Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
El Perú, país que, según muchos sociólogos, aún no ha
terminado de ser nación, porque nunca tuvo una clase social dominante, con
conciencia o identidad nacional, está siendo gobernado de facto o de hecho, por
las trasnacionales y, en consecuencia, está rumbo a ser neo-colonia de éstas. Existen
varios indicadores o señales que sustentan esta afirmación, entre las cuales el
propio modelo económico neoliberal, impuesto desde hace más de 20 años, bajo el
cual se ha puesto en práctica una política entreguista de recursos naturales,
empresas estatales, puertos, etc. otorgando a las transnacionales, de manera
exagerada, todo el marco político, legal, social, tributario, que garantice su
normal movimiento económico productivo, aunque sea en desmedro los peruanos; y,
sobre todo, lesionando, de manera cada vez más abierta y sin tapujos, ni ningún
pudor, la dignidad y soberanía nacional.
En este
contexto hay que ubicar algo que en estos días todos los peruanos, hoy nos
estamos enterando: Los famosos convenios
lesivos a la soberanía nacional entre la policía nacional y las transnacionales
mineras. Muchos de estos convenios se han venido firmando desde el año 2007,
gracias a un Decreto que dio el mayor apátrida de este país: Alan García Pérez,
pero que por el silencio cómplice de los instrumentos mediáticos, recién hoy
están saliendo a luz. Según el propio portal web de la DIROES (www.pnp.gob.pe/direcciones/ diroes/convenios.html), la Policía Nacional habría estado
suscribiendo tales convenios con transnacionales mineras desde el año 2007, entre
éstas con: Barrick Misquichilca S.A.; Minera Poderosa S.A., Minera Retamas S.A.
y Minera Yanacocha S.R.L. Este último convenio se refiere al que se firmó entre
Yanacocha y la DIRTEPOL de Chiclayo; al cual se suma el convenio suscrito, más
recientemente entre Yanacocha y la DIRTEPOL de Cajamarca.
¿Existirá
algún otro país que permita convertir a su policía en mercenarios al ponerlos
al servicio de la empresa privada a cambio de un salario? Y, lo más grave,
¿para que masacren y asesinen al pueblo, cuando reclaman por sus recursos
naturales, su agua y por los atropellos que cometen tales empresas? Creo sin
duda que en este aspecto el Perú se pone a la vanguardia de la
anti-nacionalidad y anti soberanía y, sin ninguna duda, que estas prácticas ya
son propias de un país neo-colonizado. Y, para colmo, el Estado, con el dinero
del pueblo, tiene que pagarles su sueldo, comprarles el uniforme, el calzado y
quien sabe hasta los calzoncillos, luego en reciprocidad, el pueblo, lo único
que recibe es palo, bomba y bala.
Aunque no se
puede exigir mucho a la policía, menos a las fuerzas armadas, que se pongan al
lado del pueblo, porque estos son meros instrumentos del Estado, el cual está
en manos de los poderosos, de los capitalistas y de la clase dominante, quienes
utilizan no solo a la policía y fuerzas armadas, sino a todos los entes del
estado, para proteger sus grandes intereses económicos. Es erróneo pensar que
“el Estado somos todos” o que “nos pertenece a todos”; pues tal idea nos lo ha
vendido la clase dominante para justificar la opresión contra el pueblo; o para
justificar actos como, por ejemplo, los convenios entre la policía y las
transnacionales o entre cualquier otra empresa privada. El Estado, y mucho más
el Estado peruano, es una maquinaria inventada para oprimir a los pueblos o
para el control social, más que para promover el desarrollo social, la calidad
de vida humana o la justicia y armonía social. Por ello se puede decir que el
Estado peruano está cada vez más distante del pueblo, no llega a éste de buena
manera, si es que lo hace es para reprimirlo, empobrecerlo, controlarlo y
pedirle votos cuando se trata de cambiar los amos que gobernarán cada cinco
años. Y, en estos tiempos el Estado se está acercando al pueblo con espíritu
neo-colonial, tal como los españoles se acercaron hace 500 años. Del mismo modo
lo hacen las transnacionales mineras, telefónica, petroleras, etc. en
complicidad con el Estado, quien les otorga todo el marco legal para que actúen
como verdaderos neo-colonialistas, destruyendo recursos naturales contaminando
aguas, corrompiendo conciencias, despojando de sus tierras a los pueblos y
reprimiendo al pueblo indiscriminadamente.
Pero aquí el
problema con estos convenios Policía-mineras, se origina en los niveles más
altos del Estado, durante el régimen aprista. La mayor responsabilidad cae
sobre el Presidente de la República (Alan García), los ministros (especialmente
el del Interior), los Congresistas (Apristas y otros de derecha) y el Director
de la Policía. Los subalternos sólo tienen que acatar ordenes, “sin dudas ni
murmuraciones”, más aún cuando la justificación es “complementar el sueldo”,
porque están ganando “muy poco”. ¡Claro opción facilista el facilitar el
“mejoramiento del ingreso económico” de la policía a costo de convertirlos en
mercenarios o asesinos a sueldo al servicio de las transnacionales mineras! En
las luchas contra el mega proyecto Conga, el pueblo ha comprobado, en carne
propia los efectos de estos Convenios anti-soberanos, cuando la policía, cual
grupos de pandilleros, recorrían la ciudad de Cajamarca, en las camionetas de
Yanacocha; de donde se bajaban y tiraban palo, bomba y bala a “todo el mundo”;
realizaban detenciones masivas, reportando a los detenidos a la ciudad de
Chiclayo y pateaban las ollas comunes, siendo el resultado más fatal los 5
muertos de Celendín y Bambamarca.
El convenio
Policía- Mineras, explica el porqué el pueblo queda absolutamente abandonado
“huérfano de autoridades”, observándose todo lo contrario: fiscales, en su
contra; defensoría, en su contra; derechos humanos, en su contra; prensa (la
mayoría), en su contra. ¿Quién defiende al pueblo? ¿El Chavo, Supermán, Batman?
Sólo quedan algunas entidades internacionales que tal vez decidan defender al
pueblo, porque en el Perú, ya estamos advertidos: Hemos sido neo colonizados
por las trasnacionales y cada uno de nosotros los del pueblo, nos estamos convirtiendo
en colonos, siervos o esclavos y como tales ya nos están tratando. Es cierto,
los policías subalternos también son procedentes del pueblo, de familias
humildes y pobres; y, precisamente, estas familias son las más afectadas por
las actividades mineras; están siendo despojados de sus tierras; están muriendo
a pausas por la contaminación de las aguas; y la agricultura tiende a
desaparecer debido a la destrucción de las fuentes de agua Y, son precisamente
estas familias a las cuales la policía tiene que masacrar, matar, reprimir,
perseguir, etc. etc. gracias a este anti-soberano convenio policía- mineras.
Exigir, rogar,
implorar que la policía no reprima, mate o masacre al pueblo en una protesta
social es pecar de ingenuos o pedir “peras al olmo”, como ya indicamos ellos
actúan bajo el principio “ordenes se cumplen sin dudas ni murmuraciones” y más
aún cuando de por medio se pone los s/. 30; s/. 50 ó s/. 90 nuevos soles
diarios que las transnacionales les paga a cada uno; además, de otros beneficios económicos,
pactados en los famosos convenios, por su puesto más de lo que el Estado les
paga. Además, en el escaso tiempo que los policías, permanecen en una academia
o escuela policial, se limitan a aprender como manejar su arma o su palo “de
reglamento”; poco les importa reflexionar sobre lo que hacen, cuando las
ordenes vienen “desde arriba”, En esto se asemejan a los robots que actúan de
acuerdo a como han sido programados y siempre están atentos a que el “dedo
invisible” (o sea el dedo del general, director o del Presidente) presione el
botón”, por decirlo de alguna manera; es decir, siempre están listos o prestos
a las órdenes, que de pronto pueden ser así: ¡Maten y ellos matan!, no importa a quien,
siempre y cuando sea del grupo de los “revoltosos” o “agitadores”, como ellos
lo llama a los que protestan; ¡repriman y ellos reprimen!, ¡detengan y ellos
detienen!, ¡pateen las ollas comunes y ellos patean! Pero aún así, el pueblo
debe entender que el problema no es con ellos, no es con los subalternos, el
problema es con quienes dan las órdenes, es decir con los de arriba.
Ellos, los
policías, son “instrumentos” que son utilizados en contra de su propio pueblo,
incluso de su propia familia. Muchos de ellos no se dan cuenta de lo que hacen
y en contra de quien lo hacen puesto que su cerebro ha sido bien “lavado”,
precisamente para que tengan muy escasa conciencia de lo que hacen, salvo muy
pocas, honorables y saludables excepciones. Es por esta razón, también, que la
policía cada vez se aleja más de la población, está más desprestigiada. Ya no
existe más en el imaginario de la población la idea de que “la policía es el
amigo del pueblo”, o ese slogan que ellos mismos proclaman “el honor es su
divisa”; puesto que hoy la policía, de manera exagerada y descarada, ha sido
convertida en fiel sirviente de las empresas privadas: Bancos, Mineras,
telefónica, centros comerciales, cajas, mutuales y de guardaespaldas de
políticos, poderosos, congresistas,
ministros, funcionarios públicos de alto rango, etc. etc. etc. De tal
manera que para la protección del poblador común o de a pie, ya no existen policías. ¿Hasta cuando
el pueblo soportará este vergonzoso atropello de los gobernantes? No se sabe,
tal vez hasta que abra los ojos y aprenda, arrancar, exigir o conquistar sus
derechos.
Escrito: 16 de marzo del 2013
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