viernes, 15 de marzo de 2013

El G8 y el acaparamiento de tierras en África

Adrienne Gnandé vende arroz en el bullicioso mercado de Gouro en Abidjan, el centro comercial de Costa de Marfil. El arroz que vende viene del occidente del país, donde ella misma trabaja como agricultora. "Este arroz es 'hecho en Costa de Marfil', es más barato y más sabroso", le dice a la gente que pasa caminando al lado de su puesto de venta en el mercado.

La competencia de productos importados a bajo precio determina que los márgenes de ganancia para los cultivadores de arroz y los pequeños comerciantes de Costa de Marfil como Gnandé sean bastante estrechos. A mediados de la década de 1970 el país era autosuficiente en arroz, pero cediendo a las presiones de los donantes internacionales la empresa nacional de arroz fue privatizada, se desmanteló el sistema de apoyo público a la producción y el mercado se abrió a las importaciones. Veinte años después, dos terceras partes del arroz consumido en Costa de Marfil venía de Asia.

Estas importaciones les reportaron enormes ganancias al puñado de empresas internacionales comercializadoras de granos y poderosos empresarios locales que controlan el mercado. Pero han sido letales para la producción local. Sólo es gracias al trabajo duro y el ingenio de los campesinos y pequeños comerciantes del país que la producción local de arroz sigue con vida.
Hoy la situación está cambiando. Los precios internacionales del arroz se dispararon en 2008 y desde entonces no han vuelto a bajar a los niveles previos. El arroz marfileño cuesta ahora 15% menos que el importado y la demanda crece a la par que la producción y las ventas. Las mujeres comerciantes de arroz crearon recientemente varias cooperativas y han creado incluso algunas marcas locales de arroz.

Esto no les ha pasado desapercibido a las grandes empresas comercializadoras de arroz. El mismo conjunto de gobiernos, donantes y compañías que destruyeron el sector nacional de producción de arroz en Costa de Marfil está ahora conspirando para apropiárselo y quedarse con sus beneficios a lo largo de toda la cadena, desde el campo hasta el mercado.

Nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria y el Control Empresarial

Los detalles de este plan aparecen consignados en el acuerdo que firmó el gobierno de Costa de Marfil en 2012 con los países del G8 representados por la UE y un grupo de empresas nacionales y multinacionales involucradas en el comercio del arroz. Conocido como un Marco de Cooperación, el acuerdo es parte de la Nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, que es una asociación entre el G8, varios gobiernos africanos, empresas transnacionales y algunas empresas nacionales.

Según ese Marco de Cooperación, Costa de Marfil promete reformar sus leyes de tierras y modificar otras políticas para facilitar así la inversión privada en la agricultura. A cambio, obtiene cientos de millones de dólares en asistencia de los donantes, y promesas de inversiones de ocho empresas extranjeras y sus socios locales que pretenden invertir casi 800 millones de dólares en el desarrollo de enormes plantaciones de arroz (ver Tabla 1).

Una de estas empresas, el Grupo Mimran de Francia, aspira hacerse inicialmente de 60 mil hectáreas y planea ampliar eventualmente sus inversiones a 182.000 hectáreas. Se dice asimismo que la empresa argelina Cevital pretende hacerse de 300 mil hectáreas. El 31 de enero de 2013, el Director Ejecutivo de Louis Dreyfus, la empresa francesa comercializadora de granos que es a su vez la mayor importadora de arroz en Costa de Marfil, firmó un acuerdo con el Ministerio de Agricultura marfileño que le da acceso a entre 100 mil y 200 mil hectáreas para la producción de arroz. Estos tres proyectos desplazarán a decenas de miles de campesinos cultivadores de arroz y privarán de sus medios de sustento a miles de pequeños comerciantes —justamente los sectores de la población que serán según el G8 los "principales beneficiarios" de su Nueva Alianza.

Tabla 1 – Inversión privada en arroz según el Marco de Cooperación firmado por Costa de Marfil con el G8.
Empresa
Monto de la inversión
Superficie implicada
Olam (Singapur)
50 millones de dólares
Desconocida
Louis Dreyfus (Francia)/SDTM (Costa de Marfil / Líbano)
60 millones de dólares*
100 mil-200 mil ha
Gropo Mimran (Francia)
230 millones de dólares
182 mil ha
Cevital (Argelia)
150 millones de dólares
300 mil ha
Grupo CIC (Suiza)
30 millones de dólares
Desconocida
Export Trading Group (Singapur)
38 millones de dólares
Desconocida
Grupo Novel (Suiza)
95 millones de dólares
15 mil ha
Sud Industries SA
150 millones de dólares
Desconocida

Con sabor a ajuste estructural

La Nueva Alianza es la segunda etapa de la respuesta coordinada del G8 ante la crisis alimentaria mundial. La primera fue la 'Iniciativa de L'Aquila sobre la Seguridad Alimentaria Mundial' que lanzaron los líderes del G8 en 2009, según la cual se comprometieron a movilizar 22 mil millones de dólares de financiamiento de los donantes para apoyar planes nacionales agropecuarios en países en desarrollo.

En ambos casos es el gobierno de Estados Unidos quien ha llevado la iniciativa.
"La iniciativa L'Aquila era más que solamente un asunto de dinero", dijo el asesor adjunto del consejo de seguridad nacional para asuntos económicos internacionales de Estados Unidos, Mike Froman. "En el marco de dicha iniciativa, los líderes acordaron respaldar con su dinero los planes nacionales que habían sido formulados y que asumían como propios los países en desarrollo mismos".

En el caso de África, los fondos del G8 se deberían adjudicar de acuerdo a los lineamientos de los planes nacionales agropecuarios de cada país desarrollados a través del Programa General de Desarrollo de la Agricultura en África (CAADP, por su sigla en inglés) de la Unión Africana.

La Nueva Alianza, que ejecuta los compromisos de la Iniciativa L'Aquila en materia de financiamiento supuestamente hará lo mismo: asegurar que los donantes asignen sus fondos en consonancia con los lineamientos consignados en los planes nacionales del CAADP. Pero eso no es lo que está ocurriendo.

El G8 firmó Marcos de Cooperación con seis países desde que se presentó la Nueva Alianza en mayo de 2012: Burkina Faso, Costa de Marfil, Etiopía, Ghana, Mozambique y Tanzania. Los Marcos incluyen un conjunto de unas 15 medidas diferentes en materia de políticas, que cada uno de esos gobiernos africanos se compromete a ejecutar en plazos claramente definidos.

Pero sólo algunas pocas de estas medidas se encuentran en los planes del CAADP que estos países elaboraron a través de procesos de consulta nacionales. Los planes nacionales agropecuarios son documentos extensos que abarcan una amplia gama de temas, a diferencia de los Marcos que se enfocan solamente en un pequeño número de medidas cuyo objetivo casi exclusivo es aumentar la inversión empresarial en tierras agrícolas y los mercados de insumos (ver Anexo).
"
El acceso a la tierra es una prioridad
para Cargill y otras empresas del agronegocio
que tienen la mira puesta en África."

¿Cuál es entonces el origen de esas medidas específicas y los compromisos políticos correspondientes? "Los compromisos en materia de políticas incluidos en los Marcos de Cooperación se identificaron a través de un proceso de consulta entre los respectivos gobiernos africanos y el sector privado", dijo USAID en respuesta por escrito a GRAIN.
La Asociación para el Crecimiento de África del Foro Económico Mundial está facilitando tales consultas a puerta cerrada entre funcionarios gubernamentales africanos y ejecutivos de las empresas. El mandato de la Asociación es reunir a los ejecutivos de empresas como Monsanto y Yara con los gobiernos africanos para traducir los planes nacionales agropecuarios del CCAADP en "mayores flujos de inversión privada".

El G8 le encomendó a la Asociación que identifique las inversiones privadas que se incluyen en los Marcos de Cooperación. Muchas de esas inversiones y de los compromisos asumidos por los gobiernos en materia de políticas contemplados en los Marcos ponen la mira en las áreas geográficas específicas hacia las cuales la Asociación está encauzando las inversiones en tierras de cultivo, tales como el Corredor Meridional de Crecimiento Agrícola en Tanzania y el Polo de Crecimiento de Bagré para la inversión privada en Burkina Faso.

La participación del G8 apuntala la lista de deseos redactada a puertas cerradas por los miembros de la Asociación para el Crecimiento de África y dichos gobiernos africanos, porque condiciona el financiamiento de los donantes a la ejecución de las medidas y el cumplimiento de los compromisos. El "desempeño" de los gobiernos africanos en la implementación de las medidas de política a las que se comprometieron en los Marcos de Cooperación será revisado periódicamente por un Consejo Directivo conjunto del G8 y la Asociación para el Crecimiento de África que USAID describe como un "mecanismo de rendición de cuentas de alto nivel para impulsar la implementación".

En la víspera de la cumbre de líderes del G8 en 2012, el Presidente Honorario de la Red de Organizaciones Campesinas y de Productores Agrícolas del África Occidental (ROPPA, por su sigla en francés) Mamadou Cissokho le envió una carta al Presidente de la Unión Africana en nombre de las redes de la sociedad civil y las organizaciones de agricultores del África expresando sus inquietudes sobre cómo el G8 estaba dictando la política agropecuaria africana.

"En momentos en que el Presidente de Estados Unidos, actuando de buena fe, estoy seguro, decidió organizar un Simposio sobre Seguridad Alimentaria en Washington el 18 y 19 de mayo de 2012, en vísperas de la reunión del G8 en Camp David, me dirijo a usted, Presidente de la Unión Africana en ejercicio, y a través de usted a todos los Jefes de Estado africanos, para preguntarle qué le hace pensar que la seguridad y soberanía alimentaria de África se podría lograr mediante cooperación internacional, por fuera de los lineamientos de políticas marco formulados de manera incluyente con los campesinos y productores del continente...
El G8 y el G20 de ninguna manera pueden considerarse como lugares apropiados para tomar tales decisiones".

Directo al grano

Uno de los socios corporativos principales de la Nueva Alianza del G8 es Cargill, la empresa estadounidense que es la mayor comercializadora de granos del mundo. En una entrevista inusual, Paul Conway, el vice presidente de esta empresa familiar multinacional le dijo a Al Jazeera que para resolver la crisis mundial alimentaria actual es clave "aprovechar mejor la tierra en África, y un elemento central para lograrlo es mejorar los derechos de propiedad".



El acceso a la tierra es una prioridad para Cargill y otras empresas del agronegocio que tienen la mira puesta en África. Ese es el motivo por el cual ese componente ocupa un lugar tan destacado en los Marcos de Cooperación de la Nueva Alianza del G8.
Cada Marco de Cooperación contiene un conjunto de medidas y compromisos asumidos por los gobiernos africanos, diseñados para facilitarles a las empresas identificar, negociar y adquirir tierras en zonas agrícolas clave del continente. Ghana creará una base de datos de tierras adecuadas para los inversionistas, simplificará los procedimientos para adquirir tierras y establecerá para el 2015 un modelo piloto de contratos de arrendamiento de 5 mil hectáreas. Tanzania hará un mapeo de las tierras del distrito de Kilombero, fértiles y densamente pobladas, para facilitarles a los inversionistas extranjeros la búsqueda y adquisición de las tierras que sean de su preferencia. Burkina Faso promete acelerar una política de reasentamiento y Mozambique se compromete a formular y aprobar "reglamentaciones y procedimientos de autorización que les permitan a las comunidades asociarse [con inversionistas] mediante contratos de arrendamiento o sub-arrendamiento [de tierras] (cessao de exploração)" muy polémicos, antes de junio de 2013.
Etiopía, por su parte, brindará protección a las inversiones en cultivos comerciales y establecerá un servicio de 'ventanilla única' para facilitarles a los inversionistas la adquisición de tierras. El gobierno de Etiopía ya les adjudicó a los inversionistas empresariales más de tres millones de hectáreas de tierras en el marco de un plan de desarrollo agropecuario que ha estado asociado a graves violaciones de derechos humanos. Su Marco de Cooperación con el G8 sólo incluye tres indicadores de cumplimiento de sus compromisos en materia de políticas: "mejor calificación en el Índice de facilidad para hacer negocios", "montos mayores de nueva inversión privada en el sector agrícola" e "incremento porcentual de la inversión privada en la producción y venta comercial de semillas".
"En los cinco años que han transcurrido desde el inicio de la crisis alimentaria mundial, se han registrado cientos de conflictos, algunos de ellos violentos, entre las comunidades campesinas marginadas y poderosas empresas extranjeras, por el acceso a las tierras."
El Marco firmado por Etiopia no incluye ningún tipo de compromisos y políticas de protección para los agricultores campesinos y los pastores trashumantes frente al número creciente de acaparamientos de tierras que se está registrando —como tampoco lo hace ninguno de los Marcos de Cooperación firmados por los otros países involucrados.
En su lugar, la Nueva Alianza promueve un enfoque voluntario de la reglamentación de las inversiones empresariales en tierras que ella fomenta. En el texto de cada Marco, los socios de la Nueva Alianza reafirman sus "intenciones" de "tener en cuenta" tanto las 'Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques' como los 'Principios para la inversión agrícola responsable' (PIAR).
Establecidos por iniciativa del Banco Mundial en 2009, los PIAR son rechazados enérgicamente por las organizaciones de la sociedad civil porque legitiman el acaparamiento de tierras. Y aunque el G8 y el G20 adhirieron a esos principios, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la FAO se ha negado a aceptarlos.
Las Directrices voluntarias, por contraste, fueron adoptadas por el CSA en mayo de 2012 tras un proceso de consultas de abajo hacia arriba que insumió tres años, y se las aplaude por hacer énfasis en los derechos y necesidades de las mujeres, los pueblos indígenas y los pobres. La eficacia de estas directrices dependerá enteramente de cómo se las aplique, y esto es actualmente motivo de disputas enconadas. Los movimientos sociales y las ONG que participan en el CSA aspiran a que las Directrices voluntarias se traduzcan en leyes nacionales vinculantes; las empresas quieren que sigan siendo voluntarias.
La Nueva Alianza se presenta como un programa de implementación tanto de las Directrices voluntarias como de los PIAR. Ambos serán aplicados mediante 'programas piloto de implementación' que los socios de la Nueva Alianza —es decir, los mismos agentes que están incurriendo en acaparamiento de tierras (gobiernos y empresas)-- se comprometen a ejecutar conjuntamente en el marco de cada Marco de Cooperación.
Es así que Louis Dreyfus "tendrá en cuenta" las Directrices voluntarias y los PIAR al apoderarse de 100 mil a 200 mil hectáreas de tierras en Costa de Marfil para producir arroz. Lo mismo hará la empresa comercializadora japonesa Itochu mientras trabaja con el gobierno del Japón y empresas agrícolas brasileñas para establecer grandes plantaciones de soja y maíz en el norte de Mozambique. Estos 'programas piloto' servirán de modelo sobre cómo transferirles responsablemente a las empresas el control de las tierras africanas de cultivo.
En la próxima reunión del G8 a celebrarse en junio de 2013 en el Reino Unido, los gobiernos anfitrión y alemán presentarán una propuesta para "mejorar el desempeño de las adquisiciones de tierras a gran escala". Esta 'Iniciativa mundial de transparencia en la tenencia de la tierra' (Global Land Transparency Initiative) obligaría a los países miembros del G8, "las empresas del G8" y los gobiernos de los países en desarrollo a comprometerse a "divulgar una serie de informaciones mínimas sobre las adquisiciones de tierras a gran escala (por ejemplo la personería jurídica de los inversionistas, el uso que se le pretende dar a las tierras, y sobre procesos de consulta e indemnizaciones pagadas a las comunidades afectadas)".
También estimularán la participación de otros países que no forman parte del G8, y eso significa que probablemente amplíen su propuesta al G20. El Reino Unido y Alemania presentarán su Iniciativa como un componente 'central' del respaldo del G8 a la implementación de las Directrices voluntarias.
Que el G8 rinda cuentas
En los cinco años que han transcurrido desde el inicio de la crisis alimentaria mundial, cuando los inversionistas empezaron a enfocar su atención en las tierras de cultivo africanas, se han registrado cientos de conflictos, algunos de ellos violentos, entre las comunidades campesinas marginadas y poderosas empresas extranjeras, por el acceso a las tierras y el agua de África para la agricultura.
Al usar su influencia como donantes para presionar a los gobiernos africanos a que promulguen políticas que le facilitan a las empresas transnacionales adquirir tierras en África, los gobiernos del G8 están tomando partido en esos conflictos y contribuyen directamente al desplazamiento de campesinos y pastores trashumantes para darle paso a empresas extranjeras del agronegocio.
Fuente: http://www.grain.org/article/entries/4666-el-g8-y-el-acaparamiento-de-tierras-en-africa

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