños o niñas que han terminado suicidándose. Sin embargo, estas tragedias no ocurren abruptamente, sino que las víctimas viven maltratos continuos, que muchas veces empiezan desde la educación inicial.

El año pasado, la organización Nexos Voluntarios realizó una investigación sobre discriminación en la provincia cusqueña de Urubamba y, a diferencia de los policías o el personal de salud, ninguno de los profesores encuestados admitía que hubiera racismo en su colegio. El contraste era marcado con los padres de familia, quienes denunciaban que era generalizada la intimidación étnica en las clases. La mayoría de profesores también negaba los maltratos a los niños de las comunidades en la ciudad de Urubamba o a quienes tienen el quechua como lengua materna (una discriminación que persiste inclusive en la Universidad).

A la discriminación que ocurre dentro de un colegio, se suma la existente entre las diversas instituciones educativas. En todas las ciudades peruanas, la pertenencia a una clase social parece tener como principal referente visible el colegio al que acuden los niños. En estas condiciones pareciera que usar cierto uniforme fuera un estigma, un problema que cuando yo estaba en el colegio no existía, porque todos usábamos el mismo uniforme.

Los escolares discriminados muchas veces interiorizan sentimientos de inferioridad hacia sí mismos: en sus perfiles de Facebook no ponen su rostro, sino un personaje de dibujos animados, y al abrir una cuenta de correo encubren sus apellidos andinos bajo una inicial o simplemente los desaparecen.

Las consecuencias de la discriminación racial pueden marcar la vida de los discriminados. Muchas escolares sistemáticamente maltratadas crecen con fuertes problemas de autoestima, pensando que nadie las va a querer. Esta condición las lleva a que, cuando tienen una pareja, el temor de perderla hace que acepten tener relaciones sexuales sin la protección necesaria para evitar el embarazo o una enfermedad de transmisión sexual.

En este contexto tan penoso, pregunté hace unos días a una profesora si en su colegio harían alguna actividad por el 21 de marzo, Día Mundial contra el Racismo y me indicó que no, porque el Ministerio de Educación no lo ha incorporado en el Calendario Cívico Escolar, a diferencia de lo que ocurre con el Día de Pablo Neruda o el aniversario de la batalla de Pucará. Esta lamentable carencia refleja la tradicional indiferencia del sistema educativo hacia este problema.

Sin embargo, este año las cosas podrían estar cambiando: por primera vez el Ministerio de Educación ha publicado un material destinado a los niños más pequeños prevenir el racismo hacia los afroperuanos. Se busca familiarizarlos con la cultura afroperuana, a través de personajes como Amador Balleumbrosio y elementos culturales, como las cumananas, expresiones poéticas tradicionales, y el panalivio, que es un canto de resistencia frente a la esclavitud. Igualmente, se les informa sobre la gesta del joven Alfredo Maldonado Arias, quien es casi totalmente desconocido para la mayoría de peruanos, pese a su heroica intervención en la Batalla de Arica. Pueden descargar el texto de acá:  

http://www.digeibir.gob.pe/sites/default/files/publicaciones/Ruta%2002f%20AFRO.pdf

Sin duda la nueva publicación del Ministerio de Educación es una iniciativa valiosa, que merecería una mayor difusión. El paso siguiente es enfrentar el racismo hacia los niños de rasgos andinos o mestizos, es decir el racismo hacia las mayorías y el racismo hacia uno mismo. A diferencia de lo que ocurre con la cultura afroperuana, no se trata tanto de hacer presentes a los elementos culturales andinos, pues ya se habla de los Incas, se practican danzas andinas y se realizan viajes al Cusco. Es importante más bien explicitar el racismo como una ideología que sobrevive pese a los discursos sobre nacionalismo y peruanidad. Se trata de reforzar la autoestima y abordar también de manera crítica los contenidos racistas que llegan por los medios de comunicación.

Los nuevos materiales que está elaborando el Ministerio de Educación, nos generan esperanza en que se desarrollen políticas efectivas para enfrentar el racismo en los colegios. Esperemos que así casos como la indiferencia hacia la niña amazónica discriminada se vuelvan situaciones del pasado.



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