osé Carlos Rodríguez, asesor de la ONU en la República Centroafricana, denuncia que los golpistas han «saqueado, violado y matado» allí por donde han pasado. «Fuera de la capital, el Estado no existe», lamenta
José Carlos Rodríguez Soto lleva casi 30 años en África.
Llegó a Uganda en 1984, como misionero. Estuvo allí hasta 2008. Más
tarde ejerció como cooperante en la República Democrática del Congo y
desde mayo de 2012 trabaja para la ONU en Obo, al este de la República Centroafricana,
como consultor sobre la guerrilla ugandesa del Ejército de Resistencia
del Señor, de Joseph Kony. Habla con ABC ya en Madrid, tras haber
logrado salir el sábado de la capital, Bangui —en la que se encontraba
desde enero—, horas antes de la entrada de los rebeldes del Seleka.
- ¿En que situación dejó el país el pasado sábado?
El viernes fui a la oficina y mi jefe me dijo: «Sal de la
casa donde estás porque los rebeldes pueden entrar en cualquier
momento». Me impresionó la desbandada general, gente corriendo en todas
direcciones, taxis con hasta ocho personas... Nos llevaron a un hotel, a
la espera de ser evacuados. Al día siguiente, yo dudaba si esperar o ir
directamente al aeropuerto. Me arriesgué, cogí un coche y llegué al que
posiblemente fue el último vuelo comercial.
- ¿Cuántos españoles residen en la RCA? ¿Qué sabe de sus compañeros de trabajo?
Seremos unos 14 españoles en el país. Uno de ellos, un
sacerdote de Burgos que es párroco en Mongoumbá (a unos 150 kilómetros
al sur de la capital), fue retenido el sábado junto a una veintena de
cooperantes italianos por soldados leales al despuesto presidente
Bozizé. Les dejaron ir a dormir a la parroquia, pero se quedaron sus
pasaportes para impedir que cruzasen la frontera. Mis compañeros de
Naciones Unidas llevan dos noches sin poder lavarse, durmiendo en el
suelo, en la oficina, de la que aún no han podido salir.
- ¿Cuáles son los acuerdos que, según los rebeldes, ha incumplido Bozizé? ¿Qué reivindican?
Los acuerdos de paz firmados en enero se cerraron en tres
días. Fueron algo ficticio; negociar algo así lleva meses. Pedían la
liberación de presos, que fuesen integrados en el Ejército, recibir
dinero del gobierno, etc. La alianza rebelde la forman cuatro grupos y
en ella hay bastantes combatientes sudaneses y chadianos. No es un grupo
homogéneo y se teme que se produzcan luchas de poder dentro del mismo.
El problema es que, en cuanto sales de Bangui, el Estado no existe. No
hay carreteras, ni centros de salud, ni seguridad. El Ejército de
Resistencia del Señor hace lo que le da la gana en el este del país. A
muchachos que nunca han ido a la escuela les das un kalashnikov y 200
dólares y se alistan.
- ¿Por qué no actuaron las fuerzas de paz africanas?
Se sospecha que el Gobierno chadiano, que aporta militares a
ese cuerpo multinacional, se habría hartado de Bozizé y estaría
apoyando al Seleka. Solo las tropas sudafricanas y la Guardia
Presidencial opusieron resistencia al avance rebelde.
- ¿Debe intervenir la comunidad internacional?
El papel de Francia ha sido vergonzoso. En Malí sí actúan,
pero aquí no. Quizás no quieran tener dos frentes abiertos en África,
pero si hubieran querido, lo habrían podido solucionar. También es
necesario que se impliquen más los países del África Central.
-
El autoproclamado nuevo presidente, el rebelde Michel Djotodia, prevé
celebrar elecciones en tres años, según lo previsto. ¿Cree que aguantará
todo ese tiempo?
La gente allí, en general, es bastante pacífica. Cristianos
y musulmanes han convivido sin problemas durante generaciones. Pero en
los últimos meses, se ha empezado a identificar al Seleka con lo
musulmán. La radio oficial ha hecho mucha propaganda contra los
musulmanes. Y en diciembre, el Gobierno repartió miles de machetes entre
sus seguidores. A Bozizé nadie lo va a echar de menos: no ha hecho nada
por el país, salvo enriquecerse. Pero los rebeldes solo han traído más
miseria a los territorios que han ocupado, destruyendo todo lo que
encontraban y atacando incluso a las ONGs, violando, matando y
saqueando. Hay miedo a que sigan haciendo lo mismo.
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