Hoy se conmemora el sexto año de la ley 3/2007 de cambio registral de nombre y sexo en el que PSOE apostó fuertemente "para
que la inicial asignación registral del sexo y del nombre propio puedan
ser modificadas, con la finalidad de garantizar el libre desarrollo de
la personalidad y la dignidad de las personas cuya identidad de género
no se corresponde con el sexo con el que inicialmente fueron inscritas"
Este es un párrafo del preámbulo de una Ley que supuso el reconocimiento
del Estado a las personas transexuales, que fue por delante del
reconocimiento propio de la sociedad. Esta legislación permitía cambiar
el nombre legal de la persona sin la necesidad de la reasignación de
sexo con un objetivo claro: libre desarrollo de la personalidad y de la
dignidad de la persona.
Muchas personas siguen sin tener claro qué es la transexualidad. Debemos olvidar la parte física que observamos en el cuerpo para entender el sentimiento recogido en la psique.
No es lo que la apariencia, dentro de unos parámetros heteronormativos,
de concepción social patriarcal, observamos sino que debemos ir
desterrando todos los prototipos establecidos por una cultura para
entender y saber qué siente la otra persona y saber cómo quiere que
nosotros le identifiquemos a él o ella en función de cómo se siente.
Muchas personas siguen sin entender que la transexualidad nada tiene que
ver con la orientación sexual. La transexualidad es algo propio innato
de una persona que se siente en un cuerpo físico que no es propio de su
persona, de su ser, al margen de la orientación sexual, y de la libertad
sexual, que desarrolle con la propia evolución de la vida.
Por
todos estos motivos hoy quiero celebrar la conmemoración de esta ley, y
al mismo tiempo, hacer un llamamiento a la OMS para que elimine el
concepto de "enfermedad mental" dentro de su catalogación de enfermedades.
Sean felices
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